martes, 1 de julio de 2014

Los inicios del arte

Desde la Prehistoria hasta nuestros días, el arte ha constituido una forma de expresión esencial del ser humano. Así pues, nos ocuparemos del estudio de las primeras manifestaciones artísticas que aparecen en la Prehistoria y de cómo estas irán dando lugar a formas más complejas y sofisticadas, para acabar sentando las bases del desarrollo de la Historia del Arte que llega hasta nuestros días. Los orígenes de la obra de arte se sitúan en torno a dos elementos cohesionadores: la religión y la muerte. Las pinturas rupestres son interpretadas por la mayoría de los autores como un rito de carácter mágico, las pirámides egipcias son colosales enterramientos, tras los que se encierra la voluntad de trascender y los zigurats mesopotámicos son torres escalonadas que aproximan al hombre al cielo (recuérdese el mito de Babel).


En resumen, el arte, en sus primeros momentos, representa una clara intención de unir al ser humano con lo sobrenatural o trascendente.

 
Pectoral con forma de escarabajo alado. Museo Egipcio. El Cairo


LA PREHISTORIA

1. EL ARTE PREHISTÓRICO


De la Prehistoria se conserva tan sólo una mínima parte de los objetos y de las expresiones que probablemente se realizaron. Antes que manifestaciones materiales, historiadores etnólogos y antropólogos coinciden en afirmar que debieron existir otras formas de expresión como la música, la danza, la pintura sobre el propio cuerpo, incluso los dibujos o transformaciones de materiales como la madera, la piel o determinados tipos de huesos que resisten mal el paso del tiempo y que, por lo tanto, no han llegado hasta nosotros.

Durante el Paleolítico Medio y su transición al Superior el hombre, nómada y depredador, recoge objetos que, por su singularidad o belleza, le llaman la atención y los coloca junto a sus muertos en los enterramientos. Esto implica ya un cierto sentido estético y una capacidad para experimentar sensaciones ante objetos dotados de unas cualidades estéticas particulares. En el Paleolítico Superior ya es posible hablar de expresiones artísticas. Durante este momento el hombre realiza pequeñas esculturas, grabados y las primeras pinturas rupestres.

Bisonte con la cabeza vuelta hacia atrás. Museo de Saint-Germain-en-Laye. La Madeleine. Dordogne

En el Neolítico se producen profundos cambios entre los que sobresale por su importancia, la creación de la arquitectura, consecuencia lógica del asentamiento permanente de los grupos humanos, es decir, de aquello que denominamos sedentarismo.

Como se puede ver, desde nuestros más remotos orígenes, el arte ha sido compañero inseparable en nuestras ya muchas singladuras por el mar de los tiempos.

2. EL PALEOLÍTICO

2.1. El arte mueble

En el Paleolítico Superior se desarrollaron las primeras muestras del arte mueble, englobando éste todas aquellas manifestaciones artísticas de adorno o de carácter votivo que se pueden transportar de un lugar a otro. Este tipo de objetos se han hallado integrados en niveles arqueológicos, tanto en lugares de habitación como en enterramientos. Los materiales utilizados son muy diversos: hueso, asta, marfil procedente de las defensas de elefantes, dientes de animales, arcilla modelada, piedras, conchas, etc. Las técnicas con que se trabajaban son muy diversas. En ocasiones se emplea el grabado, en otras se recurre a la pintura (lamentablemente se conservan pocos restos y en bastante mal estado), se modela cuando se trata de arcilla o bien se emplea la técnica del relieve.

Los temas que aparecen son generalmente animales, representados con un profundo sentido naturalista (caballo, bisonte, reno, cabra, ciervo, felinos, pájaros, mamuts, rinocerontes, etc), la figura y signos cuyo significado aún hoy son objeto de estudio por parte de los especialistas.

Los ejemplos más interesantes del arte mueble del Paleolítico los encontramos en las llamadas Venus. Se trata de pequeñas esculturas que representan mujeres desnudas o semidesnudas de exagerados órganos sexuales. En ellas, el común denominador es el intento por destacar su obesidad y su sexualidad, mientras que el rostro carece de interés. Son de forma romboidal y su tamaño oscila entre los cinco y los veinticinco centímetros de altura. Estas pequeñas figuras femeninas simbolizan el destacado papel que desempeña la mujer en las sociedades paleolíticas y aluden, en concreto, a la importancia de la fertilidad. Las más importantes son la de Laussel (Francia) y, especialmente, la de Willenforf (Austria).

Venus de Laussel. Museo de Aquitania. Burdeos

2.2. El arte rupestre

El arte rupestre es aquel que ha sido creado por el artista para decorar las paredes y techos de cuevas y abrigos y que no es susceptible de ser transportado, característica ésta que lo diferencia del arte mueble.

Las técnicas empleadas son múltiples, entre ellas: el grabado, el bajorrelieve o la aerografía (técnica que consiste en poner la pintura diluida en la boca y escupirla a través de una caña sobre la superficie que se va a pintar). En otras ocasiones, se aplica la pintura disuelta con un "pincel" o con los dedos o se coloca la mano y se pinta alrededor dejando la silueta dejando la silueta de la misma o bien se pinta directamente en seco empleando para ello trozos de óxido de hierro o de carbón.

Los colores básicos son el rojo, el ocre y el negro, de los que se obtenían diferentes tonalidades dependiendo de la concentración. Las figuras son polícromas, es decir, se empleaban diversos colores.

Ciervos de Lascaux

Los temas son muy similares a los de la escultura: aparece una gran variedad de animales y algunas escenas de caza. Durante mucho tiempo se ha creído que se representaban estas escenas como parte de un rito mágico que servía para atraer a las presas. Sólo en contadas ocasiones encontramos figuraciones humanas muy esquemáticas, o bien sintéticas, es decir, se reproduce una parte del cuerpo como alusión a la totalidad. Estamos especialmente en el caso de las representaciones animalísticas, ante una pintura naturalista que se propone reflejar con la mayor fidelidad posible la realidad.

Vista general del interior de Lascaux

Segundo "caballo chino". Lascaux

En la zona franco-cantábrica se encuentra el mayor número de pinturas rupestres paleolíticas existentes. La cueva de Altamira fue la primera en descubrirse (1868) y se la ha considerado una verdadera obra maestra -Dechelette la llegó a denominar "Capilla Sixtina del arte cuaternario"-. La cueva de las pinturas se puede dividir en cuatro partes: la sala de entrada o Sala de los Polícromos, la parte intermedia de recorrido en zig-zag y, por último, el corredor final. En ocasiones se han aprovechado las zonas naturales de las rocas como método para sugerir el volumen, un recurso muy ingenioso que se seguirá empleando en otros momentos de la Historia del Arte.

Bisonte de las cuevas de Altamira. Cantabria

La cueva de Altamira
En Santillana del Mar, Cantabria, se halló la cueva de Altamira, magníficamente decorada con pinturas realizadas de un modo escalonado durante el período magdaleniense. De este conjunto destaca la llamada Sala de los Polícromos en la que predominan las representaciones animalisticas marcadas por el realismo (bisontes, ciervos, jabalíes y caballos).

