La vuelta al mundo clásico no debe ser interpretada como un hallazgo del Renacimiento. Durante la Edad Media, aunque de un modo más soterrado, el mundo clásico subsistió, tal y como hemos estudiado en unidades anteriores. Podemos hablar, entonces, de la existencia en el mundo medieval de pequeños renacimientos que anuncian el verdadero renacer de la cultura clásica que tiene su más alta expresión en el Renacimiento italiano.
Bramante: San Pietro in Montorio. Roma
1. ASPECTOS GENERALES DEL RENACIMIENTO
El origen del término Renacimiento es francés y se acuña para designar un movimiento artístico pero, sobre todo, una corriente de pensamiento, que aparece en Italia y se desarrolla durante los siglos XV y XVI. Los escritores italianos Francesco Petrarca, Dante y Bocaccio desempeñaron un papel decisivo en la aparición del Renacimiento aunando su escaso interés por la Edad Media con su admiración por todo lo acaecido en la Antigüedad romana.
A la hora de comprender y analizar el Renacimiento existe una serie de factores esenciales que hemos de tener en cuenta.
- El mundo clásico
Por este motivo, se inicia un exhaustivo estudio de todos los ámbitos culturales del pasado grecolatino, lo que implica el análisis de la arquitectura, los tratados, la mitología y la literatura (Ovidio, Horacio, Salustio, Séneca, Sófocles, Euripides, Herodoto, etc.).
- Del teocentrismo al antropocentrismo. El nacimiento de la ciencia
Los cambios que habían comenzado a gestarse en el Gótico culminan en este momento.
El hombre está en el centro de la Creación y comienza a emplear la razón, en oposición al conocimiento medieval que se movía en el ámbito de la fe.
La razón y la investigación llevaron a Nicolás Copérnico al descubrimiento y aseveración de una gran verdad: la Tierra no está en el centro del Universo sino que gira alrededor del Sol (De revolutionibus orbium caelestium).
Por otro lado, se produjeron grandes avances en el campo de la navegación que permitieron el descubrimiento de nuevos territorios, entre ellos América.
Se inició un nuevo método de estudio y análisis de la realidad que se basa en la observación, la formulación de una ley y la comprobación de la misma.
El conocimiento de la anatomía experimentó un gran desarrollo, lo que tendrá su reflejo en una mayor corrección al representar el cuerpo humano.
El alemán Johannes Gutenberg inventa la imprenta, lo que permite divulgar los conocimientos y la literatura más rápidamente y a más bajo costo.
- El mecenazgo y el artista
Durante la época que conocemos como Renacimiento, el patrocinio de la realización de obras de arte deja de ser una actividad única y exclusivamente de la monarquía y del clero -como había sucedido anteriormente- y se convierte en algo que interesa a otros sectores de la sociedad, como los nobles o la burguesía.
Piero della Francesca: Detalle del cuadro La Virgen, los Santos y Federico de Montefeltro en el que se puede ver a éste último. Pinacoteca de Brera. Milán
Asistimos en estos momentos al increíble desarrollo de un cierto gusto por el coleccionismo, no sólo de obras de arte, sino también de objetos curiosos o difíciles de encontrar, lo cual fue muy frecuente, tanto en Italia como en Centroeuropea.
Las grandes familias que ejercieron el mecenazgo, es decir, que se encargaron de promover y patrocinar las artes en Italia fueron, entre otras, los Medici, Gonzaga, Rucellai, Malatesta, Farnesio, Montefeltro, Sforza y Strozzi. En el siglo XVI los mecenas van a ser los papas y el interés artístico no estará localizado en Florencia, como en la centuria anterior, sino en Roma.
Hasta este momento, el artista había sido considerado como alguien que realizaba una labor de tipo artesanal, tarea que no requería ningún esfuerzo intelectual. En Italia, en el siglo XV, el artista comienza a ser alguien más respetado y valorado cuya actividad se va a ir separando poco a poco de lo meramente manual. Prueba del creciente interés que despertó la figura del artista es el elogio que Dante hace del pintor Giotto o el texto que escribió Giorgio Vasari, Vite (Vidas), obra espléndida que recopila las biografías de los artistas más célebres de su época.
