En líneas generales, diremos que durante este período que conocemos como época de las invasiones, la nota predominante fue la de la heterogeneidad y la falta de unidad desde el punto de vista estilístico.
Iglesia de San Miguel de Lillo. Oviedo
1. EL ARTE IRLANDÉS
Irlanda es un importante foco artístico durante los siglos VII y VIII. Pocos son los restos de arquitectura que nos quedan en este momento, aunque sí contamos con bellísimas muestras de la orfebrería y miniatura de este pueblo.
La huella de la arquitectura romana en las islas es muy fuerte pero, con el tiempo, se va a ir dejando a un lado la forma de construir del arte grecorromano y se sustituye la piedra por otros materiales más pobres como la madera. Son relativamente frecuentes los edificios de una nave y ábside semicircular, realizados con materiales reaprovechados y cubiertos con madera (muchos de ellos se construían íntegramente con este material). En algunos casos se ensaya la bóveda de cañón y, en el exterior, la cubierta a dos aguas. Es frecuente también la aparición de una torre a los pies del edificio, el lugar en que los monjes se refugiaban en caso de ataque de los vikingos y los normandos. Los edificios de este momento han sido muy retocados durante la Alta Edad Media y, por tanto, han de ser estudiados con mucha precaución. Las obras más importantes de este período son la iglesia de Saint Kevin y Saint Mery in Castro. Los vestigios que mejor conservamos de la arquitectura irlandesa son las torres, generalmente de sección cuadrada aunque también encontramos algunas de sección circular.
Poco sabemos de la escultura, tan sólo se conservan algunas cruces irlandesas cuyo origen se desconoce. Lo único sobre lo que tenemos noticia es que aparecen en el siglo VII, que se apoyan sobre basas de forma troncopiramidal y que están decoradas con escenas evangélicas y con lacerías que recuerdan al trabajo de la miniatura y de la orfebrería.
La miniatura es el campo de expresión artística más conocido e interesante del arte irlandés. En ella vemos la importancia que tuvo la extensión del monaquismo a raíz de la cristianización de las islas en el siglo V, puesto que los monasterios son los principales focos donde se realiza la miniatura, lo cual motivará que en lugares como Iona o Lindisfarne se creen obras de un gran valor artístico. La imagen humana se introduce en estos textos a partir de la segunda mitad del siglo VII gracias a los benedictinos, que propagaban un Cristianismo de base romana defensor de las imágenes. En la decoración de los manuscritos se funden las influencias de los libros orientales, un importante sustrato celta, la orfebrería y la metalistería, lo vikingo, lo germano y la tradición paleocristiana.
Los ejemplos más notables son:
El Libro de Durrow: realizado en el monasterio del mismo nombre, fundado por san Columbano. Tiene lo que se denominan páginas tapiz, íntegramente decoradas con motivos geométricos y animalísticos, y páginas en las que aparecen las imágenes de los cuatro evangelistas. En éstas se ve claramente la influencia de las técnicas empleadas en la orfebrería y la metalistería, como la del granulado o incluso el peso de una técnica de origen romano con la que se trabajaba el vidrio llamada millefiori.
Miniatura del Libro de Durrow. Biblioteca del Trinity College. Dublín
El Libro de Lindisfarne: la página más conocida de esta obra es la del anagrama de Cristo, en la que la decoración predomina sobre el texto. Las grandes letras que se representan se rellenan con motivos geométricos, entrelazos, espirales y granulado.
Evangeliario de Lindisfarne. British Library. Londres
Libro de Kells: aquí las páginas tapiz son más abundantes que en otros manuscritos. Fue realizado en el scriptorium de Iona. En la página de la inicial de Cristo encontramos una superficie plagada de motivos decorativos; los hallamos ante un verdadero horror vacui ornamental en donde lo geométrico se entremezcla con imágenes de ratones que mordisquean un queso, gatos, nutrias con un salmón en la boca e insectos; estas imágenes demuestran la importancia que la tradición animalística tiene en el mundo irlandés e incluso en su propia religiosidad.
La iglesia irlandesa se organizó a partir de las comunidades familiares, clanes y tribus a las que se adaptaron las fundaciones monásticas, nutridas con individuos surgidos del mismo grupo. (...) El monasterio está formado por cabañas en torno a un templo de madera, los monjes solían ser expertos leñadores, dentro o cerca de alguna fortaleza clánica.
M.A. Ladero Quesada
Horror vacui
Con este término se designa todo tipo de decoración abundante y cubriente hasta el punto de que no nos deja ver el fondo, la superficie sobre la que ha sido realizada.
2. EL ARTE DE LOS PUEBLOS ESCANDINAVOS
El desarrollo del arte de los pueblos escandinavos, de entre los que podemos diferenciar tres ramas: daneses, noruegos y suecos, se produce entre los años 791-830 y tiene una base cultural que se afianza durante la Edad de Hierro, a la que se han ido sumando con posterioridad otras influencias de procedencia mediterránea. Protagonizaron una increíble expansión debida,, en gran medida, a una notable mejora en las técnicas de navegación.
La arquitectura se realiza íntegramente en madera, por lo cual, apenas se conserva nada. Se construían lo que se ha venido denominando Halls, vestíbulos cuadrados bien iluminados, sostenidos por postes de madera decorados. De lo que sí nos quedan muestras es de la orfebrería, en la que se emplea una decoración a base de motivos geométricos y animalísticos muy estilizados que pierden su forma original hasta llegar a hacerse irreconocibles. En las tumbas de los grandes jefes se han encontrado armas con empuñaduras magníficamente decoradas, tejidos e incluso barcos de guerra enteros como el de la reina Asa de Osberg, de madera y con motivos decorativos.