3. EL MESOLÍTICO Y EL NEOLÍTICO

La evolución del género humano durante lo que se ha dado en llamar la "revolución Neolítica" hace que aparezcan nuevas formas de vida y, con ellas, nuevas necesidades que, en muchos casos, llevan aparejada la "exigencia" de nuevas maneras de expresión artística. la tierra ya no da lo que "quiere" sino lo que "se le pide" -agricultura-; la carne y las pieles no han ya de cazarse sino que se "cultivan" -ganadería- y lógicamente, esto conduce a una sedentarización y a tener que comenzar a construir el lugar en que se vive -aparece la arquitectura-. Se inventa la cerámica, se comienzan a utilizar los metales como el cobre o el hierro, la piedra pulida y no tallada, y se generaliza el culto a los muertos a los que se enterraba junto con importantes ajuares.

Los megalitos, término que significa "grandes piedras", surgen a finales del Neolítico, en la Edad de los Metales. Son construcciones pétreas de gran tamaño características del Neolítico y datadas hacia el V milenio a. C. Son inmensas piedras, casi sin desbastar, que se disponían de un modo más o menos armónico y que tenían, en general, un significado funerario. Los más antiguos se encuentran en la Bretaña frncesa, más tarde se extienden a diferentes países europeos. El menhir es una piedra erguida sobre la tierra. Cuando hay varios pueden aparecer en fila -alineamientos- o bien en círculo, llamados cromlechs (Stonehenge, Gran Bretaña) que se relacionan con algún tipo de culto solar. El dolmen ("mesa de piedra") es una gran piedra horizontal sostenida por varias piedras verticales. Una variante del dolmen es el de corredor que consta de una cámara funeraria y corredores de acceso (La cueva de Menga, Antequera).

Cromlech de Stonehenge. Salisbury

Las construcciones megalíticas más espectaculares se encuentran en los países Bálticos, en las islas Británicas, en los Países Bajos y en la península Ibérica. En las islas Baleares se han encontrado los talayots, parecidos a los nuraghe de Cerdeña (Italia). En España las construcciones neolíticas más representativas las encontramos en las islas Baleares: son las taulas con forma de mesa, los talayots, probables torres defensivas, y las navetas con forma de tronco de pirámide de base rectangular, cuya función exacta continúa siendo una incógnita para los prehistoriadores.

Taula. Menorca

La pintura rupestre mesolítica y neolítica está magníficamente representada en el área levantina de nuestro país con ejemplos como la Cueva de Valltorta (Castellón) de período mesolítico, y la de Cogull (Lleida) de periodo neolítico. Frente a la policromía de la pintura paleolítica, encontramos una marcada tendencia a la monocromia. Siguen siendo rupestres, pero en lugar de aparecer en el interior de las cuevas, las encontramos muy cerca del exterior, lo que ha dado pie a los historiadores para afirmar que podrían haber perdido el carácter mágico que las caracterizó en momentos anteriores. Las figuras son muy esquemáticas, poco naturalistas y casi geométricas y son frecuentes las escenas de grupo en las que se reflejan actividades de la vida cotidiana.

Stonehenge
Es uno de los testimonios más ricos que se conservan del Neolítico. Está formado por varios círculos de piedras en cuyo centro se ubicó una gran piedra en forma de paralepípedo que debió de ser un altar. Aún es un misterio la manera en que se transportaron las colosales piedras hasta este lugar y el verdadero significado de todo el conjunto. Algunos expertos han llegado a afirmar que se trataba de un observatorio desde el que se preveían los eclipses y se elaboraban calendarios.


EL ARTE EGIPCIO

1. ELEMENTOS ESENCIALES DE LA CULTURA EGIPCIA

El arte egipcio se encuentra condicionado por una serie de elementos que, asimismo, marcan las pautas de tan peculiar civilización:
  • La influencia del Nilo y el culto a la Naturaleza
El Nilo atraviesa las tierras de Egipto regándolas abundantemente en cada una de sus crecidas periódicas y permitiendo el desarrollo de la agricultura que constituye la base económica de este pueblo. La naturaleza es parte esencial del arte y la vida egipcia: inspira las formas de los elementos de la arquitectura ya que los capiteles imitan al papiro y al loto y las decoraciones murales recrean escenas de la vida agraria como la vendimia o la siega, temas que nos han permitido conocer qué tipo de instrumentos eran empleados para la realización de estas labores.

 
Vista del Nilo

  • La religión
Como en las civilizaciones griega y romana, el panteón egipcio se halla abundantemente poblado. Sus dioses se representan en la pintura como seres híbridos con cabeza de animal y cuerpo de hombre. Por otro lado, también está documentada la existencia de animales que eran considerados sagrados. Egipto cree en la vida más allá de la muerte, lo cual motiva el desarrollo de un arte fuertemente ligado a la religiosidad. Quizás sea excesivo afirmar que es un arte para la muerte pero, en gran medida, es así. Según los egipcios, el ser humano tenía varias almas pero la más importante de todas ellas era el Ka, que se fundía con los despojos vitales del cuerpo en que había morado, mientras que las otras se escapaban en el momento mismo del fallecimiento. Para evitar que se perdiese el Ka era absolutamente necesario que el cuerpo permaneciese intacto, por lo que se procedía a su momificación. Este rito era tremendamente costoso, de tal modo que sólo los personajes más importantes de la sociedad se lo podían permitir. Para albergar estos cuerpos momificados de los faraones y otros miembros de la familia real se construyen las mastabas y más tarde las pirámides, las cuales se llenan de todo tipo de objetos que el difunto necesitará en la vida de ulttratumba.

Uno de los momentos religiosos más relevantes dentro de la historia de esta cultura se produce en la dinastía XVIII, con la figura de Amenofis IV, también conocido como Akhenatón -nombre que adoptó al convertirse al monoteísmo y que significa "el que place al dios solar"- quien instauró en Egipto durante algún tiempo -pocos años- el monoteísmo (se rendía culto a una sola deidad: Amón) y dio lugar a formas artísticas más innovadoras, ricas y, sobre todo, especialmente originales, que se prolongan en el tiempo y finalizan en el reinado de su sucesor Tutankhamón, el cual muere prematuramente. La dinastía XVIII protagonizó una de las primeras herejías de la historia.

  
Tríada Osiriaca. Museo del Louvre. París

  • La organización social. El faraón
La estructura social es claramente piramidal, lo que permitió el desarrollo de las grandiosas obras de arte. La mano de obra estaba integrada por el pueblo al servicio del faraón, que se encontraba en la cúspide de la organización social. Es precisamente el faraón el artífice de la unificación del Alto y del Bajo Egipto (en la IV dinastía), en principio estaban separados, para crear un único imperio. El faraón es un ser divino como queda perfectamente reflejado en los relieves y pinturas.

