martes, 28 de julio de 2015

La arquitectura del Renacimiento italiano

En un intento por definir un fenómeno cultural tan complejo como el Renacimiento, podríamos decir que es una vuelta al mundo clásico, un ensayo por deshacerse definitivamente del teocentrismo medieval, en el que el hombre quedaba anulado por la omnipresencia de Dios. El arte renacentista se volcará en la búsqueda del resurgimiento de los valores más nobles del ser humano: la voluntad, la razón y la belleza.
La vuelta al mundo clásico no debe ser interpretada como un hallazgo del Renacimiento. Durante la Edad Media, aunque de un modo más soterrado, el mundo clásico subsistió, tal y como hemos estudiado en unidades anteriores. Podemos hablar, entonces, de la existencia en el mundo medieval de pequeños renacimientos que anuncian el verdadero renacer de la cultura clásica que tiene su más alta expresión en el Renacimiento italiano.


Bramante: San Pietro in Montorio. Roma


1. ASPECTOS GENERALES DEL RENACIMIENTO

El origen del término Renacimiento es francés y se acuña para designar un movimiento artístico pero, sobre todo, una corriente de pensamiento, que aparece en Italia y se desarrolla durante los siglos XV y XVI. Los escritores italianos Francesco Petrarca, Dante y Bocaccio desempeñaron un papel decisivo en la aparición del Renacimiento aunando su escaso interés por la Edad Media con su admiración por todo lo acaecido en la Antigüedad romana.

A la hora de comprender y analizar el Renacimiento existe una serie de factores esenciales que hemos de tener en cuenta.

  • El mundo clásico
Sin renunciar a todo aquello que conlleva la mentalidad cristiana, el hombre del Renacimiento vuelve los ojos a la Antigüedad grecolatina, puesto que ve en ella encarnación de una serie de ideales que no reconocen en la Edad Media. El Renacimiento considera que, en la Antigüedad, el hombre y la búsqueda racional de la verdad eran los ejes fundamentales en torno a los que giraba todo. Estos dos aspectos son precisamente los que se desea rescatar para colocar al ser humano en el centro de la Creación, lugar que fue ocupado por Dios a lo largo de toda la Edad Media.

Por este motivo, se inicia un exhaustivo estudio de todos los ámbitos culturales del pasado grecolatino, lo que implica el análisis de la arquitectura, los tratados, la mitología y la literatura (Ovidio, Horacio, Salustio, Séneca, Sófocles, Euripides, Herodoto, etc.).

  • Del teocentrismo al antropocentrismo. El nacimiento de la ciencia
Los cambios que habían comenzado a gestarse en el Gótico culminan en este momento. 

El hombre está en el centro de la Creación y comienza a emplear la razón, en oposición al conocimiento medieval que se movía en el ámbito de la fe.

La razón y la investigación llevaron a Nicolás Copérnico al descubrimiento y aseveración de una gran verdad: la Tierra no está en el centro del Universo sino que gira alrededor del Sol (De revolutionibus orbium caelestium).

Por otro lado, se produjeron grandes avances en el campo de la navegación que permitieron el descubrimiento de nuevos territorios, entre ellos América.

Se inició un nuevo método de estudio y análisis de la realidad que se basa en la observación, la formulación de una ley y la comprobación de la misma.

El conocimiento de la anatomía experimentó un gran desarrollo, lo que tendrá su reflejo en una mayor corrección al representar el cuerpo humano.

El alemán Johannes Gutenberg inventa la imprenta, lo que permite divulgar los conocimientos y la literatura más rápidamente y a más bajo costo.


  • El mecenazgo y el artista
Durante la época que conocemos como Renacimiento, el patrocinio de la realización de obras de arte deja de ser una actividad única y exclusivamente de la monarquía y del clero -como había sucedido anteriormente- y se convierte en algo que interesa a otros sectores de la sociedad, como los nobles o la burguesía.

Piero della Francesca: Detalle del cuadro La Virgen, los Santos y Federico de Montefeltro en el que se puede ver a éste último. Pinacoteca de Brera. Milán

Asistimos en estos momentos al increíble desarrollo de un cierto gusto por el coleccionismo, no sólo de obras de arte, sino también de objetos curiosos o difíciles de encontrar, lo cual fue muy frecuente, tanto en Italia como en Centroeuropea.

Las grandes familias que ejercieron el mecenazgo, es decir, que se encargaron de promover y patrocinar las artes en Italia fueron, entre otras, los Medici, Gonzaga, Rucellai, Malatesta, Farnesio, Montefeltro, Sforza y Strozzi. En el siglo XVI los mecenas van a ser los papas y el interés artístico no estará localizado en Florencia, como en la centuria anterior, sino en Roma.

Hasta este momento, el artista había sido considerado como alguien que realizaba una labor de tipo artesanal, tarea que no requería ningún esfuerzo intelectual. En Italia, en el siglo XV, el artista comienza a ser alguien más respetado y valorado cuya actividad se va a ir separando poco a poco de lo meramente manual. Prueba del creciente interés que despertó la figura del artista es el elogio que Dante hace del pintor Giotto o el texto que escribió Giorgio Vasari, Vite (Vidas), obra espléndida que recopila las biografías de los artistas más célebres de su época.

El Renacimiento es una época de grandes individualidades, de personalidades geniales capacitadas para brillar con luz propia en diversos campos del arte y del saber, como es el caso de Miguel Ángel o de Leonardo.

  • La tratadística
Todos los estudios y análisis que se realizan en el Renacimiento fueron recogidos en textos que se denominan tratados. Alberti escribió tres importantes tratados: De pictura, De statua y De re aedificatoria. En esta última obra, quizá la más importante de todas ellas, dirigidas a humanistas y no exclusivamente a arquitectos, recupera los tres preceptos fundamentales de la arquitectura que ya había señalado Vitrubio: firmitas, utilitas venustas o, lo que es lo mismo, solidez, utilidad y belleza.

Leonardo Da Vinci, paradigma del hombre renacentista, interesado no sólo por las artes, sino también por otros ámbitos del saber como la tecnología y las ciencias naturales, escribió un tratado sobre pintura cuyos principios llevó a la práctica en sus obras.

Piero della Francesca, uno de los más interesantes artistas del Quattrocento, escribió De prospectiva pingendi, texto en el que el autor analiza el problema de la perspectiva desde el punto de vista de la geometría más rigurosa.

En definitiva, podemos decir que el número de artistas que sistematiza sus estudios en los tratados es realmente grande, lo que demuestra, sin duda, el creciente interés por el rigor de carácter científico aplicado a la creación artística.

También en época manierista se escribieron importantes tratados como Los cuatro libros de arquitectura, de Palladio y Regla de los cinco órdenes de Vignola.

Leonardo Da Vinci: El hombre. Galería de la Academia. Venecia


2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA RENACENTISTA

La arquitectura renacentista, lo mismo que otros campos del saber y de la cultura, parte de una fuerte revalorización de lo clásico, de tal modo que muchos de los elementos constructivos que se emplean los conocemos ya gracias al estudio del arte en Grecia y Roma.

Al igual que el resto de las manifestaciones artísticas, la arquitectura del Renacimiento italiano puede dividirse cronológicamente en tres etapas:

  • Quattrocento (siglo XV).
  • Cinquecento (primer tercio del siglo XVI).
  • Manierismo (aproximadamente a partir del segundo tercio del siglo XVI).
Los elementos más importantes de la arquitectura renacentista son los siguientes:
  • En la arquitectura renacentista italiana, dentro de la tipología de edificios civiles, encontramos el palacio y la villa.
El palacio era el lugar en el que vivían los nobles italianos que va a ir evolucionando con el paso del tiempo. Era un claro exponente de la situación económica y social de su poseedor. Alberti decía de él que era como una ciudad en pequeño. Son, por lo general, edificios cerrados y con un patio interior, estructuras macizas de, generalmente, tres pisos, en cuyo interior se emplea el almohadillado.

La villa es una pequeña vivienda que los nobles poseían en el campo. La mayoría, y también las más relevantes, se construyen en Italia durante el siglo XVI. 

En el ámbito religioso, se seguirán construyendo interesantes templos con planta de cruz latina que recrean el esquema basilical. También será frecuente encontrar plantas centrales que, en algunos casos, se funden con las longitudinales. El espacio de los edificios renacentistas es diáfano y unitario y están iluminados por una luz limpia y blanca. 

 Brunelleschi: Interior del Santo Spirito. Florencia 

Brunelleschi: Santo Spirito. Florencia

  • El tipo de arco empleado de una manera generalizada es el de medio punto, el mismo que encontramos en las construcciones romanas. Las columnas respetan los órdenes clásicos.
  • Los edificios se cubren con cúpulas o bóvedas de cañón decoradas con casetones. La cúpula del Panteón de Agripa será la inspiración para las de Santa Maria del Fiore de Brunelleschi y el San Pedro Vaticano de Miguel Ángel.
  • Los principales elementos decorativos son los grutescos, candelieri, guirnaldas, putti, figuras de origen mitológico y fantástico, medallones, etc. que introducen una nota de fantasía en los edificios renacentistas, caracterizados por la rigurosa aplicación de la matemática y la geometría en un claro intento por conseguir la perfección encarnada por el ideal clásico.

3. LOS PRINCIPALES ARQUITECTOS DEL QUATTROCENTO Y SUS OBRAS

El primer gran artista de la arquitectura del Renacimiento fue Filippo Brunelleschi (1377-1446), quien mediante la realización de la cúpula de Santa Maria del Fiore (1409-1436) en la ciudad de Florencia inaugura oficialmente esta época de esplendor en el arte que es el Renacimiento. Aunque se inició como escultor, es en el campo de la arquitectura donde se reconoce su genialidad. En Santa Maria del Fiore se combinan sabiamente la pureza de los elementos renacentistas con la pervivencia de algunas de las características del Gótico. Construyó en esta catedral gótica inacabada una doble cúpula hemisférica en el interior y en el exterior ligeramente apuntada sobre un tambor octogonal. La luz que penetra por ella es blanca y unitaria y se opone radicalmente al concepto de iluminación medieval, de la misma manera que la interpretación espacial es igualmente unitaria, frente a la fragmentación que caracterizó a los edificios del Medievo.