3. EL ARTE VISIGODO
3.1. Sobre los visigodos y su arquitectura
A partir del siglo V el Imperio romano de Occidente comienza
a disgregarse bajo la presión ejercida por los pueblos bárbaros. Estos pueblos
no poseían un elevado nivel cultural ni artístico, de tal modo que terminaron
por adoptar muchas de las costumbres constructivas de los romanos mientras que
sus máximas aportaciones vendrían del campo de la orfebrería.
En la península Ibérica se asentaron los visigodos, los más
romanizados de todos los pueblos bárbaros. Llegaron a nuestro país desde el sur
de Francia, en donde estaban establecidos de manera más o menos permanente. El
año 589 es una fecha clave, puesto que es el momento en que Recaredo se
convierte al Cristianismo (los visigodos eran arrianos) y se inicia un período
artístico de una gran personalidad. Es precisamente ahora cuando san Isidoro de
Sevilla escribe Las Etimologías, obra
de carácter enciclopédico en la que se recopila todo el saber de la época y los
conocimientos que se tenían acerca del mundo clásico. Los elementos que
caracterizan la arquitectura visigoda son los siguientes:
- · Los muros se construyen con sillería bastante regular aparejada a soga y tizón. Las plantas de las iglesias pueden ser basilicales o de cruz griega.
Iglesia de San Juan de Baños. Baños del Cerrato. Palencia
·
Los
elementos sustentantes fundamentales son las
columnas (muchas veces reaprovechadas de construcciones romanas), sobre las
que se colocan capiteles y sobre éstos, gruesos paralepípedos pétreos que
evidencian su conexión con el cimacio bizantino. Los capiteles son corintios, aunque han sufrido una tosca evolución
con respecto al capitel clásico y raramente aparecen historiados.
-
· Los arcos son de herradura, de origen romano (aparecen en algunas estelas funerarias), y no de origen musulmán como muchos han afirmado. Su peralte es más bajo que el de los arcos de herradura del siglo X y que el de los musulmanes. Estos edificios se cubren con bóvedas de cañón generadas a partir de arcos de herradura, o bien con bóvedas de arista construidas en ladrillo y en algunos casos con techumbres de madera.· Las cabeceras son cuadradas, tanto en el interior como en el exterior. Sobre ellas se han encontrado pequeñas cámaras cuyo significado concreto aún nos es desconocido. Los vanos son, por lo general, bastante pequeños y en forma de herradura.En la arquitectura visigoda se huye de los espacios abiertos y amplios. Se aprecia una preferencia por la compartimentación, lo cual puede venir motivado por la fuerte jerarquización que caracteriza a la liturgia visigoda. En una iglesia visigoda diferenciamos tres áreas:-Las naves: espacio donde se ubica el pueblo.-El transepto: lugar en que se colocaban los miembros de la alta jerarquía eclesiástica.-El altar: sólo para el celebrante.Estas tres zonas que hemos diferenciado estaban convenientemente separadas por canceles, igual que sucedía en la arquitectura bizantina.ArrianismoHerejía de Arrio según la cual Jesucristo es la más perfecta de las criaturas pero carece de los atributos de la divinidad. Esta doctrina fue condenada en el primer Concilio de Nicea (325).Bóveda de aristaSe forma por la intersección de dos bóvedas de cañón.Entre figura y forma, figura pertenece al arte, forma a la naturaleza.San Isidoro de Sevilla
3.2. Los edificios más significativos del arte visigodo
Se conservan pocos ejemplos anteriores al siglo VII, en que
se produce la conversión de Recaredo al Catolicismo, lo que da lugar a un
estilo artístico más unitario, que se mantendrá en el tiempo hasta la llegada
de los musulmanes en el 711. El resto más significativo de este primer momento
es Recópolis (Zorita de los Canes),
obra de Leovigildo.
San Juan de Baños (Palencia) fue mandada construir por
Recesvinto en el año 661 en un lugar en el que anteriormente había existido un
ninfeo romano a cuyas aguas se les atribuía una extraordinaria salubridad. La
planta, en origen, debió de tener una cabecera tripartita con capillas
totalmente independientes que sufrió una serie de profundas modificaciones. En
el interior podemos ver los arcos de herradura sobre columnas reaprovechadas,
es decir, extraídas de otros edificios preexistentes, posiblemente de procedencia
romana, y reutilizadas.
Vista de la iglesia visigoda de San Juan de Baños. Baños del
Cerrato. Palencia
San Pedro de la Nave (Zamora) es la obra más importante
del siglo VII. Está construida con un perfecto aparejo de sillares de gran
tamaño. Su planta es el resultado de la fusión de la planta basilical y la
cruciforme. Es uno de los pocos casos en que conservamos decoración
escultórica. Esta obra ha sido desmontada y trasladada con motivo de la
construcción de un embalse y posteriormente restaurada.
Iglesia de San Pedro de la Nave. Zamora
Santa Comba de Bande (Ourense), de cruz griega y de
volúmenes limpios, tiene una curiosa bóveda de arista construida en ladrillo
sobre el crucero, lugar en que se abren cuatro ventanas con forma de herradura
que solventan los problemas de iluminación.
Bóveda de arista de
ladrillo de Santa Comba de Bande. Ourense
Quintanilla de las
Viñas (Burgos) es
una obra de la que tan sólo conservamos la cabecera. Fue una iglesia de tres
naves con crucero y cabecera rectangular. En Palencia hay un resto de origen
visigodo que es la Cripta de San Antolín,
una compleja estructura construida sobre un primitivo edificio romano, de la
que tan sólo se conservan tres arquillos de herradura sostenidos por columnas y
un tramo rectangular abovedado que se habría de ampliar más tarde. Según la
tradición, el rey visigodo Wamba trasladó los restos de San Antolín desde
Narbona a Palencia y mandó construir esta obra para albergarlos.
Exterior de Quintanilla
de las Viñas. Burgos
Ninfeo
Era un templo consagrado a
las ninfas, personajes vinculados directamente a la naturaleza que solían
acompañar a la diosa Artemis.