El Renacimiento es una época de grandes individualidades, de personalidades geniales capacitadas para brillar con luz propia en diversos campos del arte y del saber, como es el caso de Miguel Ángel o de Leonardo.
- La tratadística
Todos los estudios y análisis que se realizan en el Renacimiento fueron recogidos en textos que se denominan tratados. Alberti escribió tres importantes tratados: De pictura, De statua y De re aedificatoria. En esta última obra, quizá la más importante de todas ellas, dirigidas a humanistas y no exclusivamente a arquitectos, recupera los tres preceptos fundamentales de la arquitectura que ya había señalado Vitrubio: firmitas, utilitas y venustas o, lo que es lo mismo, solidez, utilidad y belleza.
Leonardo Da Vinci, paradigma del hombre renacentista, interesado no sólo por las artes, sino también por otros ámbitos del saber como la tecnología y las ciencias naturales, escribió un tratado sobre pintura cuyos principios llevó a la práctica en sus obras.
Piero della Francesca, uno de los más interesantes artistas del Quattrocento, escribió De prospectiva pingendi, texto en el que el autor analiza el problema de la perspectiva desde el punto de vista de la geometría más rigurosa.
En definitiva, podemos decir que el número de artistas que sistematiza sus estudios en los tratados es realmente grande, lo que demuestra, sin duda, el creciente interés por el rigor de carácter científico aplicado a la creación artística.
También en época manierista se escribieron importantes tratados como Los cuatro libros de arquitectura, de Palladio y Regla de los cinco órdenes de Vignola.
Leonardo Da Vinci: El hombre. Galería de la Academia. Venecia
2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA RENACENTISTA
La arquitectura renacentista, lo mismo que otros campos del saber y de la cultura, parte de una fuerte revalorización de lo clásico, de tal modo que muchos de los elementos constructivos que se emplean los conocemos ya gracias al estudio del arte en Grecia y Roma.
Al igual que el resto de las manifestaciones artísticas, la arquitectura del Renacimiento italiano puede dividirse cronológicamente en tres etapas:
- Quattrocento (siglo XV).
- Cinquecento (primer tercio del siglo XVI).
- Manierismo (aproximadamente a partir del segundo tercio del siglo XVI).
Los elementos más importantes de la arquitectura renacentista son los siguientes:
- En la arquitectura renacentista italiana, dentro de la tipología de edificios civiles, encontramos el palacio y la villa.
La villa es una pequeña vivienda que los nobles poseían en el campo. La mayoría, y también las más relevantes, se construyen en Italia durante el siglo XVI.
En el ámbito religioso, se seguirán construyendo interesantes templos con planta de cruz latina que recrean el esquema basilical. También será frecuente encontrar plantas centrales que, en algunos casos, se funden con las longitudinales. El espacio de los edificios renacentistas es diáfano y unitario y están iluminados por una luz limpia y blanca.
Brunelleschi: Interior del Santo Spirito. Florencia
Brunelleschi: Santo Spirito. Florencia
- El tipo de arco empleado de una manera generalizada es el de medio punto, el mismo que encontramos en las construcciones romanas. Las columnas respetan los órdenes clásicos.
- Los edificios se cubren con cúpulas o bóvedas de cañón decoradas con casetones. La cúpula del Panteón de Agripa será la inspiración para las de Santa Maria del Fiore de Brunelleschi y el San Pedro Vaticano de Miguel Ángel.
- Los principales elementos decorativos son los grutescos, candelieri, guirnaldas, putti, figuras de origen mitológico y fantástico, medallones, etc. que introducen una nota de fantasía en los edificios renacentistas, caracterizados por la rigurosa aplicación de la matemática y la geometría en un claro intento por conseguir la perfección encarnada por el ideal clásico.