Cronología del arte egipcio

El arte egipcio se puede dividir en varios momentos marcados por la situación histórica:
  • Período tinita: dinastías I y II (2955-2635 a. C.). Se denomina así porque se cree que la capital estaba establecida en This, próxima a Abydos.
  • Imperio Antiguo: dinastías III-VI (2635-2155 a. C.).
  • Imperio Medio: el momento de mayor agitación. Dinastías VII-XVII.
  • Imperio Nuevo: dinastías XVIII-XX (1554-1080 a. C.).
  • Bajo Imperio: dinastías XXI-XXXI (1080-332 a. C.). En este momento Egipto sufre la invasión griega y romana, lo que provocará serias transformaciones en el arte egipcio.
La momificación
En primer lugar, se extraían el cerebro y las principales vísceras: el corazón los pulmones, el estómago y los intestinos. Éstos se guardaban en cuatro recipientes llamados vasos canópicos colocados más tarde en un armario en la sala en que se ubicaba la momia. El cuerpo se rellenaba con serrín y se envolvía con cintas de lino. Se colocaban en su tumba diferentes joyas que constituían el ajuar del difunto.

LA ARQUITECTURA EGIPCIA

2.1. Características generales de la arquitectura

La arquitectura egipcia se caracteriza por dos aspectos esenciales: la utilización de la piedra bien escuadrada, es decir, cortada geométricamente gracias a los profundos conocimientos matemáticos de los que gozó Egipto y la realización de estructuras adinteladas, lo que da como resultado una arquitectura pétrea de líneas rectas y formas angulosas. En un principio se emplearon el adobe y la madera que se abandonaron más tarde para construir en piedra estructuras arquitectónicas colosales, que daban idea del increíble dominio y solidez del poder faraónico. Egipto desconoce tanto el arco como la bóveda. Las dos tipologías constructivas fundamentales son el templo y la tumba

Detalle del Templo de Ramsés III

Los pesados bloques de piedra con que se construían los templos requerían elemento sustentantes igualmente sólidos, es decir, monumentales columnas que podían llevar capiteles papiriformes (con forma de papiro), lotiformes (con forma de loto), hatoriformes (con la cabeza de la diosa Hathor), campaniformes, etc. Además de la función constructiva, las columnas asumen una función decorativa. Además de la función constructiva, las columnas constructivas asumen una función decorativa. En el fuste se representan en bajorrelieve escenas de carácter mitológico o bien textos jeroglíficos. Las columnas recrean los troncos de las palmeras que fueron empleados en origen para sustentar la cubierta de los primitivos edificios y que más tarde serán sustituidos por estos elementos pétreos. Con frecuencia, los elementos decorativos de que se sirve la arquitectura egipcia estaban inspirados en la naturaleza. Se recurre a formas vegetales como la flor de loto y de papiro, la palmera, el lirio, etc. y animales, muchos de los cuales formaban parte del elenco de deidades que veneraban los egipcios (el buitre, el escarabajo, etc.). Además encontraremos frecuentemente las cruces anilladas, símbolo de la vida eterna.

La arquitectura egipcia rebasa por completo la escala humana a diferencia de lo que va a suceder en Grecia o en Roma, empequeñeciendo la figura del hombre, haciéndole sentirse insignificante y aproximándose a lo sobrenatural que impregna cada una de las manifestaciones y aspectos del pensamiento egipcio.

Hator
Era la madre de Horus. En ocasiones se representa como una vaca. Cuando toma forma antropomórfica conserva los cuernos.

2.2. Principales manifestaciones arquitectónicas egipcias

Los primeros restos de la arquitectura que nos quedan son las mastabas, tumbas en forma de tronco de pirámide de planta rectangular. En su interior se disponía de una pequeña sala en la que se colocaban las ofrendas, una capilla y, bajo tierra, el lugar en que se encontraba la tumba propiamente dicha. Las mastabas se construyeron en torno al año 3000 a. C. para enterrar a los sacerdotes, nobles, y, por supuesto, faraones, los cuales comenzaron a considerarlas insuficientes y a demandar una estructura de mayor complejidad que los distinguiese de los grupos inferiores a ellos en la jerarquía social. Es así como surge la pirámide que se construye a lo largo de todo el Imperio Antiguo. La primera es la pirámide escalonada de Sakkara, mandada realizar por el faraón Zoser. Es el resultado de la superposición de mastabas gradualmente más pequeñas. El siguiente paso es el de las auténticas pirámides, en las que la superficie escalonada es sustituida por una lisa. Se conservan las conocidas como pirámides de Gizeh (de los faraones Keops, Kefrén y Micerinos). La más grande es la de Keops, de la IV dinastía. en el interior de todas ellas encontramos dos cámaras, una bajo tierra y la otra en el centro de la estructura pétrea. A estos espacios se accedía a través de estrechos corredores. Las dependencias se sellaban con gruesas lajas de piedra que trataban de impedir inútilmente que fuesen violadas, puesto que los ladrones lograban indefectiblemente entrar y saquear los lujosos ajuares que acompañaban a los difuntos. Una bella creación del arte egipcio, integrante del conjunto de Keops, es la esfinge de Gizeh realizada en una roca que debió de tener ya un cierto aspecto de león, aunque posteriormente se le dio una capa de yeso para que tomase la forma deseada. La cabeza estaba inspirada en la del faraón Kefrén y sirve para custodiar permanentemente la necrópolis.

Pirámide escalonada

En el Imperio Medio se concibe una nueva forma de enterramiento, los hipogeos, que son tumbas excavadas en la roca. Éstos solían constar de una o varias cámaras que se colocan en profundidad, unas a continuación de las otras. Finalmente los enterramientos se terminaron por excavar directamente en el suelo, perdiendo la magnificencia de las pirámides, de tal modo que era más difícil averiguar su ubicación y, por lo tanto, era más difícil que los ladrones pudiesen saquearlas. Así nace el Valle de los Reyes, conjunto en el que, tras la sencillez exterior, se ocultaban impresionantes ajuares funerarios.

Esfinge
Ser monstruoso con cabeza y pechos de mujer y con cuerpo y extremidades de león. Tiene un claro sentido defensivo.

He almacenado para vosotros toda clase de cosas buenas: dulces, carne, pasteles para alimentaros, perfumes variados para ungir vuestras cabezas cada diez días, vestidos para que estéis cubiertos todo el año, sandalias para que llevéis un buen calzado en los pies.
Estela del año VIII del reinado de Ramsés.