3.3. La escultura visigoda
La técnica con la que están realizadas la mayoría de las
esculturas visigodas es el relieve, calificado como caligráfico, que recuerda
los trabajos realizados en metal. Las imágenes, bastante planas, están dentro
de una evidente tosquedad y torpeza. El sometimiento a la arquitectura y el
predominio de los temas vegetales muy esquematizados son algunas de las
características de la escultura visigoda.
Un hermoso ejemplo de la escultura de este pueblo visigodo lo
constituye la iglesia de Quintanilla de
las Viñas, en cuyo interior encontramos imágenes de difícil identificación
iconográfica (ángeles que sostienen sobre sus cabezas imágenes del Sol y la
Luna y un Cristo imberbe rodeado de dos ángeles), mientras que en el exterior
se recurre a elementos vegetales como las hojas de vid.
Relieves procedentes de la
iglesia de Quintanilla de las Viñas. Burgos
En San Pedro de la Nave
se representan escenas sacadas del Antiguo Testamento como el sacrifico de
Isaac y Daniel en el foso de los leones, así como figuras de los apóstoles y
otros santos. También existen algunos canceles decorados con columnillas,
veneras, triángulos, aves y racimos de uvas; pilares decorados por todas o por
alguna de sus caras y, finalmente, sarcófagos. Uno de los talleres más
importantes en la realización de sarcófagos es el de la Bureba (Burgos). En
ellos aún es posible encontrar algunas reminiscencias del arte romano.
Capitel con el sacrificio
de Isaac. San Pedro de la Nave. Zamora
Crucero o transepto
Espacio que corta perpendicularmente la nave mayor de una
iglesia.
3.4. La orfebrería visigoda
En el siglo VI encontramos las primeras manifestaciones de
este tipo de trabajos: objetos de adorno personal localizados en ajuares de
enterramientos. Son de especial interés las fíbulas aquiliformes realizadas a
base de pequeñas cavidades en el alma de metal en la que se embutía pasta
vítrea. Se empleaba una técnica muy similar a la del esmalte cloissoné. El gusto por el oro, las
piedras preciosas y los vidrios de color era compartido por todos los pueblos
germanos.
Fíbula aquiliforme visigoda. Museo Arqueológico
Nacional. Madrid
Las mejores muestras que
conocemos del arte de la orfebrería visigoda son los tesoros de Guarrazar y de
Torredonjimeno (siglo VII). El primero es el más valioso de los dos e incluye
un magnífico lote de coronas votivas, cruces, cadenillas de oro, etc. Las
coronas eran regaladas por los monarcas a las iglesias siguiendo una costumbre
bizantina y no sirven, como en un principio se puede creer, para el adorno
personal del rey. La más interesante es la de Recesvinto, un magnífico ejemplar que hoy se conserva en el Museo
Arqueológico Nacional de Madrid. Junto con la de Recesvinto se encontraban las de
Suintila y la del abad Teodosio. El tesoro de Torredonjimeno se compone
igualmente de varias coronas reales votivas y multitud de pequeñas cruces.
Corona votiva de Recesvinto. Museo Arqueológico
Nacional. Madrid
Esmalte
Pasta vítrea coloreada que está realizada con arena, sílex y
varios tipos de óxidos metálicos que se aplica fundida sobre la superficie de
los objetos de metal. Existen varios tipos de esmaltes. El cloissoné es aquel en que la pasta se echa en una superficie
delimitada por tabiques metálicos. En el champlevé
se sustituyen los tabiques por alvéolos excavados.
La corona de Recesvinto
Está formada por un aro de oro calado suspendido de cuatro
cadenillas que se unen en un pomo de cristal de roca. Está decorada con piedras
semipreciosas. De ella penden unas letras en las que se puede leer la
inscripción: “Recesvintus rex offeret”.
4. EL PRERROMÁNICO ASTURIANO
4.1. Aspectos generales sobre el arte y la arquitectura asturiana
En el año 711 los musulmanes invaden la península Ibérica que encontraron prácticamente a su disposición, ya que sólo se formó un pequeño núcleo de resistencia en Asturias. Allí se organizó el Reino asturiano, en cierto modo con la pretensión de resucitar la desaparecida monarquía visigoda. La capital está en Oviedo (destruida por los musulmanes a finales del siglo VIII y reconstruida por Alfonso II), que pretende ser una copia del modelo toledano en época de los visigodos. Oviedo es una especie de ciudad sagrada a la que van a llegar un importante número de reliquias que contribuirán a revalorizarla aún más.
El arte asturiano, desde finales del siglo VIII hasta principios del siglo X, posee una gran personalidad y originalidad. En él se funden las aportaciones visigodas y la tradición clásica, utilizada con bastante libertad, con las influencias que van llegando de Europa y, posiblemente, con algunos elementos del arte bizantino.
Existen en el prerrománico asturiano tres momentos diferentes:
- Período prerramirense: durante el reinado de Alfonso II el Casto (791-842).
- Período ramirense: durante el reinado de Ramiro I (842-866).
- Período postramirense: correspondiente al reinado de Alfonso III el Magno (866-910).
En la arquitectura asturiana se combinan los pequeños sillares de piedra perfectamente escuadrados con la mampostería, ésta última para la mayor parte del muro, mientras que los sillares se colocan en las esquinas. Se emplea el arco de medio punto bastante peraltado, sostenido por pilares y en algunos casos por columnas reaprovechadas. Los edificios se cubren con bóvedas de cañón, aunque en los primeros años un importante número de ellas lleva techumbre de madera. Son edificios de bastante elevación, que recurren a los contrafuertes y a las arquerías ciegas en el exterior del muro y los arcos fajones en el interior, para contrarrestar los empujes de las bóvedas, en este sentido anuncian la proximidad del Románico. La planta de los edificios religiosos es basilical de tres naves con crucero. La cabecera es triple, de ábsides cuadrados en el interior y en el exterior.