3. LOS PRINCIPALES ARQUITECTOS DEL QUATTROCENTO Y SUS OBRAS
El primer gran artista de la arquitectura del Renacimiento fue Filippo Brunelleschi (1377-1446), quien mediante la realización de la cúpula de Santa Maria del Fiore (1409-1436) en la ciudad de Florencia inaugura oficialmente esta época de esplendor en el arte que es el Renacimiento. Aunque se inició como escultor, es en el campo de la arquitectura donde se reconoce su genialidad. En Santa Maria del Fiore se combinan sabiamente la pureza de los elementos renacentistas con la pervivencia de algunas de las características del Gótico. Construyó en esta catedral gótica inacabada una doble cúpula hemisférica en el interior y en el exterior ligeramente apuntada sobre un tambor octogonal. La luz que penetra por ella es blanca y unitaria y se opone radicalmente al concepto de iluminación medieval, de la misma manera que la interpretación espacial es igualmente unitaria, frente a la fragmentación que caracterizó a los edificios del Medievo.
Brunelleschi: Cúpula de Santa Maria del Fiore. Florencia
Alberti llegó a afirmar sobre esta obra que se trataba del primer gran logro del arte nuevo que igualaba e incluso superaba a los de la Antigüedad. El primer gran proyecto realizado íntegramente por Brunelleschi fue el Hospital de los Inocentes (iniciado en 1419), dotado de un hermoso patio con arquerías de medio punto en cuyas enjutas aparecen tondos de cerámica vidriada que introducen un punto de color en el mismo.
Brunelleschi: Detalle del Hospital de los Inocentes. Florencia
Más tarde le encargaron la iglesia de San Lorenzo (1420) y la del Santo Espíritu (1436), ambas en la ciudad de Florencia, que constituyen el prototipo de basílica renacentista.
San Lorenzo es una obra iniciada tiempo antes de que Brunelleschi se ocupase de ella, mientras que la de Santo Espíritu es íntegramente nueva, lo cual le permitió desarrollar libremente su genio creador. Esta obra es algo más tendente a la centralización que el resto de sus edificios y más impactante por la forma de organizar y distribuir los espacios. En ambos casos, tanto en San Lorenzo como en Santo Espíritu, el arquitecto introduce un trozo de entablamento entre la columna y el arranque del arco, con la finalidad de darle mayor altura a la obra, Brunelleschi apenas trabajó fuera de Florencia, pero su influencia llegó hasta ciudades como Urbino o Milán.
Brunelleschi: Detalle de la Capilla Pazzi. Florencia
Michelozzo di Bartolomeo (1396-1472) es discípulo de Brunelleschi y autor del Palacio de Medici-Riccardi (1444-1459), ejemplo muy representativo del palacio renacentista. El exterior tiene aspecto de fortaleza, mientras que en el interior encontramos un patio plenamente renacentista que articula las habitaciones. En el exterior, los paramentos son de almohadillado, que se convertirá en un signo distintivo de la elevación social.
Michelozzo di Bartolomeo: Interior del Palacio Medici-Riccardi. Florencia
Leone Battista Alberti (1406-1472) es el arquitecto más representativo del Quattrocento italiano. Fue un profundo conocedor de las matemáticas, la geometría y los textos de Vitrubio. Entre sus obras está Santa Maria Novella de Florencia (finalizada en 1470). Su fachada recoge la tradición artística toscana. En ella dos inmensas volutas sirven de unión entre la parte inferior y la superior.
Alberti: Fachada de Santa Maria Novella. Florencia
San Andrés de Mantua (proyecto del año 1470), su obra más importante, anuncia el modelo de planta para las iglesias de los jesuitas que perfiló totalmente Vignola en el siglo XVI. La planta es de cruz latina con una cúpula en el centro del crucero y capillas laterales. En el exterior, la fachada recuerda a un gran arco del triunfo, en concreto, al arco de Tito. El palacio Rucellai (1447-1451) es otra de sus obras más interesantes, en cuyo zócalo podemos ver el opus reticulatum, un aparejo que presenta aspecto de retícula. En la ciudad de Rímini se conserva otra interesante obra de Alberti: San Francesco. Esta iglesia fue mandada construir por Segismundo Malatesta en el año 1450. San Francesco había sido una pequeña iglesia monástica en la que estaban enterrados todos sus antepasados.