Brunelleschi: Cúpula de Santa Maria del Fiore. Florencia

Alberti llegó a afirmar sobre esta obra que se trataba del primer gran logro del arte nuevo que igualaba e incluso superaba a los de la Antigüedad. El primer gran proyecto realizado íntegramente por Brunelleschi fue el Hospital de los Inocentes (iniciado en 1419), dotado de un hermoso patio con arquerías de medio punto en cuyas enjutas aparecen tondos de cerámica vidriada que introducen un punto de color en el mismo.

Brunelleschi: Detalle del Hospital de los Inocentes. Florencia

Más tarde le encargaron la iglesia de San Lorenzo (1420) y la del Santo Espíritu (1436), ambas en la ciudad de Florencia, que constituyen el prototipo de basílica renacentista.

San Lorenzo es una obra iniciada tiempo antes de que Brunelleschi se ocupase de ella, mientras que la de Santo Espíritu es íntegramente nueva, lo cual le permitió desarrollar libremente su genio creador. Esta obra es algo más tendente a la centralización que el resto de sus edificios y más impactante por la forma de organizar y distribuir los espacios. En ambos casos, tanto en San Lorenzo como en Santo Espíritu, el arquitecto introduce un trozo de entablamento entre la columna y el arranque del arco, con la finalidad de darle mayor altura a la obra, Brunelleschi apenas trabajó fuera de Florencia, pero su influencia llegó hasta ciudades como Urbino o Milán.

Brunelleschi: Detalle de la Capilla Pazzi. Florencia

Michelozzo di Bartolomeo (1396-1472) es discípulo de Brunelleschi y autor del Palacio de Medici-Riccardi (1444-1459), ejemplo muy representativo del palacio renacentista. El exterior tiene aspecto de fortaleza, mientras que en el interior encontramos un patio plenamente renacentista que articula las habitaciones. En el exterior, los paramentos son de almohadillado, que se convertirá en un signo distintivo de la elevación social.

Michelozzo di Bartolomeo: Interior del Palacio Medici-Riccardi. Florencia

Leone Battista Alberti (1406-1472) es el arquitecto más representativo del Quattrocento italiano. Fue un profundo conocedor de las matemáticas, la geometría y los textos de Vitrubio. Entre sus obras está Santa Maria Novella de Florencia (finalizada en 1470). Su fachada recoge la tradición artística toscana. En ella dos inmensas volutas sirven de unión entre la parte inferior y la superior.

Alberti: Fachada de Santa Maria Novella. Florencia

San Andrés de Mantua (proyecto del año 1470), su obra más importante, anuncia el modelo de planta para las iglesias de los jesuitas que perfiló totalmente Vignola en el siglo XVI. La planta es de cruz latina con una cúpula en el centro del crucero y capillas laterales. En el exterior, la fachada recuerda a un gran arco del triunfo, en concreto, al arco de Tito. El palacio Rucellai (1447-1451) es otra de sus obras más interesantes, en cuyo zócalo podemos ver el opus reticulatum, un aparejo que presenta aspecto de retícula. En la ciudad de Rímini se conserva otra interesante obra de Alberti: San Francesco. Esta iglesia fue mandada construir por Segismundo Malatesta en el año 1450. San Francesco había sido una pequeña iglesia monástica en la que estaban enterrados todos sus antepasados.  

Alberti decidió conservar, en gran medida, el primitivo edificio gótico. La fachada recuerda, por su estructura, a un arco del triunfo. De ellas sobresalen las columnas estriadas de capitel corintio y la excelente calidad de los materiales empleados para su realización traídos de Rávena.

La transición de la arquitectura del Quattrocento la encarna el arquitecto Giuliano de Sangallo (1445-1516). A su conocimiento de las obras de Brunelleschi y de Alberti hay que añadir un cierto estudio, aunque no muy profundo, de la arquitectura romana.

Sangallo es el autor de la primera villa renacentista, la Villa Medici en Poggio a Caiano (iniciada en 1480), en la que existen muchos elementos que invitan a pensar en la Antigüedad clásica, como la especie de pequeña pronaos que antecede al edificio.


4. PRINCIPALES ARQUITECTOS DEL CINQUECENTO Y SUS OBRAS

Si bien habíamos visto que Florencia fue el foco artístico más relevante en el Quattrocento, durante el siglo XVI el protagonismo pasa a la ciudad de Roma, debido fundamentalmente al considerable aumento del poder papal que atrae a los más importantes artistas del momento. Tal es el caso de Michelangelo Buonarroti (Miguel Ángel) quien mantuvo una estrecha relación con la figura de Julio II, hombre de una fuerte personalidad que destacó por su astucia a la hora de tratar los asuntos relacionados con las finanzas y la administración económica.

El primer gran arquitecto del Cinquecento fue Donato Bramante (1444-1514). Su formación como arquitecto -antes se formaría como pintor- tuvo lugar en la corte de Ludovico el Moro. Se interesó por la arquitectura, tanto tanto desde un punto de vista teórico como práctico. Investigó sobre el empleo de los órdenes clásicos y las plantas centralizadas. Sus primeras obras están precisamente en el lugar donde se formó: Milán. Allí intervino en la iglesia prerrománica de San Satiro a la que añadió un pequeño oratorio: Santa Maria presso San Satiro (1478). Con posterioridad se establece en Roma, donde se ocupó de la construcción del Templo de San Pietro in Montorio (iniciado en 1502), mandando edificar por los Reyes Católicos en el mismo lugar en que la tradición asegura que fue martirizado san Pedro. Podemos afirmar que el edificio está en la línea de los templos romanos de planta central como el de Vesta. Bramante trabajó, como otros arquitectos de la misma época, en un proyecto para la Iglesia de San Pedro del Vaticano, aunque quien finalmente lo llevó a cabo fue Miguel Ángel sin llegar a concluirlo. Gracias a un plano de pergamino, que se guarda en el museo de los Uffizi y a una moneda del año 1506, podemos saber que el proyecto diseñado por Bramante era de planta de cruz griega, tenía en el centro una cúpula, ábsides en los extremos de los brazos y cúpulas de menor tamaño en ellos. También es el autor del patio del Belvedere del Vaticano, lugar donde se hallaba la colección de escultura clásica del papa. Allí ejecutó una impresionante fachada ante la que colocó una escalinata de peldaños semicirculares concéntricos.

Basílica de San Pedro Vaticano

Rafael (1483-1520), aunque es mal conocido en su faceta de pintor, también hizo algunas incursiones en el mundo de la arquitectura. Tal es el caso de la Capilla funeraria de Agostino Chigi, en la iglesia de Santa Maria del Popolo o el proyecto realizado para la Basílica de San Pedro que no tuvo demasiada fortuna.

Antonio de Sangallo el Joven (1484-1546) es el gran continuador de la sobriedad arquitectónica de Bramante. Su interés se centró especialmente en la realización de palacios que demuestran la evolución sufrida con respecto a los del período quattrocentista. Es el autor del Palacio Palma-Baldassini (1510-15) y el Palacio Farnesio (iniciado en 1512). Este último tiene tres pisos y carece del almohadillado característico de los palacios quattrocentistas. En el segundo piso se alternan los frontones semicirculares con los triangulares. En el interior sobresale un patio que se inspira en el teatro Marcello de Roma.

Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) es el artista que marcará la pauta para el inicio del Manierismo, estilo que será seguido por numerosos artistas durante la tercera década del siglo XVI. Como arquitecto introduce un elemento nuevo: la sorpresa. Es capaz de jugar con lo inesperado y utilizar el lenguaje clásico con una mayor libertad.

Nace en Florencia y tras unos años de trabajo en esa ciudad se traslada a Roma reclamado por el papa Julio II. Allí realizó la Biblioteca Laurentina (iniciada en 1524), en la que se permite todo tipo de libertades jugando con los elementos clásicos sin respetar sus normas y se introduce un elemento que será decisivo en la arquitectura manierista: el agobio espacial. En Roma se encargó, sin llegar a concluirla, de la Basílica de San Pedro del Vaticano (iniciada en 1506), para la que habían hecho proyectos Bramante, Sangalo y Rafael. El diseño de Miguel Ángel recogía, en gran medida, la idea de Bramante. El templo tenía planta cuadrada y una cúpula central que constituía el núcleo de su proyecto. Para construirla se inspiró en la del Panteón de Roma y en la de Santa Maria del Fiore: se alza sobre un tambor cilíndrico con ventanas cuadradas separadas por columnas pareadas, coronadas por frontones semicirculares y triangulares. La cúpula es semiesférica y no octogonal como la de Santa Maria. Como proyecto de carácter urbanístico ejecutó la plaza del Campidoglio de Roma, en la que se encuentra el Palacio de los Conservadores que se encargó de restaurar. En este edificio empleó el orden gigante -que caracterizará a la arquitectura manierista- y colocó en el centro de la plaza la estatua ecuestre de Marco Aurelio

En Venecia debemos citar al gran arquitecto Jacopo Sansovino (1486-1570), que empezó trabajando como escultor en el taller de Andrea Sansovino. Más tarde fue a Venecia, donde conoció a Pietro Aretino. Sansovino fue quien se encargó, durante mucho tiempo, de reforzar las bóvedas de la iglesia de San Marcos. Más tarde trabajó en la reconstrucción de la Piazzetta y en la realización de la Biblioteca de San Marcos (1537), una obra admirada por autores de todos los tiempos. De ella afirmaron Palladio y Vignola que había implantado el estilo romano en Venecia y que era el edificio más rico y decorado desde la Antigüedad. Sansovino tuvo la cualidad de saber emplear los órdenes clásicos conjugando elegancia y grandilocuencia.