El arte asturiano tiene innegables conexiones con lo carolingio. En muchas de las basílicas asturianas encontramos, en la parte de los pies, una estructura que denominaremos tribuna situada en la zona alta de la iglesia adonde sólo podía acceder el monarca, asistiendo así a la liturgia sin ser visto por el resto de los fieles, de tal modo que se creaba en torno a él un halo de misterio e inaccesibilidad. Esta estructura, la tribuna, podría tener su origen en los west-werk del arte carolingio. En la cabecera, y también en lo alto, existía una dependencia cuya función, lo mismo que sucedía en la arquitectura visigoda, no se ha acabado de determinar. Algunos historiadores opinan que se trataba de un lugar para esconder los tesoros de la iglesia mientras otros creen que era el sitio en que se colocaban las campanas o consideran que tenía simplemente una función estética, que servía para conformar adecuadamente los volúmenes del edificio.
Acerca de la arquitectura asturiana afirma Schlunk: (…) estos monumentos están más cerca del arte románico que del visigodo, producen esta sensación de unidad, que no habíamos encontrado hasta ahora en ninguna construcción desde la época romana.
Peralte
Es la prolongación de un arco por debajo de la línea de imposta.
4.2. Los principales ejemplos de la arquitectura asturiana
Durante el período prerramirense, Alfonso II mandó construir la iglesia del San Julián de los Prados, la más grande de las que se conservan en pie y una de las más complejas estructural e iconográficamente. Tiene tres naves de tres tramos separadas con pilares de sección cuadrada sobre los que se elevan arcos de medio punto. Aún no se utiliza la cubierta de bóveda de cañón, sino que se emplea una cubierta de madera. En el interior un gran arco de triunfo que sirve para señalar el lugar hasta el que pueden acceder los fieles. Todo el edificio está decorado con pinturas murales cuyo significado permanece aún por descifrar y que poseen un tremendo parecido con la pintura pompeyana. Es un edificio que se encuentra vinculado en muchos aspectos a la personalidad de su creador, Alfonso II el Casto.
Interior de San Julián de los Prados. Oviedo
Durante este mismo reinado se construye la Cámara Santa, un rectángulo de dos pisos, el de abajo abovedado, pensado para albergar reliquias.
En el período ramirense el arte asturiano llega a su plenitud. Con respecto a la arquitectura prerramirense podemos señalar los siguientes cambios:
- Construcciones mucho más estilizadas.
- Los edificios están ya totalmente abovedados.
- Se generaliza el uso del arco de medio punto peraltado.
- El peso de la cubierta se contrarresta con contrafuertes.
- El paramento se trabaja con mayor minuciosidad.
- Sigue apareciendo la tribuna.
Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo debieron formar parte de un importante conjunto palaciego mandado construir por Ramiro I. Santa María fue en origen un aula regia con hermosos balcones que permitían disfrutar del increíble marco natural en que se sitúa la obra. Aunque no está documentado, se piensa que pudiera disponer de baños en la parte baja de la construcción. Está abovedada y reforzada con arcos fajones. La decoración es de relieves muy planos y esquemáticos que recuerdan a los tejidos orientales. San Miguel de Lillo, de la que hoy sólo conservamos una pequeña parte, es uno de los edificios más ingeniosos de este momento desde el punto de vista arquitectónico, puesto que solventa muy bien el problema del contrarresto de las bóvedas. Al igual que en San Julián, en el interior existen algunos restos de pintura. En ella encontramos una de las pocas muestras de decoración escultórica del arte asturiano: las jambas de la puerta que están labradas con escenas circenses, inspiradas en una obra de época romana: El díptico de Aerobindo.
Santa María del Naranco. Oviedo
Santa Cristina de Lena tiene planta central (que rompe la pauta de lo que hemos visto hasta ahora), es un edificio de pequeñas dimensiones en el que, a pesar de su tamaño, están presentes todos los elementos del arte ramirense. La zona de la cabecera está sobrelevada y separada por canceles.
Interior de Santa Cristina de Lena. Asturias
Este corto período artístico demuestra que el arte asturiano, además de conocer el arte carolingio e italiano, es un estilo que se consolida gracias a la fusión de la tradición peninsular, representada por el período de Alfonso II, la tradición romana y la iconografía bizantina.
Por último, durante el período postramirense se incorporan elementos del arte musulmán como el alfiz, los capiteles de influencia islámica, los arquillos de herradura, etc.
El edificio más representativo de este momento es la iglesia de San Salvador de Valdediós, en el que hace su aparición un elemento que va a tener una enorme trascendencia en el arte venidero: se trata de la inclusión de un pórtico en el lado sur, que ejercerá una gran influencia en el arte del siglo X y en las iglesias del románico segoviano.
San Salvador de Valdediós. Asturias
El díptico del cónsul Aerobindo
Actualmente se encuentra en el Museo del Ermitage de San Petersburgo. Pudo inspirar las decoraciones de las jambas de la iglesia de San Miguel de Lillo. En él se puede ver al cónsul presenciando escenas circenses en compañía de su guardia y de dos victorias que sostienen escudos de armas.
4.3. La orfebrería asturiana
En el arte asturiano la escultura representa un papel
secundario, por no decir que es casi inexistente. La orfebrería es, sin
embargo, de una gran calidad. La Cruz de
los Ángeles fue encargada por el rey Alfonso II a unos artistas ,
posiblemente extranjeros, para simbolizar la autoridad de la monarquía astur
frente al poder musulmán. El alma de madera tiene una pequeña cajita en la que
se guardaba un fragmento de la cruz de Cristo (lignum crucis). Está revestida de oro y decorada con piedras
preciosas y camafeos romanos, que demuestran, entre otras muchas cosas, que
durante la Edad Media no se volvió la espalda al pasado clásico y que en cierto
modo hay un interés latente por él. La
Cruz de los Ángeles se habría de convertir en un emblema y un elemento
protector para la monarquía asturiana. El otro gran ejemplo de la orfebrería
asturiana es la Cruz de la Victoria,
donada por Alfonso III a la catedral de Oviedo y mandada hacer cien años
después que la de los Ángeles. En este caso la decoración incluye esmaltes en
los que se representan pequeños animales y piedras preciosas que recubren la
superficie de la misma.