Alberti decidió conservar, en gran medida, el primitivo edificio gótico. La fachada recuerda, por su estructura, a un arco del triunfo. De ellas sobresalen las columnas estriadas de capitel corintio y la excelente calidad de los materiales empleados para su realización traídos de Rávena.
La transición de la arquitectura del Quattrocento la encarna el arquitecto Giuliano de Sangallo (1445-1516). A su conocimiento de las obras de Brunelleschi y de Alberti hay que añadir un cierto estudio, aunque no muy profundo, de la arquitectura romana.
Sangallo es el autor de la primera villa renacentista, la Villa Medici en Poggio a Caiano (iniciada en 1480), en la que existen muchos elementos que invitan a pensar en la Antigüedad clásica, como la especie de pequeña pronaos que antecede al edificio.
4. PRINCIPALES ARQUITECTOS DEL CINQUECENTO Y SUS OBRAS
Si bien habíamos visto que Florencia fue el foco artístico más relevante en el Quattrocento, durante el siglo XVI el protagonismo pasa a la ciudad de Roma, debido fundamentalmente al considerable aumento del poder papal que atrae a los más importantes artistas del momento. Tal es el caso de Michelangelo Buonarroti (Miguel Ángel) quien mantuvo una estrecha relación con la figura de Julio II, hombre de una fuerte personalidad que destacó por su astucia a la hora de tratar los asuntos relacionados con las finanzas y la administración económica.
El primer gran arquitecto del Cinquecento fue Donato Bramante (1444-1514). Su formación como arquitecto -antes se formaría como pintor- tuvo lugar en la corte de Ludovico el Moro. Se interesó por la arquitectura, tanto tanto desde un punto de vista teórico como práctico. Investigó sobre el empleo de los órdenes clásicos y las plantas centralizadas. Sus primeras obras están precisamente en el lugar donde se formó: Milán. Allí intervino en la iglesia prerrománica de San Satiro a la que añadió un pequeño oratorio: Santa Maria presso San Satiro (1478). Con posterioridad se establece en Roma, donde se ocupó de la construcción del Templo de San Pietro in Montorio (iniciado en 1502), mandando edificar por los Reyes Católicos en el mismo lugar en que la tradición asegura que fue martirizado san Pedro. Podemos afirmar que el edificio está en la línea de los templos romanos de planta central como el de Vesta. Bramante trabajó, como otros arquitectos de la misma época, en un proyecto para la Iglesia de San Pedro del Vaticano, aunque quien finalmente lo llevó a cabo fue Miguel Ángel sin llegar a concluirlo. Gracias a un plano de pergamino, que se guarda en el museo de los Uffizi y a una moneda del año 1506, podemos saber que el proyecto diseñado por Bramante era de planta de cruz griega, tenía en el centro una cúpula, ábsides en los extremos de los brazos y cúpulas de menor tamaño en ellos. También es el autor del patio del Belvedere del Vaticano, lugar donde se hallaba la colección de escultura clásica del papa. Allí ejecutó una impresionante fachada ante la que colocó una escalinata de peldaños semicirculares concéntricos.
Basílica de San Pedro Vaticano
Rafael (1483-1520), aunque es mal conocido en su faceta de pintor, también hizo algunas incursiones en el mundo de la arquitectura. Tal es el caso de la Capilla funeraria de Agostino Chigi, en la iglesia de Santa Maria del Popolo o el proyecto realizado para la Basílica de San Pedro que no tuvo demasiada fortuna.
Antonio de Sangallo el Joven (1484-1546) es el gran continuador de la sobriedad arquitectónica de Bramante. Su interés se centró especialmente en la realización de palacios que demuestran la evolución sufrida con respecto a los del período quattrocentista. Es el autor del Palacio Palma-Baldassini (1510-15) y el Palacio Farnesio (iniciado en 1512). Este último tiene tres pisos y carece del almohadillado característico de los palacios quattrocentistas. En el segundo piso se alternan los frontones semicirculares con los triangulares. En el interior sobresale un patio que se inspira en el teatro Marcello de Roma.
Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) es el artista que marcará la pauta para el inicio del Manierismo, estilo que será seguido por numerosos artistas durante la tercera década del siglo XVI. Como arquitecto introduce un elemento nuevo: la sorpresa. Es capaz de jugar con lo inesperado y utilizar el lenguaje clásico con una mayor libertad.