El templo en el mundo egipcio, lo mismo que sucederá en Grecia y en Roma, no es un espacio al que pueda acceder el pueblo, sino que es un lugar reservado a los sacerdotes y, por supuesto, al faraón. En los templos se repite el mismo esquema:
  • La avenida: paseo en el cual se colocaban las esfinges, seres fantásticos e híbridos como ya hemos visto al hablar de la esfinge de Gizeh. Estas imágenes vuelven a tener aquí una función defensiva puesto que eran las encargadas de custodiar la entrada del templo.
  • El obelisco: es un pilar aislado rematado por una pequeña pirámide y decorado con jeroglíficos.
  • Los pilonos: se trata de dos muros de forma trapezoidalque marcan el ingreso al templo, cuya superficie estaba decorada con relieves, en ocasiones alusivos a la figura del faraón, como sucede en el templo de Karnak. El pilono culmina en una moldura denominada gola.
Pilonos del Templo de Ramsés III
  • El patio: espacio construido con columnas. A partir de este punto se comienza a restringir el paso al interior del templo a medida que nos acercamos a la sala principal o cella.
  • Sala hipóstila: especie de "bosque" de columnas muy gruesas que sustentan la pesada cubierta de piedra, situadas muy próximas las unas a las otras para evitar que ésta se desplome, creando así un espacio un tanto asfixiante y angosto.
  • La cella: sala en la que reside la deidad. De menores dimensiones que las salas anteriores, en ella sólo podían entrar los sacerdotes y el faraón.
Los templos más interesantes que se conservan son el de Luxor, el de Horus en Edfú y el de Karnak, todos ellos realizados durante el Imperio Nuevo.

La reina Hatsepsut mandó construir un singular templo semiexcavado en el lugar en el que cinco siglos antes estuvo el de Mentuhotep. Se emplaza en una montaña de tal modo que se produce una absoluta simbiosis entre arquitectura y naturaleza. Se accede al interior a través de rampas. En este caso el templo cumple, además, una función funeraria. Este tipo de construcciones se denominan speos. De similares características es el de Abu Simbel custodiado por dos imágenes colosales del faraón Ramsés II.

Templo de la reina Hatpshepsut. Tebas

 
Templo de Ramsés II. Abu Simbel

Las últimas dinastías, especialmente la de los Ptolomeos, asumen las influencias del arte griego y romano que cristalizan en una disminución de las dimensiones de los templos que pierden el colosalismo de épocas anteriores. Los capiteles adquieren formas más ricas y plásticas. De este momento son las construcciones de Esna o de Philae (Quiosco de Trajano).

Quiosco de Philae. Assuan

3. LA ESCULTURA EGIPCIA

3.1. Características generales

Aunque se puede hablar de una evolución experimentada a lo largo de la historia de la escultura egipcia, existen unos rasgos que permanecen de un modo más o menos constante en su desarrollo:
  • Frontalismo: las imágenes están concebidas para ser vistas de frente y esto se aprecia también en la escultura de bulto redondo puesto que, en muchos casos, se trabaja solamente por la parte delantera quedando casi sin desbastar la sección posterior.
  • Estatismo: en la escultura egipcia se carece de recursos para representar el movimiento.
Tanto esta característica como la que hemos señalado anteriormente sirven para poner de manifiesto que la escultura, especialmente la exenta, que ha aparecido en las tumbas en la mayor parte de los casos, tenía la función de convertirse en soporte material del alma del difunto cuando faltase su propio cuerpo tras la muerte.
  • El tratamiento del cuerpo humano: se combinan la visión de frente y la de perfil. Esto hace que en los relieves y pinturas aparezcan representaciones del cuerpo humano muy forzadas.
La anatomía no se interpreta como un todo en el que las distintas partes se integran orgánica y proporcionadamente, sino que es una suma de las mismas. Tendremos que esperar a la llegada del arte griego para hablar de proporciones. Podríamos decir que el cuerpo humano parece concebirse como una conjunción de figuras geométricas.
El rostro carece de expresión alguna (hieratismo), el pelo se representa esquemáticamente y los brazos se disponen a lo largo del cuerpo reforzando la sensación global de estatismo.

Tríada de Mikerinos. Museo Egipcio. El Cairo

Aunque estos rasgos van a ir evolucionando durante el arte egipcio, permanecerán con bastante firmeza a lo largo de esta plástica.

Sólo en el período de Akhenatón, en la XVIII dinastía, la escultura va a alcanzar un naturalismo excepcional sin precedente alguno.

3.2. Las obras más significativas de la escultura egipcia

Las primeras manifestaciones escultóricas aparecen en las paletas decoradas con relieves que contenían ungüentos o sustancias para el embellecimiento personal. En algunas de ellas se narra de manera simbólica la unificación del Alto y del Bajo Egipto.

La más célebre de todas ellas es la de Narmer, así como cuchillos con el mango decorado como el de Gebel el Arak.

Cuchillo de Gebel el Arak. Museo del Louvre. París

Más tarde encontramos las primeras esculturas exentas, como los escribas sentados, entre los que destacan el del Louvre y el del Museo del Cairo. Son esculturas sedentes con las piernas cruzadas que sostienen en una mano el punzón con el que escriben y en la otra un rollo. Sus ojos de cristal brillan transmitiéndonos un halo de vida.

En ambos casos el cuerpo humano se interpreta como una unión de figuras geométricas, mientras que el rostro nos indica que estamos ante personajes plenamente conscientes de su función social. De este primer momento se conservan las esculturas de Ranofer, un importante aristócrata, del Enano Seneb en compañía de su mujer y sus dos hijos y el retrato sedente de Kefrén..

Ahora se inicia un género que tendrá una importante aceptación posterior, como son las pequeñas esculturas de personajes que realizan actividades de la vida cotidiana denominadas ushebits, un labrador con el azadón, una mujer haciendo cerveza, otra amasando el pan, el carnicero, etc.

Ushebits de Deir Bahari. Museo Arqueológico Nacional. Madrid

El relieve en Egipto desempeña un papel fundamental debido a su carácter divulgativo. Se apodera de la arquitectura recubriendo superficies enteras. Los temas que se representan son bastante variados: escenas de cacería protagonizadas por el faraón, expediciones enviadas al extranjero y otros asuntos de temática mitológica.

En el Imperio Medio se produce una cierta decadencia en el arte escultórico. En algunos casos el retrato se hace más realista, como en las figuras de Sesostris y Mentuhotep. Aparecen las estatuas-cubo talladas en piedras duras en las que el cuerpo humano se resuelve en un único bloque del que tan sólo se distinguen los pies y la cabeza. En la parte frontal se coloca un texto. Se realizaban de formas seriada. 

En el Imperio Nuevo la imagen del emperador experimenta una cierta idealización. El momento más esplendoroso de este período es el que se desarrolla durante el reinado de Akhenatón, en la XVIII dinastía. Se traslada la capital a un lugar apartado llamado Tell-el-Amarna, en el margen derecho del Nilo. Allí se implantó el monoteísmo, la creencia en el dios Atón, deidad que aparece simbolizada por un disco solar del que partían rayos terminados en manos que tocan benefactoramente a la familia real. El cuerpo humano se hizo más naturalista. Alejados de la idealización se llega a representar algunos defectos físicos del retratado (el vientre prominentemente hinchado del farón y la ceguera de algunos músicos que podemos ver en los relieves).

Los ushebits
Son figuritas que acompañaban al cuerpo del difunto para sustituir a éste en los trabajos domésticos del más allá (producción de pan, cerveza...).

De la misma manera también se detecta en el arte un importante cambio en la moda y en los gustos estéticos.

El busto de Nefertiti es una de las obras más conocidas de este momento, así como algunos retratos del faraóny de Tutankhamón o algunos relieves que plasman escenas de la vida cotidiana de la familia real.