Cruz de la Victoria. Cámara Santa de la
Catedral de Oviedo
El rey Fruela II donó la
Caja de las Ágatas, utilizada como relicario y llamada así por estar
recubierta de este material. En la parte superior de la misma se colocó una
pieza de esmalte procedente de algún taller europeo. En la base encontramos una
curiosa decoración, en la que aparecen los símbolos de los cuatro evangelistas
en torno a una cruz muy parecida a la de la Victoria.
La Caja relicario de
Astorga formaba
parte del tesoro de la catedral de Oviedo y fue donada por el rey Alfonso III y
su esposa Jimena a la catedral de Astorga hacia el año 900. Estaba hecha de
madera y revestida por láminas de plata sobredorada con incrustaciones de
vidrio en diferentes colores.
5. EL ARTE CAROLINGIO
5.1. Carlomagno y su imperio
El aparentemente imparable avance de los musulmanes sobre
Europa es detenido en Poitiers por la infantería de Carlos Martel, en una
batalla en la que se entremezclan la historia y la leyenda: es el año 732.
Carlos Martel, hijo bastardo del merovingio Pipino de Heristal (Pipino II),
gobierna sin sometimiento al soberano merovingio y tras su muerte y al ingresar
en un monasterio su hijo Carlomán, el segundo hijo –Pipino, llamado el Breve-
hereda la totalidad del reino, es reconocido como rey de todos los francos y
con ello funda la dinastía carolingia, que alcanzará todo su esplendor con su
segundo titular, hijo de Pipino: Carlomagno (768-814).
En el año 800, éste es coronado emperador por el papa León
III, produciéndose así un importante acercamiento a la Iglesia. Se crea un
imperio con la fuerza suficiente como para hacer frente al poder de Oriente.
Dentro de la mentalidad de Carlomagno desempeña un papel
decisivo la difusión de la doctrina cristiana y para ello, la alianza con el
papado. Pretende ser un nuevo Constantino, un militar de Dios. El arte
carolingio supone una restauración de la cultura grecolatina, especialmente romana.
Como señala Panofsky en su obra Renacimiento
y renacimientos en la Europa occidental, se llegó en muchos casos a imitar
determinados modelos y a profundizar en el conocimiento de textos como Los diez libros de arquitectura de
Vitrubio.
Estatua ecuestre de Carlomagno. Museo del Louvre. París
El hecho de que se copiaran muchos originales romanos no nos
debe llevar a minimizar la capacidad creadora de los artistas carolingios, los
cuales demostraron una extraordinaria calidad técnica.
Carlomagno no sólo llevó adelante una importante labor
constructora, sino que también restauró muchos edificios.
El arte carolingio se extiende desde el siglo VIII hasta
mediados del siglo IX (en el último cuarto de siglo IX se inicia la dinastía de
los otónidas) y se desarrolla en un marco geográfico amplio que incluía
Alemania, Francia, Suiza y la Marca Hispánica.
Ahora, sólo en ti se
apoyan las iglesias de Cristo, sólo de ti esperan la salvación, de ti, vengador
de crímenes, guía de los que vagan, consolador de los afligidos, soporte de los
buenos (…).
Carta de Alcuino a
Carlomagno
5.2. La arquitectura carolingia
El desarrollo de la arquitectura en la época de Carlomagno
debió ser realmente espectacular, pero desgraciadamente se han perdido muchas
de las obras realizadas en este momento. Pocas noticias tenemos acerca de
construcciones como la iglesia de Fulda sobre
la tumba de san Bonifacio, conocida por las fuentes literarias, o la iglesia del monasterio de Centula. Sí
se conserva, sin embargo, la iglesia de
Corvey (Westfalia), en la que encontramos una estructura que debió de ser
muy común en la arquitectura religiosa carolingia: el westwerk, muy relacionado con las tribunas de las iglesias
asturianas.
Fachada de la iglesia de Corvey. Hessen. Alemania
Aquisgrán es uno de los lugares más importantes del Imperio
carolingio, puesto que fue el lugar que Carlomagno eligió para establecer
definitivamente su corte tras un período en que ésta fue itinerante. Aquisgrán
fue conocida por la salubridad de sus aguas, de hecho allí existieron unas
termas romanas utilizadas incluso por los merovingios. Dentro del complejo
palaciego el edificio más interesante y el único que conservamos es la Capilla Palatina. Esta obra se inició
en el año 790 y su arquitecto fue Eudes de
Metz, un personaje que posiblemente había trabajado con artistas de origen
italiano. La capilla custodiaba numerosas reliquias y estaba dedicada a la
Virgen María. En el interior es un octógono mientras que, en el exterior, el
muro es hexadecagonal y se cubría con una cúpula. Se revistió con mármoles y
mosaicos y la fachada era como un gran arco de triunfo. Eginardo, uno de los
cronistas más importantes de Carlomagno, nos dice que muchos de los materiales
y columnas que se emplearon en la construcción del edificio fueron traídos de
Italia. Se inspira en San Vital de
Rávena e incluso en modelos de tradición romana. El oratorio de Saint Germigny-des-Pres es otro interesante ejemplo
de la arquitectura carolingia que está situado cerca de Benôit-sur-Loire, en
Francia. Fue mandada construir por Teodulfo, confidente de Carlomagno, en una
gran villa de la que era la capilla. La planta era cuadrada y estaba dividida
en nueve espacios. Es interesante, además de por su arquitectura, por la
decoración mural y de mosaicos que se conserva en su interior.