Nace en Florencia y tras unos años de trabajo en esa ciudad se traslada a Roma reclamado por el papa Julio II. Allí realizó la Biblioteca Laurentina (iniciada en 1524), en la que se permite todo tipo de libertades jugando con los elementos clásicos sin respetar sus normas y se introduce un elemento que será decisivo en la arquitectura manierista: el agobio espacial. En Roma se encargó, sin llegar a concluirla, de la Basílica de San Pedro del Vaticano (iniciada en 1506), para la que habían hecho proyectos Bramante, Sangalo y Rafael. El diseño de Miguel Ángel recogía, en gran medida, la idea de Bramante. El templo tenía planta cuadrada y una cúpula central que constituía el núcleo de su proyecto. Para construirla se inspiró en la del Panteón de Roma y en la de Santa Maria del Fiore: se alza sobre un tambor cilíndrico con ventanas cuadradas separadas por columnas pareadas, coronadas por frontones semicirculares y triangulares. La cúpula es semiesférica y no octogonal como la de Santa Maria. Como proyecto de carácter urbanístico ejecutó la plaza del Campidoglio de Roma, en la que se encuentra el Palacio de los Conservadores que se encargó de restaurar. En este edificio empleó el orden gigante -que caracterizará a la arquitectura manierista- y colocó en el centro de la plaza la estatua ecuestre de Marco Aurelio.
En Venecia debemos citar al gran arquitecto Jacopo Sansovino (1486-1570), que empezó trabajando como escultor en el taller de Andrea Sansovino. Más tarde fue a Venecia, donde conoció a Pietro Aretino. Sansovino fue quien se encargó, durante mucho tiempo, de reforzar las bóvedas de la iglesia de San Marcos. Más tarde trabajó en la reconstrucción de la Piazzetta y en la realización de la Biblioteca de San Marcos (1537), una obra admirada por autores de todos los tiempos. De ella afirmaron Palladio y Vignola que había implantado el estilo romano en Venecia y que era el edificio más rico y decorado desde la Antigüedad. Sansovino tuvo la cualidad de saber emplear los órdenes clásicos conjugando elegancia y grandilocuencia.
5. ARQUITECTURA MANIERISTA
El Manierismo, palabra cuyo origen se encuentra en la voz italiana maniera, es un término bastante difícil de definir. Los primeros estudios que se han realizado sobre él son relativamente recientes.
Las obras manieristas estaban destinadas a una clientela refinada y culta. Los pintores del segundo tercio del siglo XVI afirmaban pintar alla maniera de Miguel Ángel, de Rafael o, en definitiva, de todos aquellos grandes pintores del Cinquecento. En este sentido, no se imita directamente la naturaleza, como pretendieron los artistas considerados renacentistas. En arquitectura, hablar de Manierismo es hablar de la influencia que Miguel Ángel ejerció sobre arquitectos como Palladio o Vignola. Los principales aspectos de la arquitectura manierista son los siguientes:
- Utilización del lenguaje clásico con absoluta libertad, empleando los elementos tradicionales pero sin respetar las reglas que los rigen y su distribución original.
- Empleo de elementos arquitectónicos que no siempre cumplen una función estructural. En la base del Manierismo se encuentra un cierto enfrentamiento entre la función y la forma.
- Búsqueda de la sorpresa, la originalidad y el movimiento. El arquitecto se está apartando de los ideales de belleza clásicos basados en el orden, la proporción y la medida.
- Otro aspecto esencial de la arquitectura manierista es la creación de espacios, por un lado compartimentados, y por otro agobiantes, como también serán angustiosos los espacios recreados en la pintura, en la que los personajes parecen desbordar el espacio en que se ubican.