Busto de Nefertiti. Museo de Egipto. Berlín

Máscara de oro de Tutankhamón. Museo Egipcio. El Cairo

Akhenatón con su familia realizando una ofrenda. Museo Egipcio. El Cairo

Este período finaliza con la muerte de Tutankhamón y el traslado de la capital a Tebas. A partir de aquí se inicia el período de los Ramésidas que llenaron las superficies de los templos con escenas que muestran su gran poder militar que enlaza con el colosalismo de las esculturas de Abu Simbel. En ella las cuatro figuras colosales del faraón entronizado están rodeadas por figuras de familiares, prisioneros, animales, inscripciones, símbolos, etc.

4. LA PINTURA

En cierto sentido considerando la perspectiva multiangular de un mismo personaje, los rasgos fugitivos captados en una síntesis incisiva, el papel preponderante del contorno subrayado por la línea roja o negra y el todo sometido a un contexto de estilización global (...) el espíritu del retrato egipcio está más cerca de nuestro gusto actual que los grandes períodos del retrato procedente del Renacimiento.
Galienne y Pierre Francastel 

La pintura es otra de las grandes manifestaciones del arte egipcio. Dentro de ella, la más notable será la pintura mural, pero  debemos señalar que también se policromaban los relieves y las esculturas de bulto redondo.

Las pinturas murales más interesantes son las que se realizaron durante el Imperio Nuevo, puesto que en los periodos anteriores apenas se le prestó atención, prefiriéndose el relieve. Servían para decorar las superficies de las tumbas en las que estaban enterrados los faraones, especialmente en el Valle de los Reyes, donde la simplicidad exterior se paliaba con riquísimos revestimientos en el interior. Los temas más frecuentes son los relacionados con la mitología, la vida del faraón, especialmente actividades de carácter bélico, de la vida cotidiana (las sirvientas dando un masaje con pomada a la señora), de las labores del campo (la siega, la vendimia, los pastores pasando revista al ganado delante del señor) -que nos hablan del profundo amor que Egipto siente por la naturaleza-, textos jeroglíficos y escenas de clara orientación funeraria (las plañideras en la barca que conduce el cuerpo del faraón hacia su destino, llorando, poniéndose ceniza y arañándose la cara). Son temas que permiten que el muerto permanezca eternamente en contacto con lo que fue su vida cotidiana.

Los colores son planos, carentes de gradación tonal alguna e intensos. Existe una cierta preferencia por los colores cálidos: el rojo y el amarillo. Las superficies aparecen perfectamente delimitadas por un dibujo muy preciso. Es muy curioso el modo en que se representa el cuerpo humano: el rostro de perfil y el ojo de frente, el torso de frente y las piernas y los brazos de perfil. Es decir, se combina la perspectiva de perfil con la de frente. En este sentido, el arte egipcio se anticipó en miles de años al Cubismo. Las figuras se yuxtaponen con su gran plenitud, apenas producen sensación de corporeidad. Existe en la pintura mural egipcia una carencia total de perspectiva, un desinterés absoluto por representar la tercera dimensión.

La pintura mural es, además, una manifestación artística de un valor incalculable por su carácter de documento histórico que nos permite conocer cómo fue la vida cortesana en el Egipto del Imperio Nuevo.

 
Banquete de la fiesta del valle. British Museum. Londres

Escenas de una tumba egipcia en la que se describe la rutina agrícola

Escenas de caza y agricultura. Tumba de Nakht. Tebas

5. LAS ARTES SUNTUARIAS

Seguramente nunca hasta ahora, en toda la historia de las excavaciones se han visto cosas tan maravillosas como las que hoy nos descubre la luz.
Howard Carter

Es muy apropiado hablar de suntuosidad para el arte egipcio por la riqueza de los materiales que se emplean: ricas maderas traídas de lugares lejanos -como el cedro que procedía del Líbano o el ciprés de Siria-, oro, lapislázuli, amatistas, granates o cristal de roca.

Estos objetos, además del valor puramente estético, cumplían la función, en la mayoría de los casos, de ser el ajuar que acompañaría a la momia del faraón. Por tanto, a la belleza se une la utilidad.

Uno de los conjuntos más ricos que se conservan en la actualidad es el del faraón Tutankhamón, perteneciente a la XVIII dinastía, en el Imperio Nuevo, que si bien hoy nos parece fastuoso, no debió de ser de los más importantes de su época. Allí se encontraron lechos, todos ellos bastante simples, un trono de madera revestido de oro decorado con una escena cotidiana realizada con pastas vítreas de diversos colores y piedras semipreciosas, carros, cajas de madera, los sarcófagos en los que se colocaba la momia del faraón y un armario para los vasos canópicos en los que se guardaban las vísceras.

El oro tiene un fuerte valor simbólico, puesto que se consideraba un material incorruptible del que estaban hechos los dioses y con el que se cree que se decoraban las puntas de los obeliscos y, posiblemente también, las de las pirámides.

Trono de Tutankhamón. Museo Egipcio. El Cairo


EL ARTE EN ASIA MENOR

1. SUMER Y AKKAD

1.1. Período Sumerio y Neosumerio

En un momento que los historiadores no han llegado a establecer con precisión los sumerios entran en Mesopotamia y se establecen en el lugar donde residía una evolucionada civilización con la que se van a fusionar.

Arquitectura: no dispondrán de piedra como habíamos visto en Egipto, por lo que habrán de recurrir a aquello que tienen más cerca y en mayor cantidad: el barro. Con este material realizan pequeñas piezas en forma de cuña que, debido a sus dimensiones, no se disponen de forma adintelada sino radialmente, naciendo de este modo el arco y, por extensión, la bóveda.

Las primeras construcciones que se realizan con barro son los conjuntos templarios, gobernados por la figura del monarca-sacerdote. Muchos de estos templos debieron de estar rodeados por una muralla en cuyo interior se elevaba sobre una plataforma el templo propiamente dicho.

Algo más tarde aparecen los zigurats o torres escalonadas que consistían en un grueso núcleo macizo de planta cuadrada o rectangular con paredes en talud, sobre las que se elevaban terrazas sucesivamente más pequeñas, a las que se accedía mediante rampas. Todo el conjunto estaba culminado por una "capilla". El mejor conservado es el zigurat de Ur (2100 a. C.). Tanto en las pirámides como en los zigurats existe una tendencia manifiesta a la verticalidad en un intento quizás por comunicarse con la divinidad.

Escultura: de un primer momento se conservan mazas, vasos, placas decoradas con relieves y algunas esculturas exentas.
Las placas, muchas de ellas con un orificio en medio para poder ser adosadas a las paredes de los templos, están decoradas con escenas religiosas (Placa de Ur-nanshe) o bélicas (Estela de los buitres), estas últimas realizadas con la finalidad de amedrentar a quien las observase.
Las esculturas exentas son de pequeño tamaño y canon corto. Se emplea tanto la piedra como el metal y se representan orantes de grandes ojos sobre basamentos o bien figuras sentadas con las manos sobre el pecho en señal de oración, con el torso desnudo y la parte inferior del cuerpo cubierta con un faldón realizado con vellones de lana, característico de la indumentaria sumeria.