Interior de la Capilla
Palatina. Aquisgrán
La arquitectura
monástica sienta sus
bases, precisamente ahora, con la construcción del monasterio de Saint-Gall. El hallazgo del plano del monasterio de Saint-Gall constituyó una
gran revelación y sirvió para conocer cómo se organizaba un monasterio en pleno
siglo IX. Aparece el claustro como elemento articulador con galerías y arcadas.
El monasterio disponía de calefactorio, comedor, bodega, enfermería, residencia
de los novicios, dormitorios, vivienda para el médico, panadería, molino,
huerto, cementerio, etc. Era una estructura capacitada para ser perfectamente
autosuficiente que anuncia la llegada de los monasterios cluniacenses y
cistercienses.
El pórtico de Lorsch formaba parte de una abadía que se
encontraba en la zona de acceso al atrio de la iglesia. Se asemeja a un arco de
triunfo porticado. En este caso la deuda con el mundo antiguo es clarísima.
Westwerk
Término de origen alemán que significa “fachada oeste”. Se situaba
a los pies de la iglesia y estaba enmarcado por dos torres, lo cual le da un
claro aspecto de fortaleza. El westwerk es un espacio destacado del edificio en
el que se situaba el monarca. Un espacio que le dignificaba, ocultaba y
distinguía del resto de los creyentes.
Y por más que sea
agradable que las iglesias sean bellas construcciones, sin embargo, es más
importante que los edificios el adorno y la elevación de las buenas costumbres.
Sínodo de Aquisgrán
Comprendo aquel
proverbio filosófico: “que nada sobre”, que haya sólo lo necesario en las
costumbres y en el lenguaje. ¿Por qué? Esto es necesariamente así en cualquier
situación, porque lo que se aparta de su medida cae en la depravación.
Alcuino
Claustro
Junto a la iglesia suele aparecer una galería cubierta en
torno a un patio de forma cuadrada del que se separa por columnas o arquerías.
5.3. Las artes suntuarias
Carlomagno no sólo mandó construir edificios, sino también
realizar joyas, relicarios, objetos litúrgicos, miniaturas, etc. El lugar más
importante de las artes suntuarias lo ocupa la miniatura, sobre todo porque estos textos recopilan el saber del
mundo clásico que el Imperio carolingio se encargó de custodiar y difundir. La
búsqueda de la claridad y la limpieza en la escritura hizo que apareciera un
tipo de letra llamada carolina. Las páginas estaban decoradas con púrpura,
símbolo de la realeza, y dorados. Proliferaron las encuadernaciones de marfil y
piedras preciosas de gran riqueza, que hacían de estos textos obras exquisitas
a las que no todo el mundo tenía acceso. En la miniatura carolingia conviven
las fuentes clásicas, la miniatura irlandesa y la de la escuela de Canterbury.
Es posible que en Aquisgrán existiese un importante scriptorium en el que se realizará el Evangeliario de Godescalco. Sí sabemos
con seguridad que en Reims había una importante escuela de miniaturas de la que
salieron el Salterio de Utrech y los Evangelios de Ebbon, ambos de un
estilo expresionista y dinámico en los que el dibujo adquiere un gran
protagonismo.
Los marfiles están en estrecha relación con las
miniaturas, incluso se han llegado a establecer las mismas escuelas de eboraria
que de miniatura. A la escuela de Aquisgrán corresponde un grupo muy homogéneo
de obras influidas por el arte paleocristiano. En el año 810 se realiza el Códice Áureo. En él podemos ver la
imagen de la Virgen, trono de Dios, alrededor los santos y en la parte superior
dos ángeles que portan un clípeo o tondo
en el que se encierra una imagen.
La orfebrería presenta menos novedades que la
eboraria y hereda, en muchos sentidos, lo que se había realizado en el período
merovingio. La obra más importante es el altar dorado de San Ambrosio de Milán, obra de Volvinus, en que las figuras guardan
una estrecha relación con los trabajos de la miniatura.
Volvinus: Altar
de san Ambrosio. Milán
El altar de San
Ambrosio de Milán
Fue realizado por Volvinus y encargado por Angilberto. En el
centro se puede observar la imagen de Jesucristo rodeado por dieciséis escenas
de su vida. El oro y las piedras preciosas poseen en esta obra una importancia
clave.
6. EL ARTE OTÓNIDA
A la muerte de Carlomagno, el imperio se fragmentó en varias
ocasiones y sólo pudo ser restaurado en la figura de Otón I. Éste se coronó en
Aquisgrán en el año 962. Los monarcas otones tomarán como referencia a
Carlomagno del mismo modo que Carlomagno lo hizo con Constantino, especialmente
desde el reinado de Otón III. El matrimonio de Otón II con la princesa
bizantina Teófano hace que se estrechen las relaciones entre Bizancio y
Occidente.
Uno de los edificios que más importancia y valor va a tener
para los otoñes es la Capilla Palatina
de Aquisgrán. La iglesia de Ottmarseim,
en Alsacia, también sigue este esquema. Se construye con un octógono central inscrito
en otro octógono más grande. La iglesia
de Essen persigue el mismo objetivo: ser fiel reflejo de la iglesia
palatina de Aquisgrán. En ella se consigue unir la planta basilical con la
central. San Miguel de Hildesheim se
comienza a construir en este momento pero dada la trascendencia que va a tener
en el Románico alemán es posible incluirla dentro de este apartado. Esta
iglesia fue mandada construir por el obispo Berwald (1010-1033). Su planta
presenta un coro doble, dos cruceros y cuatro torres escalonadas y simétricas
en los flancos de los cruceros.
La miniatura sigue siendo, lo mismo que en el
arte carolingio, otro de los grandes campos de expresión artística. Los temas
son los mismos a los que se había recurrido en el período anterior, lo que sí
es bastante novedoso es la representación de los emperadores en los códices, lo
cual no debe sorprender sabiendo el importante papel que desempeñaba el
emperador en la vida religiosa y política. Estas imágenes no pretenden ser un
retrato, sino un simple símbolo del poder real, para lo cual aparece con un
cetro, bajo palio, y rodeado de unas imágenes femeninas que encarnan las
provincias que forman parte del Imperio o bien, como se puede ver en el Sacramento de Enrique II, siendo
coronado por Dios.