5. ARQUITECTURA MANIERISTA

El Manierismo, palabra cuyo origen se encuentra en la voz italiana maniera, es un término bastante difícil de definir. Los primeros estudios que se han realizado sobre él son relativamente recientes.

Las obras manieristas estaban destinadas a una clientela refinada y culta. Los pintores del segundo tercio del siglo XVI afirmaban pintar alla maniera de Miguel Ángel, de Rafael o, en definitiva, de todos aquellos grandes pintores del Cinquecento. En este sentido, no se imita directamente la naturaleza, como pretendieron los artistas considerados renacentistas. En arquitectura, hablar de Manierismo es hablar de la influencia que Miguel Ángel ejerció sobre arquitectos como Palladio o Vignola. Los principales aspectos de la arquitectura manierista son los siguientes:
  • Utilización del lenguaje clásico con absoluta libertad, empleando los elementos tradicionales pero sin respetar las reglas que los rigen y su distribución original.
  • Empleo de elementos arquitectónicos que no siempre cumplen una función estructural. En la base del Manierismo se encuentra un cierto enfrentamiento entre la función y la forma.
  • Búsqueda de la sorpresa, la originalidad y el movimiento. El arquitecto se está apartando de los ideales de belleza clásicos basados en el orden, la proporción y la medida.
  • Otro aspecto esencial de la arquitectura manierista es la creación de espacios, por un lado compartimentados, y por otro agobiantes, como también serán angustiosos los espacios recreados en la pintura, en la que los personajes parecen desbordar el espacio en que se ubican.
Los arquitectos más importantes del Manierismo, Vignola y Palladio, son además notables tratadistas.

Andrea Palladio (1508-1580) nació en Vicenza donde se formó como cantero. Más tarde visitó Roma, lugar en el que conocería tanto los edificios del Renacimiento como los de la Antigüedad romana, muestras de la arquitectura de otro tiempo, que él interpretó de un modo muy personal. Escribió un importante tratado titulado Los cuatro libros de arquitectura, en el que demuestra un gran conocimiento de la historia de la edificación. La mayor parte de los edificios que construyó están en su ciudad natal. Allí hizo la fachada para La Basílica, un antiguo edificio gótico en ruinas. En Venecia construyó San Giorgio Maggiore (1566), la iglesia del Redentore (1577-1592), pero será la villa la tipología arquitectónica en la que más sobresalió. La más famosa de todas ellas es la Rotonda, obra perfectamente ilustrada en su tratado Los cuatro libros de la Arquitectura. La villa es el resultado de la anexión de distintas formas geométricas simples y está presidida por una simetría total. Palladio ejerció una inmensa influencia en los arquitectos del Neoclasicismo, especialmente en los más utópicos.

Jacopo Barozzi, conocido como "Vignola" (1507-1573) es autor de un interesante tratado sobre los cinco órdenes titulado La regla de los cinco órdenes. Al igual que Palladio, realiza algunas villas como la del papa Giulio, denominada Villa Farnesio, en Caprarola, iniciada en 1559, cuya planta tiene una curiosa forma pentagonal. Pero, sin duda, la iglesia del Gesú en Roma (1568), va a ser la que más trascendencia tenga en el futuro, puesto que se convertirá en el modelo de iglesia jesuita. Hay autores que plantean la posibilidad de que su fuente de inspiración haya sido la iglesia de San Andrés de Mantua de Alberti.

Giacomo della Porta: fachada de Il Gesú. Roma

Vignola: Interior de Il Gesú. Roma

Bartolomeo Ammannati (1511-1592) fue escultor además de arquitecto. Colaboró con Sansovino en la Biblioteca de Venecia. Su ámbito de trabajo se sitúa sobre todo en la Toscana. Fue el encargado de finalizar el Palacio Pitti realizando su patio en el año 1560. Para la fachada que da a ese patio recuperó el almohadillado, tal y como se hacía en los palacios del Quattrocento. A él pertenece también el puente de Santa Trinitá y los Jardines Boboli, ambos en Florencia.

Palacio Pitti. Florencia

Giorgio Vassari (1511-1574) ha pasado a la historia, más que como arquitecto, como biógrafo de los grandes artistas del Renacimiento. 

Dentro de su producción arquitectónica su obra más importante es el Palacio de los Uffizi, en Florencia (1560) donde hoy se alberga una de las más valiosas colecciones de arte del mundo.

Dentro de la tratadística manierista sobresalió Sebastiano Serlio (1475-1554), autor del Tratado de arquitectura, obra de una tremenda trascendencia y creador de una ventana de tres aberturas que se conoce con el nombre de serliana.


El artista renacentista

"Llegó entonces el período de los grandes hallazgos, cuando los artistas italianos se volvieron hacia las matemáticas para estudiar las leyes de la perspectiva y hacia la anatomía para estudiar la construcción del cuerpo humano. A través de esos hallazgos, se amplía el horizonte de los artistas. Ya no se trataba de unos artesanos entre otros artesanos, aptos, según los casos, para hacer unos zapatos, una alacena o un cuadro. El artista era ahora un maestro por derecho propio, que no podía alcanzar fama sin explorar los misterios de la Naturaleza y sondear las secretas leyes que rigen el Universo. [...] En época anteriores, era el príncipe el que otorgaba sus favores al artista. Ahora casi parecían combinados los papeles y era el artista quien hacía un favor al príncipe o al potentado aceptando uno de sus encargos. Así, llegó a suceder que el artista podía frecuentemente elegir la clase de encargo que le gustaba y ya no necesitaba acomodar sus obras a los deseos y fantasías de sus clientes".
(GOMBRICH, E. Historia del Arte, 1987)


A FONDO

SANTA MARIA DEL FIORE (FLORENCIA)

La Catedral de Santa Maria del Fiore, en la ciudad de Florencia, es una de las obras más importantes y, al mismo tiempo, más influyentes del Renacimiento; decisiva hasta el punto de que ha sido tomada como referencia esencial de este estilo.

Esta iglesia, iniciada por el arquitecto gótico Arnolfo di Cambio en 1296, se ubica en el mismo lugar en que estaba la iglesia de Santa Reparata. Una vez que muere Di Cambio en el año 1302, se produjo una interrupción en el proceso constructivo de, aproximadamente, 30 años, de tal manera que en 1331 las obras se reanudaron con Giotto, al que ya hemos tenido ocasión de estudiar. Éste aceleró las obras del campanario, mientras que las de la iglesia discurrieron con extrema lentitud. Además de Giotto, intervinieron otros arquitectos de clara raigambre medieval como Andrea Pisano, Francesco Talenti y Lapo Ghini. En líneas generales, este edificio se ajustaba bastante bien a las características de la arquitectura gótica italiana.

El tambor de la cúpula se construyó en 1418, momento en el que se volvieron a paralizar las obras. En aquel año, el gremio de tejedores de lana convocó un concurso para elegir al que habría de convertirse en el nuevo jefe de obras de Santa Maria del Fiore. En principio resultó elegido Ghiberti, quien abandonó muy pronto el proyecto, lo que provocó que pasara a manos de Brunelleschi, verdadero artífice de esta obra, que trabajó en ella desde 1420 hasta 1446. Al hacerse este último cargo de las obras, llevará a cabo uno de los elementos constructivos que, finalmente, resultará tan innovador como para ser considerado punto de partida del Renacimiento: la cúpula que se ubica en el espacio octogonal que se genera al cortarse la nave con el crucero. 


Para erigir esta magna obra fue necesaria la utilización de cimbras, es decir, armaduras de madera que servían de esqueleto para la construcción de un arco o una bóveda. La cúpula está integrada por dos cascarones, uno dentro de forma esférica y otro exterior, de sección octogonal, formado por ocho lunetos triangulares que se curvan sobre aristas de mármol. Aunque, posiblemente, la intención de Brunelleschi era construir una cúpula semicircular, el hecho de que conociese los problemas que el muro presentaría para sustentarla, para soportar sus fuertes empujes, le llevó a realizar una segunda cúpula de sección poligonal de ocho lados y apuntada que se encargase de neutralizarlos. La cúpula exterior y la interior se unen mediante gruesas piedras colocadas en la base de las mismas. En el exterior de la cúpula es posible ver ocho nervios, a los que han de sumarse otros dos en cada uno de los paños que permanecen ocultos. Para su construcción se utilizaron ladrillos huecos dispuestos en opus spicatum, un aparejo empleado ya por los romanos que recibe esta denominación porque la manera en que se colocan los ladrillos recuerda a las espinas de un pescado. Este conjunto está culminado por una linterna por la que penetra una luz blanca, limpia, que nos remite más al Panteón de Roma que a la luz de los edificios góticos, coloreada e irreal. De la misma manera, la concepción del espacio, la tendencia a la centralización que queda perfectamente expresada en esta obra, nos hablan del deseo del hombre renacentista por volver a colocarse en el centro de la Creación, antes ocupado por la figura de Dios, por recuperar el antropocentrismo del mundo clásico.

El tambor está revestido en el exterior por placas de mármol blanco de Carrara y verde de Prato, dispuestas en bandas, como era costumbre en la arquitectura medieval italiana, que acentúan la sensación de horizontalidad contrastando con la verticalidad de la cúpula.

Este conjunto, y especialmente la cúpula que se erige orgullosa en el cielo florentino, se convierten en emblema inigualable de esta ciudad, en un momento en que existían fuertes rivalidades entre los distintos Estados que conformaban la península Itálica. La gran habilidad constructiva ha sido loada por artistas de todos los tiempos, incluso, lo que es más infrecuente, por sus propios contemporáneos. Miguel Ángel decía que "era bellísima". Alberti afirmó: "Quién antes que tú, Felipe, Arquitecto, se atrevió a construir estructura de tal dimensión, erguida hacia el cielo, ancha para poder cubrir con su sombra todas las gentes toscanas". Lo que Brunelleschi representa para la arquitectura renacentista queda perfectamente expresado en esta magna obra, síntesis inigualable de los avances estéticos y técnicos.