El intendente Ebih-il. Museo del Louvre. París

En el período Neosumerio se repetirá insistentemente la imagen de Gudea de Lagash, realizada en piedras duras. El monarca aparece vestido con una toga, un bonete y con las manos juntas sobre el pecho. Este personaje irradia una placidez y dulzura de la que van a carecer los monarcas asirios.

Pequeño Gudea sentado. Museo del Louvre. París

Se siguen realizando estelas, como la de Ur-Namumu, encontrada en el recinto del zigurat de Ur. Está decorada por los dos lados con escenas en las que el monarca aparece con toda su majestuosidad sometiendo al enemigo y siendo exaltado como constructor.

De esta época es el estandarte de Ur, que actualmente se encuentra en el Museo Británico de Londres. Está realizado con láminas muy finas de conchas de moluscos, lapislázuli y marfil. En él se narran, en tres registros diferentes, escenas bélicas. En el friso inferior, los soldados armados en carros pisotean al enemigo, en el medio los soldados marchan a la guerra y, en el superior, los soldados son llevados ante el monarca.

 
Estandarte de Ur. British Museum. Londres

En una cuidad al este de Bagdad se conserva un zigurat, el de Dur Kurigakzu. Actualmente de él sólo nos queda un montículo de 57 metros de altura. El núcleo del mismo está constituido por ladrillos no cocidos, mientras que el revestimiento es de ladrillos cocidos que los ladrones comenzaron a retirar, lo cual provocó el desmoronamiento de toda la estructura.

1.2. Período Acadio

Entre el período sumerio y neosumerio se produce el desarrollo del pueblo acadio, que ocupó la hegemonía en Mesopotamia, cuya capital se situó en Akkadé, donde reinaron, entre otros, Sargón y Naram-Sim, su nieto.

Los acadios, de origen semita, son más sanguinarios y violentos, lo que conlleva que la mayoría de sus manifestaciones artísticas estén dotadas de un profundo sentido bélico. A este aspecto hay que sumar mejoras de tipo técnico, especialmente dentro del campo de la estatuaria, donde se alcanzaron mayor viveza y naturalismo que en el período precedente.

Arquitectura: se restauraron algunos templos construidos por los sumerios introduciéndose importantes reformas, al mismo tiempo que se realizaron otros de nueva planta, especialmente palacios de forma cuadrangular rodeados por potentes murallas que podían llegar a tener hasta diez metros de espesor. Al interior se podía acceder por una única puerta de carácter monumental tras la que se encontraba un gran patio en torno al que se disponían las habitaciones.

Escultura: se conservan menos restos de escultura acadia que sumeria, pero los que nos quedan son verdaderamente notables. Un buen ejemplo son algunas cabezas masculinas y figurillas femeninas tratadas toscamente. En bronce se conserva la cabeza del monarca Naram-Sim -algunos autores consideran que pertenece a Sargón II-, hoy en el Museo de Iraq (Bagdad), obra realizada en torno al año 2250 a. C. En ella, los rasgos faciales aparecen representados con gran detalle y los cabellos están recogidos en un curioso tocado.

Dentro del grupo de los relieves cabe mencionar la estela de Naram-Sim, también fechada en torno al 2250 a. C., la cual forma parte de un conjunto que podríamos denominar estelas de la victoria, puesto que servían para destacar la figura del rey que sometía a los enemigos. En ella se introducen algunas novedades de carácter estético como el tamaño jerárquico.

Estela de Naram-Sim. Museo del Louvre. París

Tamaño jerárquico
Consiste en representar con mayores dimensiones aquellos personajes que por su importancia quieren ser resaltados.

2. EL ARTE ASIRIO

El final de la hegemonía neosumeria desembocó en un período de luchas continuas y en la fragmentación de toda Mesopotamia durante los siglos XX y XIX a. C. En el año 2150 a. C. se produce la aparición del imperio asirio que, con capital en Assur, prolongaría su dominio hasta el 612 a. C.

Arquitectura: los asirios construyeron importantes palacios, murallas defensivas y algún que otro templo. Se construyeron palacios sobre distintas terrazas, con un patio en el interior, en ocasiones dos conectados entre sí, en torno al cual se distribuían las estancias, algunas de ellas dedicadas a funciones de carácter público, como el salón del trono decorado con estatuas colosales.

El más significativo de los palacios que conocemos es el de Khorsabad, levantado por Sargón II, del que se conservan una gran cantidad de restos en el British Museum de Londres. También se contruyeron edificios religiosos como los importantes templos consagrados a las divinidades.

Escultura: es uno de los campos en los que con más soltura se desenvuelven los asirios, especialmente en el relieve, en el que la figura del monarca aparece glorificada, presentada como la de un ser violento que vence a sus enemigos y los tortura sin piedad.

En el relieve que solía decorar el interior de los palacios, se puede apreciar un intento de aproximación al concepto de perspectiva, aunque la forma que tuvieron de captarla no resultase del todo efectiva.

Los asirios demostraron una gran capacidad para afrontar las representaciones animalísticas, dotadas de una gran naturalidad pero no consiguieron liberarse de ciertos convencionalismos como la rigidez a la hora de representar la figura humana.

La leona herida. British Museum. Londres

Ante Assur, tu dios, halle favor tu sacerdocio y el sacerdocio de tus hijos. 
Con tu recto cetro ensanche tus tierras
Que Assur te asegure tu pronta satisfacción,
Justicia y paz.
La coronación de Assur-nassipal

Una de las imágenes más bellas sel arte asirio es la Leona herida, que arrastra con patetismo y dolor sus patas traseras al haber sido alcanzada por una flecha (Nínive, siglo VII a. C.) o en las escenas de cacerías del palacio de Assurnassipal II (siglo IX a. C.), hoy en el Museo Británico de Londres, en las que el monarca aparece cazando leones de pie sobre su carro, mientras los caballos que tiran de él galopan.

Assurnassipal II a la caza del león. British Museum. Londres

También podemos encontrar escenas mitológicas en las que se celebran extraños cultos, escenas bélicas, composiciones en las que se representa el proceso constructivo de algunos edificios notables de la ciudad o pasajes de la vida cotidiana del rey. 

Los toros alados con cabeza de hombre (androcéfalo), cuerpo de toro y alas, son la otra gran creación escultórica de los asirios, además del relieve. Son esculturas de tamaño colosal que vigilaban las puertas de los palacios y templos y que, al estar sometidas al espacio para el cual fueron concebidas, presentaban una estructura cuadrangular.

3. IMPERIO BABILÓNICO

Desde el año 2003 al 563 a.C. se desarrolla el Imperio Babilónico que alcanza una época de máximo esplendor durante el reinado del rey Hammurabi, creador de un importante código legal.