Otón III rodeado de las provincias. Museo Conde Chantilly.
Francia
El oro, la plata, el
marfil y las piedras preciosas fueron trabajados por los artistas otónidas con gran
maestría, mientras que la escultura no gozó de un gran desarrollo. Una de las
obras maestras de este momento son las
puertas de la catedral de Hildesheim, en las que se narran con vehemencia
escenas bíblicas. La Virgen de Essen (Tesoro
de la catedral de Essen) lleva en su regazo al Niño Jesús, al que ofrece una
manzana.
Del período otónida se conservan algunos marfiles, aunque
debemos suponer que existieron muchos más. Unos de los más importantes son los
pertenecientes a la serie del obispo Notger de Lieja. Dentro de la eboraria
destaca el maestro de Echternach, que realizó unas espléndidas placas de
marfil, una de ellas con una escena de Moisés recibiendo las tablas de la ley y
la otra con la duda de santo Tomás, ambas de una extraordinaria calidad
técnica.
(…) Los mejores
resultados se obtuvieron en Alemania, a partir de Otón I, nuevo Carlomagno que
protege y promueve la vida cultural en las sedes episcopales y monasterios a
través de obispos y abades nombrados por el mismo rey-emperador.
M. A. Ladero Quesada
7. EL ARTE ESPAÑOL DEL SIGLO X
O ARTE DE REPOBLACIÓN
7.1. La arquitectura española del siglo X: la repoblación
El siglo X es, en la mayor parte de los países europeos, un
siglo de escasa brillantez artística, un período de transición. Tradicionalmente,
las manifestaciones artísticas del siglo X en España han sido encuadradas bajo
la denominación de arte mozárabe.
Los mozárabes son los cristianos que, aún viviendo en territorio musulmán,
conservan sus costumbres y su religión, lo cual demuestra que existía un cierto
grado de tolerancia. Los musulmanes, como ya hemos señalado, se extendieron con
bastante facilidad por la península Ibérica, dejando tan sólo un pequeño
reducto al norte: el reino de Asturias. Pero ya en el siglo X, los cristianos
comienzan a reorganizarse y a ganar terreno a los musulmanes, repoblando los
territorios que éstos abandonaban ante la amenaza de los cristianos, tratando
de fijar una población allí donde no existía. Muchos mozárabes venían de
territorios musulmanes para repoblar estas tierras reconquistadas, por lo que a
aquello que constituía la base visigoda de la población cristiana, hay que unir
aportaciones del arte bizantino. Éstos son los elementos con los que podremos
aproximarnos a la aparición de formas artísticas tremendamente originales a lo
largo del siglo X.
La denominación de arte mozárabe hoy ha caído en desuso y se
prefiere hablar de arte del siglo X o
de repoblación. En el año 1974
Isidro Bango Torvigo escribe un artículo en que explica las razones por las que
conviene desechar este término. La más importante y convincente de todas ellas
es que no toda la arquitectura que se ha etiquetado como mozárabe fue realizada
por estas gentes.
La arquitectura será la gran manifestación artística
del momento, junto con la miniatura, puesto que de la pintura y la escultura no
sabemos demasiado por la escasez de restos conservados. La arquitectura de este
siglo está marcada por la diversidad formal y geográfica, lo cual hace que sea
bastante complicado señalar unas características generales:
- · Se emplea gran variedad de materiales constructivos y, en algunos casos, se reaprovechan materiales de construcciones anteriores.
- · Abundarán los arcos de herradura de tipo califal y no visigodo, con un peralte superior a un tercio del radio y enmarcados por alfiz.
- · Cubiertas muy variadas: de madera, bóvedas nervadas, gallonadas, etc.
- · Existe una diversificación en cuanto a las plantas se refiere. Algunas de tipo basilical, otras de ábsides contrapuestos, de cruz griega, etc, pero generalmente, con cabecera cuadrada al exterior y de herradura al interior.
- · Las cornisas se sujetan con modillones de rollo.
- · Los espacios están fuertemente compartimentados y se suele acceder al interior del templo por los lados.
Modillones de rollo
Pequeña ménsula que se utiliza para sujetar cornisas. En la
parte cóncava se superponen una serie de baquetones horizontales.
Interior de San
Baudelio de Berlanga. Soria
7.2. Principales ejemplos de la arquitectura del siglo X
Una de las primeras construcciones del siglo X es la iglesia
de Bobastro (Málaga) que se ubica en
territorio musulmán. Una parte de la misma fue excavada en la roca tiene tres
naves separadas por columnas que sustentan arcos de herradura y una cabecera
con tres capillas, la del centro en forma de herradura al interior y cuadrada
al exterior. Santa María de Melque
(Toledo), es otro de los ejemplos de este arte que ha sido objeto de
controversias teóricas ya que para algunos autores es íntegramente visigótica
mientras que para otros es un edificio visigodo reconstruido en pleno siglo X.
El reino de León vive en este momento luchas intestinas y
conflictos con los musulmanes, al tiempo que realiza una eficaz labor de
repoblación. En la zona del Duero se van a ir produciendo asentamientos de
mozárabes y gentes del norte que encuentran en su camino antiguos templos y
monasterios derruidos que en muchos casos van a intentar reconstruir. En León
destaca San Miguel de Escalada, una
iglesia de tres naves separadas por columnas reaprovechadas sobre las que se
alzan arcos de herradura. La zona de la cabecera está aislada del resto de la
iglesia a través de un iconostasio. También en León encontramos la iglesia de Santiago de Peñalba, de planta de cruz
latina, ábsides contrapuestos y con restos de decoración mural. San Cebrián del Mazote (Valladolid) fue
construida más o menos en los mismos años en los que aparecieron inscripciones
con los nombres de los que trabajaron en ella. San Cebrián es uno de los pocos ejemplos en los que se conservan
restos de escultura del siglo X.