Andrea Palladio (1508-1580) nació en Vicenza donde se formó como cantero. Más tarde visitó Roma, lugar en el que conocería tanto los edificios del Renacimiento como los de la Antigüedad romana, muestras de la arquitectura de otro tiempo, que él interpretó de un modo muy personal. Escribió un importante tratado titulado Los cuatro libros de arquitectura, en el que demuestra un gran conocimiento de la historia de la edificación. La mayor parte de los edificios que construyó están en su ciudad natal. Allí hizo la fachada para La Basílica, un antiguo edificio gótico en ruinas. En Venecia construyó San Giorgio Maggiore (1566), la iglesia del Redentore (1577-1592), pero será la villa la tipología arquitectónica en la que más sobresalió. La más famosa de todas ellas es la Rotonda, obra perfectamente ilustrada en su tratado Los cuatro libros de la Arquitectura. La villa es el resultado de la anexión de distintas formas geométricas simples y está presidida por una simetría total. Palladio ejerció una inmensa influencia en los arquitectos del Neoclasicismo, especialmente en los más utópicos.
Jacopo Barozzi, conocido como "Vignola" (1507-1573) es autor de un interesante tratado sobre los cinco órdenes titulado La regla de los cinco órdenes. Al igual que Palladio, realiza algunas villas como la del papa Giulio, denominada Villa Farnesio, en Caprarola, iniciada en 1559, cuya planta tiene una curiosa forma pentagonal. Pero, sin duda, la iglesia del Gesú en Roma (1568), va a ser la que más trascendencia tenga en el futuro, puesto que se convertirá en el modelo de iglesia jesuita. Hay autores que plantean la posibilidad de que su fuente de inspiración haya sido la iglesia de San Andrés de Mantua de Alberti.
Giacomo della Porta: fachada de Il Gesú. Roma
Vignola: Interior de Il Gesú. Roma
Bartolomeo Ammannati (1511-1592) fue escultor además de arquitecto. Colaboró con Sansovino en la Biblioteca de Venecia. Su ámbito de trabajo se sitúa sobre todo en la Toscana. Fue el encargado de finalizar el Palacio Pitti realizando su patio en el año 1560. Para la fachada que da a ese patio recuperó el almohadillado, tal y como se hacía en los palacios del Quattrocento. A él pertenece también el puente de Santa Trinitá y los Jardines Boboli, ambos en Florencia.
Palacio Pitti. Florencia
Giorgio Vassari (1511-1574) ha pasado a la historia, más que como arquitecto, como biógrafo de los grandes artistas del Renacimiento.
Dentro de su producción arquitectónica su obra más importante es el Palacio de los Uffizi, en Florencia (1560) donde hoy se alberga una de las más valiosas colecciones de arte del mundo.
Dentro de la tratadística manierista sobresalió Sebastiano Serlio (1475-1554), autor del Tratado de arquitectura, obra de una tremenda trascendencia y creador de una ventana de tres aberturas que se conoce con el nombre de serliana.
El artista renacentista
"Llegó entonces el período de los grandes hallazgos, cuando los artistas italianos se volvieron hacia las matemáticas para estudiar las leyes de la perspectiva y hacia la anatomía para estudiar la construcción del cuerpo humano. A través de esos hallazgos, se amplía el horizonte de los artistas. Ya no se trataba de unos artesanos entre otros artesanos, aptos, según los casos, para hacer unos zapatos, una alacena o un cuadro. El artista era ahora un maestro por derecho propio, que no podía alcanzar fama sin explorar los misterios de la Naturaleza y sondear las secretas leyes que rigen el Universo. [...] En época anteriores, era el príncipe el que otorgaba sus favores al artista. Ahora casi parecían combinados los papeles y era el artista quien hacía un favor al príncipe o al potentado aceptando uno de sus encargos. Así, llegó a suceder que el artista podía frecuentemente elegir la clase de encargo que le gustaba y ya no necesitaba acomodar sus obras a los deseos y fantasías de sus clientes".
(GOMBRICH, E. Historia del Arte, 1987)
A FONDO
SANTA MARIA DEL FIORE (FLORENCIA)
La Catedral de Santa Maria del Fiore, en la ciudad de Florencia, es una de las obras más importantes y, al mismo tiempo, más influyentes del Renacimiento; decisiva hasta el punto de que ha sido tomada como referencia esencial de este estilo.