Arquitectura: se construyen grandes palacios como el de Mari, organizado en torno a doce patios interiores y rodeado de gruesas murallas. También en el arte babilónico se realizaron zigurats como el de Babilonia que se ha identificado con la torre de Babel de la que se habla en la Biblia. La ciudad de Babionia, una de las más importantes de la época, estaba rodeada por una muralla de ocho puertas, dedicada cada una de ellas a una divinidad, de las que sólo se conserva la de Ishtar, mandada realizar por Nabucodonosor, que se decoró con una combinación de ladrillos esmaltados de un azul muy intenso y figuras en relieve de dragones y toros de tonalidades amarillas y tamaño natural.

Escultura: aparecen esculturas de deidades, especialmente de diosas que portan en sus manos recipientes de los que debía de fluir el agua, imágenes de guerreros, de monarcas y estelas como la de Hammurabi, en las que se hallan las leyes que e monarca promulgó. Sobre ella aparece la imagen del soberano recogiendo de manos del dios los símbolos del poder. Se conserva, además, un buen número de kudurrus.

Código de Hammurabi
Si el ladrón no es atrapado, el hombre al que ha robado hará una reclamación y la ciudad y su gobernador le darán todo lo que ha perdido.
Si alguien destroza el ojo de un hombre nacido libre, le será destrozado su propio ojo. 

Kudurrus
Piedras de forma más o menos ovoide, similares a las estelas, que se levantaban en los terrenos para delimitar las propiedades. Aparecen decorados con una inscripción, símbolos religiosos y algunos otros de difícil comprensión.

Código de Hammurabi. Museo del Louvre. París

León de la Puerta de Isthar. Museo de Pérgamo. Berlín


4. EL ARTE PERSA

El pueblo persa, asentado en las llanuras iraníes, tendrá la capacidad de recoger y seleccionar las aportaciones artísticas que hemos visto en los diferentes pueblos que le precedieron y de este modo configurar su propio estilo artístico. La génesis del Imperio Persa se encuentra en las revoluciones acaecidas contra el poder despótico de los asirios. Más tarde, se produjo un enfrentamiento entre medas y persas en el territorio de Pasargada del que saldría victorioso Ciro, lo que se acompañó de una amplia extensión territorial.

La religión que se profesaba en Persia era el mazdeismo, reformado por Zoroastro. Esta religión se fomentaba en la existencia de dos divinidades de signo contrario, en el bien y el mal, y se adoraba a Ahura-Mazda simbolizado a través del fuego. Por esto, ajusticiar a un condenado en la hoguera era lo más execrable que podía hacer un mazdeista.

Arquitectura: las tipologías arquitectónicas más interesantes del arte persa son los palacios y tumbas. El palacio más importante que se conserva es el de Persépolis (denominación de origen griego, realizado entre los siglos VI y V a. C.), la nueva capital que sustituyó a la primitiva Pasargada. Fue mandada realizar por Darío. El palacio posee planta cuadrada y se sitúa sobre una plataforma a la que se accede por una doble rampa. La entrada al edificio estaba custodiada por dos toros alados, similares a los que vimos al hablar del arte asirio. En el interior del edificio se disponía una sala de audiencias con cien columnas coronadas por capiteles en forma de toros y de leones, que sostenían la cubierta de madera. En esta sala, llamada apadana, el monarca recibía a personajes procedentes de otros lugares y se celebraban homenajes y ofrendas en su honor. El palacio se articulaba gracias a un gran patio cuadrado en el centro y una sala cuadrada donde residía el rey. Todo el edificio estaba decorado con ricos relieves.

Apadana o Sala de Audiencias. Persépolis

Los toros alados persas
Continúan teniendo el mismo sentido defensivo que los toros asirios, aunque estéticamente existen algunas diferencias: carecen de la quinta pata con que eran representados en el arte asirio.

Cubierta a dos aguas
Se trata de una cubierta realizada con dos vertientes.

Además de palacios, los persas construyeron tumbas. Las más conocidas son la de Ciro en Pasargada y la de Darío en Persépolis. La de Ciro se construyó sobre una escalonada y está cubierta a dos aguas. La tumba de Darío recuerda en su estructura a un hipogeo. Mientras para identificar otras tumbas han existido bastantes problemas, en ésta existe una inscripción en la que se puede leer lo siguiente: "Para saber el número de países que ha gobernado Darío mira las gentes que sostienen mi trono y comprenderás cuán lejos fue la lanza del persa". La superficie cruciforme excavada en la roca se halla, como bien dice el texto, decorada con relieves en que los personajes representados hacen referencia a las provincias o satrapías que llegó a gobernar.

Tumba de Ciro. Pasargada


Tumba de Darío. Nagas-i Rustam

Las artes plásticas: se conservan restos de relieves que decoraban las superficies de los palacios como los de Susa y Persépolis. Fueron realizados con ladrillos vidriados en los que se representaba a los lanceros y arqueros persas (vestidos con ricas telas que debieron de existir aunque no se han conservado) que formaron parte de la guardia real, así como personajes que avanzan ordenadamente llevando presentes al monarca. Son también frecuentes las imágenes de grifos y otros animales fantásticos.

Guardia real persa
Se dice que Darío tenía un ejército personal formado por 10000 soldados llamados los inmortales, puesto que, cuando uno de ellos moría era inmediatamente sustituido por otro.

Grifo
Animal fantástico con cabeza y alas de águila y cuerpo y orejas de león.


5. EL ARTE FENICIO

Los fenicios se asentaron en la costa de Canaán (2800 a. C.) y se dedicaron básicamente al comercio, de tal modo que transportaron objetos a lo largo de todo el Mediterráneo favoreciendo un importante auge comercial y artístico. Precisamente, del desarrollo de esta actividad surge un arte ecléctico, es decir, un arte en el que se fusionan elementos aprehendidos de muchos pueblos diferentes. Se trata de un arte que destaca, más que por las grandes manifestaciones artísticas, por el cultivo de las artes menores.

Arquitectura: la mayor parte de las ciudades fenicias estaban construidas sobre promontorios muy próximos al mar, en áreas carentes de espacio, lo que seguramente motivó que los edificios crecieran a lo alto y no a lo ancho y que además estuviesen fortificadas. En Biblos, Tiro o Sidón tenemos constancia de la construcción de importantes templos. También se cree que existían múltiples necrópolis.

Escultura: aquí es donde más patente queda el sincretismo artístico, el crisol cultural que es Fenicia. Si en algo sobresalió claramente este contexto fue en el trabajo del marfil (los más interesantes son los de Nimrud). Se conservan también esculturas de pequeño tamaño de carácter votivo, esfinges y sarcófagos, en los que la ttradición y el significado egipcio conviven con las primeras influencias griegas que se refleja en los rostros de los sarcófagos.