GLOSARIO

Almohadillado
Se denomina de esta manera al aparejo en el que las juntas están rehundidas. Los tipos de almohadillados más frecuentes son el rústico, de apariencia tosca, y el de punta de diamante, en el que la cara visible del sillar adquiere forma piramidal.

Grutesco
Es un tipo de decoración que proliferó durante el Renacimiento. Consiste en una serie de figuras que se entremezclan formando un todo. Puede incluir desde elementos vegetales, animalísticos o incluso humanos. El nombre de grotesco se debe a que este tipo de decoración fue hallado en la casa de Nerón, Domus Aurea, que se hallaba en muy mal estado de conservación, tanto que se asemejaba a una ruta (grotta en italiano).

La Capilla Pazzi
Fue construida por Brunelleschi para una de las familias más poderosas de Italia. Se trata de una pequeña edificación en la que empleó los elementos del lenguaje clásico aprendido a través del estudio del arte romano, especialmente del Panteón de Roma, y de la Matemática. Sus conocimientos de esta materia eran bastante profundos y los aprendió gracias a Toscanelli y su amigo y matemático Paolo del Pozzo. En el interior empleó cerámicas vidriadas de Della Robbia.

El Templo de San Pietro in Montorio
Tiene planta circular. Realizado en travestido y mármol, se erige sobre un basamento con escalones. Posee un pórtico de dieciséis columnas que sustentan un entablamento decorado con triglifos y metopas. La cella circular se cubre con una cúpula. Se erigió en el lugar exacto en que la tradición afirma que fue crucificado san Pedro. En el interior está el hoyo en que los cristianos afirman que se colocó la cruz.

San Pedro del Vaticano
Era un ambicioso proyecto que representaba muy bien el inmenso poder que los papas tenían. Se trataba de una vieja basílica construida por Constantino en el año 330 sobre un circo de Nerón en el que fueron martirizados muchos cristianos. Allí acudió un gran número de peregrinos a lo largo de toda la Edad Media.

Pietro Aretino
Es un importante escritor del siglo XVI que se caracteriza por un estilo de aparente espontaneidad tras el cual se esconde un elaborado trabajo. Poseía una gran sensibilidad estética que le granjeó la amistad de muchos artistas, entre ellos, la de Tiziano.

Manierismo
El término Manierismo fue empleado por primera vez por Lanzi a finales del siglo XVIII para referirse a un importante grupo de artistas que trabajaron durante la segunda mitad del Cinquecento. Los artistas manieristas, durante mucho tiempo, fueron víctimas de feroces críticas como las de Bellori, que los despreciaba por considerar que se habían apartado de la imitación de la naturaleza.

Los jardines
Adquirieron durante el Manierismo una especial importancia, como demuestra este texto relativo a los jardines del Pratolino realizados por Buontalenti: "Vemos en el Jardín excelentes Grutas, Fuentes, Estanques, Paseos umbríos, Arboledas y demás todo en la ladera de un monte. Aquí tenemos la gruta  de Cupido con los escabeles mojadores en los que al sentaros os salta a la faz un gran chorro de agua. La fontana de los tritones también os alcanza y os baña sonoramente". 

CITAS

"Nos bastará con reconocer el hecho, establecido por muchas décadas de seria y fructífera investigación, de que el Renacimiento se mantuvo unido a la Edad Media por mil lazos".
Erwin Panofvky

"La arquitectura renacentista nació de exigencias racionalistas, a las cuales todo se subordina. Consecuencia de ello es que el edificio ideal es simétrico en todos sus ejes: tanto en horizontal como en vertical".
F. Conti

"Alberti crea una ciencia arquitectónica basada en el número y en las proporciones. Las armonías numéricas son análogas a las musicales".
J. J. Martín González

"La ciudad, siendo ésta noble y poderosa, es justo que tenga calles rectas y anchísimas que proporcionen a la ciudad amplitud majestuosa. (...) La calle de la ciudad, además de estar bien empedrada y limpia en extremo, resultará muy bella si todos los pórticos están hechos del mismo modo y los edificios destinados a viviendas, bien alineados a uno y otro lado (...)".
Alberti

lunes, 27 de julio de 2015

El Gótico en España

El arte Gótico hace su irrupción en España a finales del siglo XII, momento del que se conservan las primeras manifestaciones de este estilo artístico, como la catedral de Sigüenza o la de Ávila, para más tarde conocer un desarrollo y evolución que se prolongará durante los siglos XIII, XIV y XV. 
En nuestro país, el nuevo estilo vendrá caracterizado por una serie de particularidades del territorio peninsular. En primer lugar, hay que destacar la presencia del arte islámico, que sigue ejerciendo una evidente influencia sobre las muestras artísticas de la época y, por otro lado, insistir en la importancia de los vínculos comerciales que se mantienen a través del Mediterráneo y que favorecen el enriquecimiento artístico y cultural.
El arraigo del Gótico en España fue tal que la penetración del Renacimiento se hizo esperar más que en otros países. Sobre todo en un primer momento, en el que los edificios renacentistas  no son sino estructuras góticas enmascaradas por decoraciones renacentistas.



1. LOS SIGLOS DEL GÓTICO EN ESPAÑA

Durante el siglo XII la península Ibérica es un territorio fraccionado que se esfuerza en su reconstrucción. Continúa el proceso de reconquista que culminará también en 1492 con la expulsión de musulmanes y judíos y, en cualquier caso, hasta la llegada de esta fecha. España es un auténtico crisol cultural en el que cristianos, musulmanes y judíos conviven dentro del respeto y la tolerancia, como lo demuestra la coexistencia dentro de una misma ciudad como Toledo de mezquitas, sinagogas y construcciones cristianas. Esta convivencia generó un inevitable intercambio cultural, de tal manera que, en edificios cristianos, no será difícil encontrar elementos de clara raigambre islámica.

En Castilla, durante este siglo, resulta de especial importancia la lucha por el poder entre la nobleza y monarquía que finalizará durante el reinado de Fernando III, artífice de la unión entre Castilla y León (1217). Las relaciones de Francia con Castilla eran bastante buenas, lo que motivará la llegada a la Península de artistas de esta nacionalidad y, con ellos, su manera de interpretar el arte. Sin embargo, en Aragón (que en estos momentos engloba Cataluña) la situación es distinta, ya que los intentos por establecer una política cordial con Francia fracasaron desde un principio. Este hecho les lleva a concentrar su política territorial en llevar a buen término la Reconquista y, por otro lado, a continuar su expansión por el Mediterráneo, empeño que les reportará la conquista de las islas Baleares y que permitirá que el Reino de Aragón establezca unas relaciones especialmente estrechas con Italia que tendrán su reflejo en el arte.

En el sur de la Península se ubica un importante reducto musulmán que se había visto muy mermado por el avance cristiano. Los musulmanes que permanecían en los territorios reconquistados se denominaban mudéjares, y se dedicaban sobre todo a la carpintería y la albañilería, dejando huella de sus conocimientos en gran número de edificios de esta época.

El arte medieval perdura hasta bien entrado el siglo XVI conviviendo con las primeras manifestaciones artísticas del Renacimiento y sus formas son llevadas a América por los descubridores. Sin embargo, en otros países como Italia, se produce el fenómeno contrario, es decir, que el arte medieval desaparece rápidamente dejando paso al Renacimiento.

En nuestro país los principales comitentes o promotores de las manifestaciones artísticas son la Monarquía, estrechamente relacionada con la Iglesia, que también realizaba gran número de encargos de obras de arte. En esta podemos encontrar algunos obispos de gran formación cultural e instigadores de los grandes proyectos artísticos, como el obispo Mauricio o Jiménez de Rada. Este último fue consejero de Alfonso VIII, diplomático en la corte de Francia y conocedor, por tanto, de todo lo que se estaba haciendo en este país.


2. LA ARQUITECTURA CISTERCIENSE

La arquitectura que surgió en Borgoña a principios del siglo XII de la mano de la orden del Císter debe ser interpretada como una reacción ante el monaquismo de Cluny, excesivamente apegado a los aspectos materiales.

San Bernardo, inspirador fundamental de esta orden, luchó con entusiasmo contra el lujo de las iglesias y los excesos decorativos que no servían más que para desviar la atención de los fieles. Fue enemigo acérrimo de Suger de Saint-Denis y defendió el aniconismo (renuncia a la representación figurada) y la sobriedad.

Los monasterios cistercienses son construcciones que repiten un mismo esquema rigurosamente planificado. Se ubicaban en lugares apartados, pero ricos en agua. Las dependencias se organizan en torno a un claustro. La iglesia posee planta de cruz latina con ábside cuadrado o semicircular con absidiolos. El crucero dispone de varias capillas para celebrar la liturgia varias veces al día, tal y como estaba mandado. El brazo sur del crucero se comunica con una pequeña sacristía y una escalera por la que se accedía directamente al dormitorio de la comunidad religiosa. Otra estancia muy importante del monasterio era la sala capitular en la que se leían los capítulos y en la que se leían los capítulos y en la que únicamente había un banco corrido. En el auditorium el abad distribuía los trabajos diarios. El refectorio se orientaba en sentido norte-sur y allí se ubicaban la calefacción y la cocina. El lado occidental se reservaba a despensa y habitación de conversos.

La piedra es el material constructivo por excelencia, aunque en ocasiones las necesidades obligarán a utilizar aparejo irregular o pobre. Se emplearon el arco apuntado y la bóveda de crucería. El uso de estos elementos es lo que ha dado pie a muchos expertos a afirmar que la arquitectura cisterciense en el antecedente de la gótica, sin embargo, el modo en que fueron empleados no es verdaderamente novedoso, ni se llegaron a alcanzar los resultados obtenidos durante el Gótico. En ocasiones, los nervios de las cubiertas o los arcos fajones se recogían en el muro en cul-de-lampe. Las columnas y pilares poseen capiteles que simplifican hasta hacerse totalmente esquemáticos.