Esta iglesia, iniciada por el arquitecto gótico Arnolfo di Cambio en 1296, se ubica en el mismo lugar en que estaba la iglesia de Santa Reparata. Una vez que muere Di Cambio en el año 1302, se produjo una interrupción en el proceso constructivo de, aproximadamente, 30 años, de tal manera que en 1331 las obras se reanudaron con Giotto, al que ya hemos tenido ocasión de estudiar. Éste aceleró las obras del campanario, mientras que las de la iglesia discurrieron con extrema lentitud. Además de Giotto, intervinieron otros arquitectos de clara raigambre medieval como Andrea Pisano, Francesco Talenti y Lapo Ghini. En líneas generales, este edificio se ajustaba bastante bien a las características de la arquitectura gótica italiana.
El tambor de la cúpula se construyó en 1418, momento en el que se volvieron a paralizar las obras. En aquel año, el gremio de tejedores de lana convocó un concurso para elegir al que habría de convertirse en el nuevo jefe de obras de Santa Maria del Fiore. En principio resultó elegido Ghiberti, quien abandonó muy pronto el proyecto, lo que provocó que pasara a manos de Brunelleschi, verdadero artífice de esta obra, que trabajó en ella desde 1420 hasta 1446. Al hacerse este último cargo de las obras, llevará a cabo uno de los elementos constructivos que, finalmente, resultará tan innovador como para ser considerado punto de partida del Renacimiento: la cúpula que se ubica en el espacio octogonal que se genera al cortarse la nave con el crucero.
Para erigir esta magna obra fue necesaria la utilización de cimbras, es decir, armaduras de madera que servían de esqueleto para la construcción de un arco o una bóveda. La cúpula está integrada por dos cascarones, uno dentro de forma esférica y otro exterior, de sección octogonal, formado por ocho lunetos triangulares que se curvan sobre aristas de mármol. Aunque, posiblemente, la intención de Brunelleschi era construir una cúpula semicircular, el hecho de que conociese los problemas que el muro presentaría para sustentarla, para soportar sus fuertes empujes, le llevó a realizar una segunda cúpula de sección poligonal de ocho lados y apuntada que se encargase de neutralizarlos. La cúpula exterior y la interior se unen mediante gruesas piedras colocadas en la base de las mismas. En el exterior de la cúpula es posible ver ocho nervios, a los que han de sumarse otros dos en cada uno de los paños que permanecen ocultos. Para su construcción se utilizaron ladrillos huecos dispuestos en opus spicatum, un aparejo empleado ya por los romanos que recibe esta denominación porque la manera en que se colocan los ladrillos recuerda a las espinas de un pescado. Este conjunto está culminado por una linterna por la que penetra una luz blanca, limpia, que nos remite más al Panteón de Roma que a la luz de los edificios góticos, coloreada e irreal. De la misma manera, la concepción del espacio, la tendencia a la centralización que queda perfectamente expresada en esta obra, nos hablan del deseo del hombre renacentista por volver a colocarse en el centro de la Creación, antes ocupado por la figura de Dios, por recuperar el antropocentrismo del mundo clásico.
El tambor está revestido en el exterior por placas de mármol blanco de Carrara y verde de Prato, dispuestas en bandas, como era costumbre en la arquitectura medieval italiana, que acentúan la sensación de horizontalidad contrastando con la verticalidad de la cúpula.
Este conjunto, y especialmente la cúpula que se erige orgullosa en el cielo florentino, se convierten en emblema inigualable de esta ciudad, en un momento en que existían fuertes rivalidades entre los distintos Estados que conformaban la península Itálica. La gran habilidad constructiva ha sido loada por artistas de todos los tiempos, incluso, lo que es más infrecuente, por sus propios contemporáneos. Miguel Ángel decía que "era bellísima". Alberti afirmó: "Quién antes que tú, Felipe, Arquitecto, se atrevió a construir estructura de tal dimensión, erguida hacia el cielo, ancha para poder cubrir con su sombra todas las gentes toscanas". Lo que Brunelleschi representa para la arquitectura renacentista queda perfectamente expresado en esta magna obra, síntesis inigualable de los avances estéticos y técnicos.