León devorando a un hombre. Marfil pintado. British Museum. Londres


Sarcófagos fenicios. Museo Arqueológico. Cádiz


ESPAÑA: ARTE CELTA E IBERO

1. EL ARTE CELTA

Los celta son un pueblo indogermánico establecido en Europa alrededor del 1000 a. C. Este pueblo desconocía la escritura, lo que dificulta su estudio. La mayor parte de la información que tenemos sobre ellos procede de las fuentes griegas y romanas y de los restos que se han encontrado en las excavaciones arqueológicas. En España se ubicaron en la zona de la Meseta y en la parte occidental y septentrional. Existen algunos ejemplos de escultura celta en España: estelas y animales. Los animales suelen estar realizados en grandes bloques de piedra, tal es el caso de los Toros de Guisando en la provincia de Ávila, toscas representaciones que podrían ser deidades protectoras del ganado. La orfebrería es el campo en el que más sobresalieron los celtas, haciendo aportaciones que recogerán otros pueblos. En España se conservan, entre otras cosas, algunos torques (aros metálicos que se llevan al cuello como collares) muy interesantes.

Deberemos referirnos a Tartessos, un pueblo que se ubicó en torno al Guadalquivir, aunque aún se desconoce el lugar exacto, lo cierto es que debió de ser un pueblo bastante avanzado que dejó interesantes trabajos de orfebrería (Tesoro del Carambolo y de la Aliseda).

 
Tesoro del Carambolo. Museo Arqueológico. Sevilla


EL ARTE IBERO

Los iberos aparecen en España en el siglo VI a. C. y su presencia en nuestro país se da por finalizada en el siglo I a. C. Se situaron en la Meseta sur y en el interior de Andalucía oriental. Por estos años comenzamos a encontrar las primeras manifestaciones artísticas de este pueblo. El arte ibero es el resultado de la confluencia de la población indígena con los colonizadores fenicios, púnicos y griegos.

De sus manifestaciones arquitectónicas se conserva y se conoce bastante poco. Destacan dentro de su producción algunas necrópolis integradas por múltiples tumbas, algunas de ellas con forma de torre. También se conservan santuarios en los que se han encontrado importantes restos de escultura. En las tumbas se han hallado esfinges, como La bicha de Balazote. Es una figura híbrida entre ser humano y animal. Además de las esfinges, se han encontrado un buen número de damas en las que se practicaba una cavidad para colocar las cenizas en el interior, como La dama de Baza que aparece sentada sobre un trono alado. todas ellas se caracterizan, lo mismo que el resto de las manifestaciones escultóricas, por un acusado hieratismo y por una marcada frontalidad. Los pliegues de sus ropas son muy acartonados y en forma de zig-zag y suelen estar engalanadas con aparatosas joyas y complicados tocados. Es fácil apreciar en muchas de ellas evidentes restos de policromía. La más famosa de estas damas es la que se encontró en la Alcudia (cerca de Elche), que hoy se conoce como La Dama de Elche. No se trata de una escultura de cuerpo entero, sino que es el busto de una mujer. En la parte posterior de la misma hay una cavidad en la que se colocaron cenizas de un difunto. Está ricamente decorada y en su tocado se pueden ver unas pequeñas anforillas a las que los expertos atribuyen la finalidad de contener perfumes.

Bicha de Balazote. Museo Arqueológico Nacional. Madrid

Dama de Baza. Museo Arqueológico Nacional. Madrid

Dama de Elche. Museo Arqueológico Nacional. Madrid

Junto a estas grandes esculturas se han encontrado muchos pequeños exvotos de bronce procedentes de los santuarios. Los hay de muy diferentes formas: partes del cuerpo, jinetes, animales, mujeres lujosamente vestidas, etc.

Durante mucho tiempo, el arte ibero fue ignorado, hasta que durante el siglo XIX se inició un proceso de revalorización. Picasso sintió un especial interés por estas manifestaciones artísticas y durante una buena parte de su vida se sintió influido por ellas. 

EN PROFUNDIDAD...

LAS PIRÁMIDES DE GIZEH

Pocos han sido los ejemplos arquitectónicos que han suscitado tanto interés como las pirámides de Gizeh. Han fascinado al hombre por muchas razones, pero especialmente por su capacidad para trascender, para perdurar inalterables ante el paso del tiempo. De ellas se ha dicho lo siguiente: "El tiempo desafía al hombre y las pirámides desafían al tiempo". Se trata, pues, de una afirmación que resume bastante bien el por qué de la fascinación que aún despiertan estas obras arquitectónicas.

El iniciador de las mismas fue el hijo del faraón Snefú, Keops, quien mandó realizar la mayor de ellas. En este personaje culmina algo que se había estado gestando desde las primeras dinastías: la idea de faraón-dios.

Al igual que muchos de los grandes edificios de la Antigüedad, como el Coliseo, las pirámides han sido objeto de quienes reaprovechaban el material con que estaban construidas para realizar otros, idea ésta un tanto singular del concepto de reciclaje bastante frecuente, por otro lado, a lo largo de la Historia de la arquitectura.

Las pirámides fueron construidas con una inmensa precisión matemática que demuestra el increíble grado de desarrollo alcanzado por esta civilización, aunque en ocasiones se producían vacilaciones que obligaban a cambiar los programas constructivos.


Estas construcciones constan de los siguientes elementos (hemos tomado como referencia para su estudio la de Keops, puesto que es la más completa de todas ellas):
  • La entrada: se encuentra en el lado norte aunque un tanto descentrada.
  • El corredor: en rampa, con interesantes soluciones arquitectónicas que permiten atravesar la pirámide.
  • Una cámara falsa: la cual está inacabada y conduce a un espacio ciego, es decir, sin salida.
  • Cámara de la reina: posiblemente construida a cielo abierto.
  • Gran cámara: a la que se llega a través de un angosto corredor que se debía transitar agachado, esfuerzo que se veía totalmente compensado una vez que se llegaba a la habitación en la que se guardaba el sarcófago del faraón. Abrir este espacio en medio de la pirámide, con todo el peso de los sillares de piedra, y conseguir que estos no se desplomaran sobre el mismo, implicaba la puesta en marcha de inteligentes e ingeniosas soluciones constructivas. Para ello se colocaban sobre este espacio cuatro o más lajas de piedra dispuestas horizontalmente y, finalmente, dos más en forma de cubierta a dos aguas, en forma angular, que sirven para desviar el peso y los fuertes empujes que se ejercen en este punto.
Alrededor de las pirámides existían pequeñas mastabas en las que se enterrabanlos personajes más importantes de la sociedad egipcia del momento.

Las cuatro caras de las pirámides se orientaban mirando a los cutro puntos cardinales, aunque no todas cumplen esta premisa. La labor de construcción era sumamente ardua, puesto que la piedra debía traerse de un punto que distaba muchos kilómetros del lugar de la construcción. Esto nos permite pensar que la mayor parte de la población quedaba implicada en esta tarea. Además, muchas de ellas estuvieron revestidas de granito rosado que en algún caso se ha conservado y la punta estaba recubierta de oro, de tal modo que emitía unos destellos que ponían de manifiesto que Ra, la deidad solar, contactaba con los hombres y, en concreto, con el alma del faraón una vez que Anubis, el dios de los muertos con cabeza de chacal y cuerpo de hombre, hubiese comprobado la inocencia del difunto, poniendo en los dos platillos de una balanza, por un lado su corazón y por otro lado el rollo símbolo de la justicia. Si el balance era negativo y el personaje era condenado, un monstruo con forma de hipopótamo se encargaba de engullirlo.

    

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