Nave central de la iglesia del Monasterio de Santes Creus

El resultado que se obtiene de la combinación de estos elementos es de sobriedad, de pureza y de limpieza formal, que es justamente lo que se pretende. Desde Francia, país en que nació este estilo arquitectónico, se transmitió a Italia, donde se conservan bellos ejemplos en Liguria, Lombardía, Piamonte, Cedeña y Sicilia.

En la Península, la penetración de los monjes blancos (así se le conoce por el color de su hábito, frente al negro de la orden de Cluny) se produjo durante el reinado de Alfonso VII. Los ejemplos más interesantes de este estilo son: Osera (Ourense), Moreruela (Zamora), Gradefes (León), Las Huelgas (Burgos) y Santes Creus y Poblet (Tarragona). Estos dos poseen bellos dormitorios, espacios dilatados con grandes ventanas por las que penetra una luz blanca, cubiertos por arcos-diafragma y madera. La sobriedad decorativa y estructural es la nota predominante de todas estas obras.

Dormitorio de los monjes del Monasterio de Santes Creus


3. ARQUITECTURA GÓTICA ESPAÑOLA

3.1. La arquitectura española del siglo XIII

Los modelos franceses llegaron a España de la mano de Fernando III en la tercera década del siglo XIII y dieron lugar a catedrales que, como las de Burgos, Toledo y León, representan la fase clásica de este estilo en nuestro país, el momento en que más fielmente se sigue el modelo galo.

La catedral de Burgos se inició en 1221, año en el que se colocó la primera piedra según cuentan las crónicas y fue consagrada en 1260. En ella trabajó el maestro Enrique (?-1277), quien también intervino en la catedral de León. Posee una planta de cruz latina de tres naves, mientras que el crucero tiene una sola. La cubierta la forman sencillas bóvedas de crucería y los tramos que presentan mayor complejidad son aquellos que fueron reconstruidos en el siglo XVI. Los ejemplos franceses que más influencia tuvieron en su construcción fueron Coutances (planta y abovedamiento) y Bourges (alzado), mientras que la utilización de dobles arbotantes nos remite a Saint-Denis.

Desde la fachada de la Catedral de Burgos

La catedral de Toledo, otro de los grandes hitos de la arquitectura gótica española, se inició en 1226 cuando el rey Fernando III y el obispo Rodrigo Jiménez de Rada pusieron la primera piedra en el mismo lugar en que había existido una iglesia construida por Recadero. Se cree que el verdadero artífice de esta catedral fue Petrus Petri, y de hecho, así reza su lápida sepulcral: "Hombre de gran fama por su ejemplo y costumbre, que trazó tan admirable obra". La planta, de cinco naves, es muy similar a la de Bourges y a la de Notre-Dame de París por su doble giro formada con tramos triangulares y rectangulares -de modo semejante se solventó el problema de cubrición de este espacio en la catedral de Le Mans-. En esta catedral se deja sentir la huella musulmana, tal y como lo demuestran los arcos polilobulados entrecruzados en el triforio.

Interior de la Catedral de Toledo

En León se construye una catedral de 1255 por mandato del obispo Martín Fernández dentro de un gusto plenamente francés. No en vano es considerada la más francesa de todas nuestras catedrales. Su creador fue el maestro Enrique, segundo arquitecto de la catedral de Burgos, que será sucedido por Juan Pérez. El modelo que sigue en planta es el de Reims, al tiempo que para la organización de alzado, el punto de referencia elegido fue Chartres. En ella es posible apreciar un estrecho triforio, elemento que se irá atrofiando con el paso del tiempo hasta terminar desapareciendo. Sus vidrieras invaden el espacio que durante el Románico ocupó el muro y convierten el edificio en una inmensa urna de cristal, en la que la luz inunda el espacio y desdibuja los contornos.

Exterior de la Catedral de León

Interior de la Catedral de León

Detalle de una de las vidrieras de la Catedral de León


3.2. La arquitectura española en el siglo XIV

Durante el siglo XIV, en Castilla prosigue la construcción de las grandes catedrales iniciadas en la centuria anterior. El maestro Rodrigo Alfonso inicia el claustro de Toledo y se comienzan las catedrales de Palencia y Oviedo. El foco artístico durante este siglo se desplazará a Levante, zona geográfica en la que encontramos lo que se ha denominado Gótico levantino, que en el siglo XIV presenta acusadas diferencias con respecto al Gótico del siglo XIII. En Levante muy frecuentes los edificios ad quadratum, en los que la diferencia entre las naves laterales y la central está muy acentuada. Los arquitectos del momento tienden a suprimir el crucero y a colocar las capillas entre los contrafuertes. Los ventanales experimentan un menor desarrollo y los arbotantes pierden importancia. Se busca una contemplación total y unitaria del espacio, para lo que se adelgazan los pilares, muchas veces octogonales. Son edificios sobrios y simples que deben, en parte, estas características a la arquitectura costarricense que tanta trascendencia tuvo en Cataluña.

En 1298 se inician las obras que llevarán a la construcción de la catedral de Barcelona. El edificio posee tres naves, girola, crucero y capillas entre los contrafuertes. Bajo el presbiterio, se halla la cripta con los restos de santa Eulalia. No se sabe con exactitud quién trabajó en esta obra, pero se cree que colaboró activamente en ella el arquitecto Beltrán Riquier.

Siguiendo el ejemplo de Barcelona, se realizará un buen número de edificios como la Catedral de Girona, iniciada en el año 1312. Como casi todos los edificios religiosos de la Edad Media, se comenzó a construir por la cabecera y bajo los planteamientos de un edificio de tres naves inspirado en la catedral de Barcelona, pero una vez que se concluyó la cabecera, prosiguió la construcción como si de un templo de una única nave se tratase.

Interior de la Catedral de Girona

La Colegiata de Santa María del Mar (también en Barcelona) es otro bello ejemplo del Gótico catalán, cuya traza primitiva se atribuyó durante un tiempo a Jaime Fabre, aunque hoy sabemos que el maestro de obras debió de ser Berenguer de Montangut. Es una iglesia de tres naves, las laterales casi a la misma altura que la central, con pilares estilizados y de sección ortogonal. Estas características contribuyen a crear un espacio interior diáfano y dilatado, que podemos abarcar en su totalidad con tan sólo una mirada.

Fachada de Santa María del Mar. Barcelona

En Palma de Mallorca se construyó la catedral sobre una antigua mezquita. La planta rectangular está dividida en tres naves y una cabecera cuadrangular. La luz entra a través de un gran rosetón en la cabecera. En el exterior, los contrafuertes, rematados en pináculos, se alinean rítmicamente. Igualmente interesante es la catedral de Manresa, puesta bajo la advocación de santa María de la Aurora. En este edificio la nave central es sensiblemente más ancha que las laterales, mientras que éstas se funden con las capillas construidas entre los contrafuertes.

Exterior de la Catedral de Palma de Mallorca

Durante el siglo XIV se construyó un buen número de edificios civiles, en los que no sólo se evidenciaba el poder de la realeza y de los nobles, sino también el de la propia ciudad. Son, por lo general, amplios espacios de una sola nave bajo cubierta de madera y arcos diafragma. Dentro de la arquitectura civil del siglo XIV destaca el Salón del Tinell del palacio real de Barcelona, mandado construir por Pedro el Ceremonioso y el Salón del Ciento en el ayuntamiento municipal de Barcelona, obra de Arnau Bargués.

Las atarazanas, espacios dedicados a la construcción y reparación de los barcos, constituyen otro buen ejemplo de lo que fue la arquitectura civil en este siglo. En ellas se vuelven a utilizar los arcos diafragma y la madera como elementos esenciales de cubación. Las más interesantes son la de Barcelona y la de Valencia

Para cerrar este apartado dedicado a la arquitectura española durante el siglo XIV, es necesario hacer referencia a una de las más bellas fortificaciones del momento: el Palacio de Bellver de Palma de Mallorca, residencia real que se organiza en torno a un patio circular de dos pisos con finas arquería.


3.3. Arquitectura gótica en el siglo XV

Durante este siglo se produce una importante innovación dentro de la arquitectura que se concreta en el desarrollo del Gótico flamígero. La introducción de este estilo supuso una complicación de las bóvedas, una simplificación de las plantas, que tienden a convertirse en plantas de salón, el adelgazamiento de los soportes, la desaparición de la girola así como el aumento de la decoración en puntos estratégicos del edificio (puertas y ventanas). A esta época pertenece la Catedral de Sevilla (1402) construida sobre una vieja mezquita almohade de la que se conservó el antiguo patio, hoy conocido como Patio de los Naranjos y el alminar que más tarde pasará a denominarse Giralda. Esta catedral, que es una de las más grandes del mundo, se inició, en contra de lo que se solía hacer, por los pies. Tiene cinco naves y prescinde de la virola, aunque se recurre a la inclusión de una nave rectangular transversal que separa la capilla mayor del resto de la iglesia.

En Toledo trabajó Hanequín de Bruselas como maestro mayor de la catedral. Para este bello lugar realizó la Puerta de los Leones, el remate octogonal de la torre y la capilla sepulcral de Don Álvaro de Luna. Estas creaciones se inscriben plenamente dentro del Gótico flamígero; de hecho, Hanequín de Bruselas ha de ser considerado como uno de los principales introductores de este nuevo lenguaje en la Península. 