GLOSARIO
Almohadillado
Se denomina de esta manera al aparejo en el que las juntas están rehundidas. Los tipos de almohadillados más frecuentes son el rústico, de apariencia tosca, y el de punta de diamante, en el que la cara visible del sillar adquiere forma piramidal.
Grutesco
Es un tipo de decoración que proliferó durante el Renacimiento. Consiste en una serie de figuras que se entremezclan formando un todo. Puede incluir desde elementos vegetales, animalísticos o incluso humanos. El nombre de grotesco se debe a que este tipo de decoración fue hallado en la casa de Nerón, Domus Aurea, que se hallaba en muy mal estado de conservación, tanto que se asemejaba a una ruta (grotta en italiano).
La Capilla Pazzi
Fue construida por Brunelleschi para una de las familias más poderosas de Italia. Se trata de una pequeña edificación en la que empleó los elementos del lenguaje clásico aprendido a través del estudio del arte romano, especialmente del Panteón de Roma, y de la Matemática. Sus conocimientos de esta materia eran bastante profundos y los aprendió gracias a Toscanelli y su amigo y matemático Paolo del Pozzo. En el interior empleó cerámicas vidriadas de Della Robbia.
El Templo de San Pietro in Montorio
Tiene planta circular. Realizado en travestido y mármol, se erige sobre un basamento con escalones. Posee un pórtico de dieciséis columnas que sustentan un entablamento decorado con triglifos y metopas. La cella circular se cubre con una cúpula. Se erigió en el lugar exacto en que la tradición afirma que fue crucificado san Pedro. En el interior está el hoyo en que los cristianos afirman que se colocó la cruz.
San Pedro del Vaticano
Era un ambicioso proyecto que representaba muy bien el inmenso poder que los papas tenían. Se trataba de una vieja basílica construida por Constantino en el año 330 sobre un circo de Nerón en el que fueron martirizados muchos cristianos. Allí acudió un gran número de peregrinos a lo largo de toda la Edad Media.
Pietro Aretino
Es un importante escritor del siglo XVI que se caracteriza por un estilo de aparente espontaneidad tras el cual se esconde un elaborado trabajo. Poseía una gran sensibilidad estética que le granjeó la amistad de muchos artistas, entre ellos, la de Tiziano.
Manierismo
El término Manierismo fue empleado por primera vez por Lanzi a finales del siglo XVIII para referirse a un importante grupo de artistas que trabajaron durante la segunda mitad del Cinquecento. Los artistas manieristas, durante mucho tiempo, fueron víctimas de feroces críticas como las de Bellori, que los despreciaba por considerar que se habían apartado de la imitación de la naturaleza.
Los jardines
Adquirieron durante el Manierismo una especial importancia, como demuestra este texto relativo a los jardines del Pratolino realizados por Buontalenti: "Vemos en el Jardín excelentes Grutas, Fuentes, Estanques, Paseos umbríos, Arboledas y demás todo en la ladera de un monte. Aquí tenemos la gruta de Cupido con los escabeles mojadores en los que al sentaros os salta a la faz un gran chorro de agua. La fontana de los tritones también os alcanza y os baña sonoramente".
CITAS
"Nos bastará con reconocer el hecho, establecido por muchas décadas de seria y fructífera investigación, de que el Renacimiento se mantuvo unido a la Edad Media por mil lazos".
Erwin Panofvky
"La arquitectura renacentista nació de exigencias racionalistas, a las cuales todo se subordina. Consecuencia de ello es que el edificio ideal es simétrico en todos sus ejes: tanto en horizontal como en vertical".
F. Conti
"Alberti crea una ciencia arquitectónica basada en el número y en las proporciones. Las armonías numéricas son análogas a las musicales".
J. J. Martín González
"La ciudad, siendo ésta noble y poderosa, es justo que tenga calles rectas y anchísimas que proporcionen a la ciudad amplitud majestuosa. (...) La calle de la ciudad, además de estar bien empedrada y limpia en extremo, resultará muy bella si todos los pórticos están hechos del mismo modo y los edificios destinados a viviendas, bien alineados a uno y otro lado (...)".
Alberti
:)
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