Un importante continuador de este estilo es Juan Guas, formado con el anterior. En él se funde el Gótico flamígero con los elementos, soluciones y formas mudéjares, dando origen al estilo Hispano-Flamenco. En 1475 comienza a trabajar para la familia de los Mendoza construyendo el Palacio de Manzanares el Real (Madrid) y el del Infantado en Guadalajara. Una de sus obras más importantes es la iglesia de San Juan de los Reyes (Toledo), proyecto que no llegó a concluir y que fue continuado por Simón de Colonia y Antón y Enrique Egas. Este edificio tiene una sola nave con capillas entre los contrafuertes, un extraordinario cimborrio en el crucero y un coro a los pies. Su claustro es uno de los más bellos de la arquitectura gótica. Consta de dos pisos, en el de abajo se emplean arcos apuntados y en el de arriba mixtilíneos. Está decorado con elementos vegetales, geométricos y epigráficos.

Juan Guas: Interior de San Juan de los Reyes. Toledo

Juan Guas: Claustro de San Juan de los Reyes. Toledo

Los hermanos Antón y Enrique Egas, sobrinos de Hanequín de Bruselas, son continuadores de su estilo. Antón intervino en el Palacio de Altamira y en 1512 se encargó de la Capilla Real de Granada. Ambos trabajaron conjuntamente en el Hospital de Santiago de Compostela, en el de Sevilla y en el de Toledo, todos ellos de planta de cruz griega con una capilla en el centro (que algunos autores incluyen dentro del arte renacentista). 

En Burgos trabajó Juan de Colonia. Algunas de sus obras más interesantes son las agujas de la catedral de Burgos, la Cartuja de Miraflores y la Capilla de Santa Ana en la catedral.

Su hijo, Simón de Colonia, continuó la Cartuja de Miraflores, obra que su padre no pudo concluir y realizó la que se considera una de las obras más bellas del siglo XV: la Capilla del Condestable de Burgos en la cabecera de la catedral burgalesa, construcción de planta octogonal cubierta con una bóveda de crucería calada en la que se combinan la influencia, tanto del Gótico alemán como de la tradición islámica. También son obras suyas la fachada de San Gregorio y la de San Pablo de Valladolid.

Simón de Colonia: Fachada de la iglesia de San Pablo. Valladolid


3.4. La arquitectura mudéjar

El Mudéjar es un estilo que se desarrolló única y exclusivamente en España y que se prolongó cuatro siglos a partir del año 1100. Consiste, básicamente, en la fusión del arte cristiano y el arte islámico del que se toman, sobre todo, los materiales y los elementos decorativos.

Iglesia de San Tirso. Sahagún

Tradicionalmente, se engloban dentro de este estilo aquellas manifestaciones artísticas realizadas por los musulmanes que permanecieron en la España cristiana conservando sus propias costumbres y su religión.

La arquitectura mudéjar se caracteriza por el empleo del ladrillo, el yeso, para las decoraciones de motivos de procedencia musulmana que se funden con las estructuras arquitectónicas musulmanas, y la madera. Con este último material se realizaron las techumbres de los edificios, lo que se denominó artesonados.

Tradicionalmente, se ha dividido la arquitectura mudéjar en dos momentos diferentes: Románico-Mudéjar (siglos XI y XII) y el Gótico-Mudéjar (siglos XIII, XIV y XV).

Según las clasificaciones más usuales son edificios románico-mudéjares San Lorenzo (Sahagún), la Lugareja de Arévalo (Ávila) y la cabecera del Cristo de la Luz (Toledo), que en su momento fue una mezquita musulmana de la que se apropiaron los cristianos en el siglo XII, mientras que son obras gótico-mudéjares las sinagogas Santa María la Blanca y la del Tránsito, ambas en Toledo, que más tarde se habrían de transformar en templos cristianos.

La sinagoga del Tránsito, próxima al arte nazarí, está bellamente decorada en su interior con frisos epigráficos y geométricos y artesonados.

Santa María la Blanca es un edificio de cinco naves que presenta signos evidentes de la influencia almohade, especialmente por la utilización de pilares octogonales y la austeridad decorativa que se reduce a los capiteles de talla profunda.

En Andalucía, la influencia nayarita es notable, como podemos observar en el Alcázar de Sevilla, mandado reconstruir por Pedro el Cruel en 1374, que alberga un hermoso patio denominado de las Doncellas. Igualmente interesante es la sevillana Casa Pilatos.

En Aragón se conservan interesantes muestras de lo que fue el arte mudéjar en aquella zona, en la que abundaron las torres decoradas con cerámicas vidriadas como las torres de San Martín y del Salvador  (Teruel).

Torre de San Martín. Teruel


4. ESCULTURA GÓTICA ESPAÑOLA

4.1. La escultura en el siglo XIII: el período clásico

La transición a la plástica gótica la marcaron obras como el Pórtico de la Gloria, el pórtico de la catedral de Ourense o la Cámara Santa de Oviedo en las que se preludian las características de esta nueva plástica como ya tuvimos ocasión de ver. Durante el siglo XIII, las grandes realizaciones escultóricas van a estar ligadas a catedrales como la de León, Burgos y Toledo. Las fructíferas relaciones de Castilla con Francia posibilitarán la llegada a nuestro país de buen número de artistas que, con su presencia, ejercieron una influencia en el vocabulario artístico del momento.

En la catedral de Burgos se realizó la Puerta del Sarmental en torno a 1240. En ellas se pueden apreciar claras influencias de las portadas del transmito norte de la catedral de Reims. En el tímpano tenemos una representación de Cristo en Majestad rodeado del Tetramorfos, en el dintel los apóstoles y en el parteluz la representación del obispo Mauricio, iniciador de la catedral.

Puerta del Sarmental. Catedral de Burgos

Para este mismo edificio se realizó la Puerta de la Coronería, en la que se repite el tema del Juicio Final, aunque con un tratamiento iconográfico y plástico de mayor modernidad, menos aterrador que el que caracterizaba a las portadas románicas. En este caso, Cristo en Majestad está rodeado de la Virgen y san Juan. En el dintel aparece san Miguel pesando las almas. En la portada del claustro de esta misma catedral encontramos una catedral encontramos una escena de la Anunciación, en la que el ángel sonriente muestra un gran parecido con el ángel anunciador de Reims. Adosadas al muro norte de este claustro se colocaron imágenes de diferentes monarcas entre las que sobresalen las de Alfonso X el Sabio y de su esposa doña Violante.

En torno a la catedral de León se asentó otro importante taller de escultura dependiente del de Burgos. En las portadas de los pies encontramos una imagen de Cristo en Majestad que enseña las llagas rodeado de ángeles que portan los símbolos de su Pasión. En el dintel, se representa a san Miguel pesando las almas de los elegidos y de los condenados. En el parteluz la Virgen Blanca, de rostro dulce y sonriente, que sujeta entre sus brazos al Niño Jesús.


4.2. Escultura en el siglo XIV

La escultura gótica evoluciona paulatinamente hacia un mayor naturalismo, en el que la captación de lo anecdótico y de los detalles menos trascendentes, la representación de los sentimientos y de la expresión de los mismos, comienzan a cobrar mayor importancia. La escultura se hace más narrativa y se despierta un creciente interés por los nuevos temas, que incluían la vida de los santos.

El principal foco de interés es la Corona de Aragón, si bien esto no implica que en otros lugares como Castilla, Asturias, León, Extremadura, Murcia, Andalucía y el País Vasco no sigan apareciendo importantes muestras de escultura.

En Toledo, durante estos siglos, se realiza la Puerta del Reloj dividida en fajas en las que se narran diferentes escenas de los Evangelios.

En Álava la escultura está representada por las portadas de la catedral de Santa María en Vitoria que, al igual que la Puerta del Reloj, se dividen en bandas horizontales en las que se narran pasajes de la infancia de Jesús y la glorificación de la Virgen, la cual vuelve a aparecer en el parteluz. En esta portada, los elegantes personajes se desenvuelven con libertad y desahogo en el marco en el que se encuentran.

En Navarra, en la catedral de Pamplona, junto con otras obras promovidas por el obispo Arnaldo de Barbarán, se lleva a cabo la Puerta Preciosa, composición escultórica dedicada a la Virgen. En ella es posible advertir una gran belleza formal en el tratamiento de los paños, elegancia, suavidad, idealización, mesura y una gran habilidad a la hora de agrupar a los personajes.

Puerta Preciosa. Catedral de Pamplona

En la portada de la Virgen del Amparo de esta misma catedral se ha presidido totalmente del sentido del orden que había primado en las portadas góticas y se ha pasado a un cierto tumulto, en el que las figuras se agolpan en un angosto espacio sin responder a ningún criterio de organización.

Puerta de la Virgen del Amparo. Catedral de Pamplona

En el siglo XIV se produce el despertar de la escultura catalana, en la que influyen no sólo Francia, sino también Italia, de la que se aprende un modelado más suave en el tratamiento de los paños e Inglaterra. En Girona y para la iglesia de San Juan de las Abadesas se realizó el retablo de la Virgen Blanca. En el centro se encuentra una imagen de la Virgen de bulto redondo y a los lados, escenas evangélicas.

Retablo de la Virgen Blanca. San Juan de las Abadesas. Girona

El maestro Aloy es uno de los artistas que más contribuyen al florecimiento de la escultura en Cataluña. El retablo de Cornellá de Conflent de Jaume Cascalls, estrecho colaborador de Aloy, es uno de los mejores de este momento. La suavidad de su talla, el derroche de imaginación en la representación de los animales fantásticos y la manera en que organiza la escena de Pentecostés, permiten hacer tal afirmación. Años más tarde se le encarga una estatua de Carlomagno en la que aparece pisoteando un áspid y un basilisco, como si de un nuevo Cristo se tratase.


4.3. La escultura en el siglo XV

Durante este siglo, y por influencia borgoñona primero y germana más tarde, se acentúa el naturalismo que llegó a desembocar en ocasiones en auténtico patetismo. En muchos de los rostros hace acto de presencia la melancolía. Nos encontramos ante uno de los momentos más importantes de la escultura gótica. 

En Navarra eran manifiestas las influencias borgoñonas y concretamente la de Claus Sluter, como demostró uno de los artistas más representativos de esta zona, Johan Lome de Tournai. Su obra más conocida es el sepulcro de Carlos el Noble y Leonor de Castilla en la catedral de Pamplona, en la manera en que unos monjes ocultan sus rostros bajo la capucha y los dramáticos gestos de dolor de otros, son prueba del conocimiento del trabajo de Sluter en la tumba de Felipe el Atrevido.

En la corona de Aragón aparece Pere Sanglada, autor de los relieves de la sillería alta de la catedral de Barcelona, en la que colaboraron muchos de los miembros de su taller. Pere de Sant Joan fue maestro mayor de las catedrales de Girona y Palma de Mallorca. En esta última dirigió la realización de la Puerta del Mirador, en la que intervinieron varios artistas.

Uno de los continuadores de esta magnífica obra es Juan de Valenciennes, al que pertenecen la Última Cena y la Trinidad del tímpano, por cierto, en bastante mal estado de conservación. Uno de los escultores más activos de Cataluña fue Pere Johan, autor del medallón que contiene la representación de san Jorge en el Palacio de la Generalitat de Barcelona.

El Reino de Castilla es el foco en el que se hace más evidentes las influencias borgoñona y flamenca. En Toledo trabaja uno de los mejores representantes de esta corriente: Egas Cueman, hermano de Hanequín de Bruselas y autor de la sillería de coro de la Colegiata de Belmonte, decorada con escenas del Nuevo y del Antiguo Testamento y que en un principio estuvo destinada a la catedral de Cuenca.

En Burgos nos encontramos con dos excepcionales creadores: Juan de Colonia y Gil de Siloé. Este último era especialista en madera y alabastro, material que trabajaba con extremo cuidado y con un gran virtuosismo técnico. El retablo de la Cartuja de Miraflores es la obra que mejor representa su modo de trabajar la madera. En el centro de la composición se encuentra Cristo crucificado sujeto por el Padre y por el Espíritu Santo, alrededor los Padres de la Iglesia y escenas de la Pasión. De semejante calidad es la fachada del Colegio de San Gregorio de Valladolid, obra que ha suscitado entre algunos especialistas la duda en cuanto a su atribución, ya que muchos consideran que es de Juan de Colonia y no de Siloé.



4.4. La escultura funeraria y exenta

Durante la Edad Media se produjo un acrecentamiento del interés por la muerte, lo que va a ir ligado al deseo de algunos miembros de la nobleza y de la jerarquía eclesiástica de enterrarse en el interior de los monasterios, iglesias o catedrales. A partir del siglo XIII se comienza a generalizar entre los pertenecientes a estos estamentos un profundo deseo de autoafirmación, que hace que se represente propia efigie sobre el sepulcro. Éste podía ser exento o bien adosado a la pared, cobijándose bajo un arco denominado arcosolio que se recubría con los motivos decorativos.

En la parte frontal del sepulcro podemos encontrar diferentes temas: la Crucifixión, la Gloria de Cristo en majestad, la Epifanía, el alma del difunto siendo transportada por los ángeles y la liturgia del entierro. Tal es el caso de los sepulcros infante Felipe y su esposa doña Leonor en Villalcázar de Sirga, en los que se representó toda la ceremonia del entierro y en los que aún quedan bastantes restos de policromía.

Sepulcro de doña Leonor, esposa del infante Felipe. Villalcázar de Sirga. Palencia

Además de los mencionados, otros conjuntos interesantes en el ámbito funerario del siglo XIII son el que se encuentra en el monasterio de las Huelgas Reales de Burgos y los que se ubican en la catedral de León.

En el siglo XIV se realizó en la catedral de Burgos el sepulcro del obispo Gonzalo de Hinojosa, en cuya parte frontal se puede admirar su enterramiento. Uno de los ejemplos más exquisitos de este siglo es el de la condesa Ermesindis en la catedral de Girona, obra de Guillermo Morell.

Al siglo XV pertenece el sepulcro de Gómez de Carrillo de Albornoz en la catedral de Sigüenza y el de don Martín López de Arce, conocido como "el doncel", también en Sigüenza.

Capilla del Doncel. Catedral de Sigüenza

Una de las esculturas funerarias más importantes de nuestro país es el sepulcro de Juan II y su esposa, Isabel de Portugal, que se encuentra en la Cartuja de Miraflores, los cuales yacen en una cama con forma estrellada de ocho puntas. En esta obra, la habilidad y la destreza en la ejecución son verdaderamente asombrosas.

La escultura exenta estuvo representada por los crucificados y las Vírgenes con el Niño. Entre los crucificados debemos citar el Cristo de las Batallas en la catedral de Palencia, cuyo cuerpo dolorido descansa sobre una cruz de gajos. Cristo, por su sufrimiento, es más hombre que Dios, no triunfa sobre la muerte sino que padece para alcanzarla. Entre las vírgenes se encuentra la de la catedral de Toledo, conocida como la Virgen Blanca, singular por la influencia francesa que muestra. Sonríe al tiempo que el Niño toca su cara con un gesto de dulzura. El artista consigue expresar una bella relación entre madre e hijo en la que predomina la ternura. Otro bello ejemplo es la Virgen de Laguardia que mira a su hijo mientras éste sostiene un pájaro entre sus manos. Lejos queda ya la sequedad e inexpresividad de las vírgenes románicas.

Virgen Blanca. Catedral de Toledo


5. PINTURA GÓTICA ESPAÑOLA

5.1. Pintura del siglo XIII

El hecho de que la arquitectura gótica signifique el triunfo del vano sobre el muro fue uno de los argumentos que hizo que la pintura mural disminuyese en importancia y número. De los pocos ejemplos que tenemos de pintura mural, la mayor parte realizados durante el siglo XIII, cabe señalar, por un lado, la Sala Capitular de Sigena y por otro la Capilla de san Martín de la catedral vieja de Salamanca.

En la catedral de Pamplona Juan Oliver firma las pinturas del refectorio, en las que se puede percibir de un modo inmediato la influencia del arte inglés. En Mahamud, provincia de Burgos, se conservan las tablas de Sainz del Castillo, cuya iconografía es claramente funeraria como lo demuestran las plañideras y los plorantes.

La miniatura alcanzó un gran esplendor gracias a Alfonso X el Sabio, quien creó en Toledo un importante centro de traducción en el que también miniaron algunos textos.

El más célebre de ellos es Las Cantigas de Santa María: hojas completas divididas en seis escenas en las que es frecuente encontrar el rojo y el azul, colores predominantes de las vidrieras y los esmaltes. En ellas se narran los milagros de la Virgen. Estas miniaturas constituyen una buena fuente para el estudio de los ambientes, las ropas, el mobiliario o los instrumentos musicales del momento, son en definitiva excelentes testimonios de la vida cotidiana en el siglo XIII.

Detalle de una de las páginas de las Cantigas de Santa María

Libro de Juegos mandado realizar por Alfonso X el Sabio


5.2. La pintura en el siglo XIV: la influencia italiana

En el siglo XIV se caracteriza por la penetración de la influencia italiana que estará presente sobre todo el área mediterránea gracias a las intensas relaciones culturales que se establecieron en esta zona con Italia. Cataluña es el foco en el que este efecto es más intenso y donde mejor representado se halla por autores como Ferrer Bassa, Ramón Destorrents y los hermanos Serra.

Ferrer Bassa es el autor de las pinturas de la capilla de San Miguel en el claustro del monasterio de Predalbes. Las escenas son alusivas a la infancia y Pasión de Cristo, pero de entre todas sobresale una la Virgen entronizada, rodeada de ángeles, con el Niño entre sus brazos. La huella de lo italiano se puede encontrar en el sólido y robusto cuerpo del Niño y en el rostro dulce y ligeramente ladeado de la Virgen. Ramón Destorrents trabajó sobre todo en Barcelona y seguirá los pasos artísticos dados por Bassa.

Los Serra son cuatro hermanos de origen aragonés. Pedro Serra es quien creó el retablo del Espíritu Santo de la Seo de Manresa, una magna obra de cuatro cuerpos y cinco calles en la que se representa la Creación del Mundo, la Coronación de la Virgen, Pentecostés, el llanto sobre el cuerpo de Cristo, etc.

Pedro Serra: Retablo del Espíritu Santo. Catedral de Manresa

En Granada, durante este siglo, se pintaron las falsas bóvedas de la Sala de los Reyes de la Alhambra. El significado exacto de estas pinturas sigue siendo aún un misterio.


5.3. La pintura del siglo XV

El Estilo Internacional se desarrolla desde los últimos decenios del siglo XIV y los cuarenta primeros años del XV. Supone la fusión del estilo de la miniatura francesa con las conquistas formales italianas, especialmente sienesa. El Gótico Internacional no descartó la utilización de los dorados y la suntuosidad, la viveza cromática (muy por encima de lo que era necesario), los pliegues angulosos, artificiosos y acartonados y la acentuación del sentido narrativo.

En Cataluña trabajó Luis Borrassá, quien se formó siguiendo las pautas de la pintura de Destorrents y de Pedro Serra. Su éxito fue tal que siempre contó con una clientela numerosa. Fiel seguidor de su pintura fue Bernardo Martorell, autor del retablo de san Jorge que se encuentra en el Instituto de Arte de Chicago.

En Castilla sobresalió Nicolás Francés que es el introductor de el Estilo Internacional en León, ciudad en  la que llevó a cabo sus obras más relevantes. En Salamanca, en la Catedral Vieja, se conserva uno de los retablos más hermosos de todo el Gótico, el pintado por Dello Delli, artista de origen florentino. A lo largo de sus cincuenta y tres tablas, que comprenden todo tipo de escenas y que incluyen un grandioso Juicio Final en el ábside, hasta el mínimo detalle ha sido minuciosamente cuidado. Su manera de pintar recuerda a Pisanello, Masolino o Gentile da Fabriano. 

Dello Delli: Retablo de la Catedral Vieja. Salamanca

A mediados del siglo XV llegan a nuestro país las técnicas y el estilo de la pintura flamenca , así como un buen número de obras de las diferentes escuelas de dicha procedencia, lo que facilitó un conocimiento más directo de las mismas. En realidad, los verdaderos cambios no serán temáticos, sino técnicos, puesto que se difundirá, en primer lugar, la utilización del óleo. El mejor representante de esta corriente en Valencia es Luis Dalmau, iniciador del Estilo Hispano-flamenco. Los primeros datos que tenemos sobre él nos hablan de sus trabajos al servicio del rey Alfonso V y de sus misiones de carácter diplomático en Castilla, en donde se puso en contacto con la pintura flamenca, aprovechando los estrechos vínculos existentes entre Castilla y Flandes. Su obra más importante es La Virgen de los Consellers, en la que se sigue fielmente la pintura de Van Eyck y su gusto por la representación de la realidad. La Virgen, sentada en un trono de madera magníficamente descrito, aparece rodeada por santa Eulalia, san Andrés y los consellers.

Luis Dalmau: La Virgen de los Consellers. Museo Nacional de Arte de Cataluña

En Cataluña sobresale Jaime Huguet. Su obra maestra es el tríptico de San Jorge, en la que el santo, melancólico, está dotado de una gran elegancia y humanidad.

Jaime Huguet: Retablo de san Jorge y la princesa. Museo Nacional de Arte de Cataluña

Bartolomé Bermejo es uno de los mejores pintores del área aragonesa de este momento, aunque su origen era cordobés. Su obra maestra es, indudablemente, Santo Domingo de Silos (Museo del Prado). El santo, entronizado, viste una impresionante capa pluvial y porta la mitra y el báculo. En su rostro se refleja la severidad propia de su cargo y en su trono e indumentaria de demuestra la gran capacidad técnica del autor, aprendida probablemente en el entorno del pintor flamenco Petrus Christus, para la captación con absoluta fidelidad de los detalles, incluso los más mínimos. 

Bartolomé Bermejo: Santo Domingo de Silos. Museo del Prado. Madrid

En Castilla, la incidencia de la pintura flamenca alcanzó un alto grado de desarrollo, hecho que debió de propiciar el intenso contacto que Castilla, como se comentó anteriormente, mantenía con Flandes; incluso se sabe que Van Eyck estuvo afincado en esta tierra durante una corta temporada.

En Salamanca trabajó Fernando Gallego, formado en contacto directo con la pintura flamenca. Su pintura se caracteriza por la melancolía, el patetismo y la fiel captación de la naturaleza. Entre sus obras más importantes se encuentra La Piedad (Museo del Prado) y la decoración mural de la bóveda de la biblioteca de la Universidad de Salamanca con alegorías de astros y constelaciones.

Fernando Gallego: Bóveda del Zodiaco de la Universidad de Salamanca


Talleres de Burgos y León

 En el siglo XIII los principales talleres están abiertos en Burgos y León. Pero puede decirse que no comienzan a actuar hasta mediado el siglo, pues los trabajos de fábrica han acaparado hasta entonces toda la actividad. Uno de los conjuntos góticos principales se halla en la catedral de Burgos. La portada del Sarmental se hace un poco antes, en 1243. Puede reconocerse en ella la obra de tres maestros. El primero labra el Pantócrator del tímpano y el Tetramorfos. Detalle ya de goticismo es la presencia de los evangelistas escribiendo en pupitres, en forma naturalista. Este maestro está relacionado con el autor del Beau Dieu de Amiens. El apostolado del dintel corresponde a otro maestro, pero del mismo núcleo de Amiens. De estos mismos talleres son los ángeles y reyes músicos que decoran la arquivolta. Otro tercer maestro, en relación desde luego con los anteriores, hizo la soberbia imagen del parteluz que probablemente representa al obispo don Mauricio, promotor de las obras de la catedral.

(MARTÍN GONZÁLEZ, J. J. Historia del Arte, 1986)


A FONDO

LA CATEDRAL DE BURGOS

Burgos es una ciudad típicamente medieval que nació y creció alrededor de un castillo erigido sobre un cerro. La catedral se construyó en un desnivel, lo cual tuvo serias repercusiones constructivas, ya que la Portada de la Coronería y el brazo del crucero que corresponden a ella se encuentran muchísimo más elevados que el resto del edificio.

Muchas fueron las circunstancias que confluyeron para que en el siglo XIII se iniciase su construcción. Una de ellas fue el nombramiento del obispo Mauricio, un personaje muy culto que había estudiado en París y que medió para que se concertase el matrimonio entre Fernando III y la princesa Beatriz de Suabia. En cuanto a los artistas que trabajaron en ella, sabemos que es posible que en los inicios trabajase el maestro Ricardo, pero del primero que tenemos constancia documental es del maestro Enrique, colaborador también en la catedral de León. En la segunda etapa constructiva, que tiene lugar entre el siglo XV y el XVI, hay que hablar de la dinastía de los Colonia, Juan y su hijo Simón, así como de Juan de Vallejo.

La planta de la catedral es de cruz latina con tres naves de seis tramos. El crucero, marcado en planta, es de una sola nave. La cabecera es profunda y está dotada de girola. La planta de Burgos se ha venido relacionando con la de Coutances mientras que el alzado está más próximo a Bourges, lo que hace que presente claras conexiones con el Gótico francés. El muro de la nave central está dividido en tres partes: los arcos que comunican las naves, un amplio triforio, elemento que tenderá a desaparecer y, por último, grandes ventanales apuntados, que permiten la penetración de la luz en el interior de este magnífico edificio. La luminosidad se ve reforzada por el rosetón de los pies y el situado en el brazo meridional del crucero. Toda esta estructura está cubierta con bóvedas de crucería de una gran simplicidad, como corresponde al momento más clásico del Gótico español.

Fachada de la Catedral de Burgos

En el exterior podemos ver dobles arbotantes como los que encontramos en templos franceses como Saint-Denis, mientras que el modo de organizar las fachadas es más característico de Reims.

En las torres y en las partes altas de la catedral se encuentra un importante conjunto de esculturas, entre las que se hallan imágenes de los ocho reyes de Castilla y León, de la misma manera que sucedía en Reims, en un claro intento de vincular la religión a la monarquía. Las agujas de las torres que se encuentran a los pies de la iglesia están bellamente caladas y son obra de Juan de Colonia, quien posiblemente siguió para su ejecución modelos alemanes.

Una de las partes más hermosas de toda la catedral es el cimbreo que se erige en el centro del crucero. Está bellísimamente decorado con diversos motivos iconográficos que, por encontrarse situados a gran altura, no han podido ser estudiados en detalle (motivos heráldicos pertenecientes a la Monarquía, a la ciudad o a prelados de la época, así como santos especialmente venerados en la ciudad de Burgos, esculturas de profetas, etc.). El cimborrio, realizado por Juan de Colonia, se vino abajo en 1539 por lo que Juan Vallejo acometió su reconstrucción tiempo después. Sobre cuatro grandes pilares cilíndricos se eleva una bóveda estrellada cuya plementería está calada.

Una mención especial merece la Capilla del Condestable. Fue concedida a doña Mencía de Mendoza en el año 1482 con la finalidad de que allí se construyese un gran panteón para ella y su esposo, Pedro Fernández de Velasco, quien fue Contestable de Castilla. Las obras se le encargaron a Simón de Colonia. En el centro de la capilla se encuentran sendos sepulcros bajo una increíble bóveda estrellada que se considera una de las realizaciones más interesantes de nuestra arquitectura gótica y en las que es posible percibir una cierta influencia musulmana.

El problema del desnivel del brazo septentrional del crucero fue solventado por Diego de Siloé con la realización de la Escalera Dorada entre 1519 y 1522, de rasgos plenamente renacentistas.

Para finalizar, hablaremos del claustro, que fue iniciado en el siglo XIII, pero que no se llegó a terminar hasta el XIV. En él se pueden apreciar varias esculturas monumentales de gran valor como las figuras de Alfonso X y su esposa doña Violante.

Cimborrio de la Catedral de Burgos 


GLOSARIO

Cul-de-lampe
Columnas adosadas al muro procedentes de una cubierta o de los arcos fajones. Estas columnas no llegan al suelo, sino que se cortan y en la base adquieren forma de ménsula redondeada.

Arco diafragma
Arco perpiaño que separa los los tramos de una base desviando, en parte, los excesos de carga que puedan ocasionar los muros laterales.

Artesonado
Se da este nombre a los techos de madera descubiertos que tienen forma de artesa invertida.

El claustro del Monasterio de Guadalupe (Cáceres)
Es uno de los más hermosos ejemplos del arte mudéjar dentro de esta provincia, en cuyo centro se erige un templete algo más tardío que el resto del claustro bellamente decorado con elementos cerámicos.

Basilisco
Animal fantástico mezcla de gallo y serpiente, con una cola bífida y corona en la cabeza. Se creía que era capaz de matar con su mirada. Se podía eliminar enfrentándolo a un espejo, con lo que su propia arma era capaz de matarlo a él. Se representó a lo largo de toda la Edad Media como símbolo del mal que Cristo pisoteaba.

El doncel de Sigüenza
En este sepulcro, el difunto no aparece yacente sino recostado sobre un haz de heno, como símbolo de la fugacidad de la vida y leyendo un libro, posiblemente una de las actividades que debió practicar en vida. A sus pies, un siervo y un león aluden a la fidelidad.


CITAS

"Nuestra comida es escasa, nuestros vestidos toscos y nuestra bebida está en el río. Bajo nuestros riñones no hay más que una dura estera; cuando dormimos resulta más dulce levantarnos al sonido de una campana. Por todas partes paz, por todas partes serenidad y una maravillosa libertad respecto al resto del mundo".
El abad Ailred