San Miguel de Escalada. León
Interior de la iglesia de San
Miguel de Escalada. León
San Miguel de Celanova (Ourense) es una de las obras más
exquisitas de este momento. Pudo servir como oratorio particular que debió
pertenecer a un monasterio. Consta de tres partes bien diferenciadas que quedan
perfectamente marcadas al exterior creando un limpio juego de volúmenes. En
Soria encontramos uno de los ejemplos más interesantes de la arquitectura de
este momento: San Baudelio de Berlanga.
En el centro se alza una columna de la que parten ocho arcos de herradura, como
si se tratase de una inmensa palmera en el interior de un cubo, lo que
convierte a este edificio en una obra de extrema originalidad con claras
reminiscencias islámicas.
Capilla de San
Miguel de Celanova. Ourense
En Cataluña sobresale la actual ciudad de Tarrasa,
antiguamente denominada Egara, un lugar de rica tradición histórica que se
remonta al período paleocristiano. Se conservan tres iglesias: la de Santa María, San Miguel y San Pedro. La mayoría de los
historiadores coinciden en afirmar que el conjunto debió realizarse en el siglo
IX. En estas obras confluyen el arte visigodo, asturiano, bizantino y, por
supuesto, el carolingio.
7.3. La miniatura
La miniatura es una de las manifestaciones más brillantes del
arte de esta época, uno de los campos en que el arte español llega a alcanzar
mayor nivel y personalidad. Estas obras se realizaban en los scriptoria de los monasterios, en los
que posiblemente se conocían miniaturas de época visigoda y asturiana que
desgraciadamente no han llegado hasta nosotros, pero que sin duda debieron de
existir. El origen de estos textos se sitúa alrededor del año 915, momento en
que se comenzó a difundir la creencia de que el fin del mundo llegaría en el
año 1000. Los textos que se ilustraban eran los comentarios del Apocalipsis de san Juan realizados por
el Beato de Liébana casi un siglo y medio antes, en época de Alfonso II para
combatir la herejía adopcionista. Durante la primera mitad del siglo X se
realizó uno de los más importantes: el de
Magio (que recibe este nombre porque así se llamaba el miniaturista que lo
llevó a cabo), hoy en la Pierpont Morgan Library de Nueva York, posiblemente
realizada en el scriptorium de San
Miguel de Escalada. Magio fue quien definió el estilo que seguirían otros
muchos miniaturistas.
Los “beatos” se caracterizan por los colores muy intensos y muy contrastados. Las figuras se distribuyen
sobre los fondos de bandas cromáticas sin
gradación tonal que generan una fuerte sensación de irrealidad. No existe el
interés por las representaciones anatómicas correctas ni por la
individualización de los rostros, caracterizados por ojos grandes de
exorbitadas miradas. Los contornos de las figuras están muy marcados y todo
está presidido por un intenso dramatismo y expresionismo. Aparecen animales fantásticos, híbridos de
diferentes especies que aluden generalmente a los castigos y plagas que depara
el Juicio Final a los pecadores. En estas representaciones encontramos el
germen de lo que será la plástica románica.
Beato Morgan. Biblioteca Pierpont. Nueva
York
Además de los “beatos”, se miniaron biblias como la de León,
realizada por Florencio y Sancho, lo que se ha podido saber por su colofón
(término con que se denomina la última página de una miniatura), en el que
brindan para celebrar la conclusión de la obra; libros que contienen los textos
conciliares como el Códice Albeldense y
el Emilianense o antifonarios como el de la catedral de León.
La miniatura de este momento nos permite conocer algunos
aspectos del vestuario, mobiliario o de los instrumentos musicales que en
muchos casos desconocemos por haberse perdido.
Apocalipsis (…)
significa “revelación”. El Apocalipsis es el último libro del Nuevo Testamento;
al parecer se escribió en el último tercio del siglo I, en la época de las
grandes persecuciones de cristianos. La unánime opinión de la Iglesia de Occidente atribuye su escritura al evangelista san Juan, porque así
parece indicarse en el texto.
J.F. Esteban Lorente
El arte mozárabe
El elemento distintivo
de aquella arquitectura es el arco de herradura, que unas veces sigue el modelo
visigótico y otras el musulmán. En general, el arco se cierra más que el
visigodo y frecuentemente se encuadra con alfiz, a imitación musulmana. Con
frecuencia se usan los arcos gemelos. Se emplean diversos materiales;
mampostería, ladrillo y sillares. Las columnas son monolíticas, de capitel
corintio, muy semejantes al visigodo, con talla bizantinizante y collarino
doblemente sogueado o en forma de espiga. Hay bóvedas de cañón y cúpulas de
gallones, de cascos, de nervios, capialzadas y vaídas. El pilar compuesto se usa
bastante, como resultado de la complicación de las cubiertas. También hay que
citar los aleros y cornisas, en los que se distinguen los canes, perfilados
generalmente a usanza musulmana (modillones de rollos).
(MARTÍN GONZÁLEZ, J.J. Historia del Arte, 1986)
SANTA MARÍA DEL NARANCO
Y SAN MIGUEL DE LILLO (OVIEDO)
A tres kilómetros de la ciudad de Oviedo, en el monte
Naranco, se edificó un interesante complejo palaciego, en un lugar en el que ya
habían existido unas termas romanas y posiblemente un pequeño edificio
construido por Alfonso II bajo la advocación de san Miguel. El lugar era un
excelente pabellón de caza y recreo de la monarquía asturiana. El nombre de Santa María del Naranco es bastante
posterior. La obra fue concebida como un aula regia pero más tarde se convirtió
en templo y la capilla palatina, por su parte, recibió la denominación de San Miguel de Lillo. El artífice de este
impresionante conjunto debió de ser el mismo que realizó la iglesia de Santa Cristina de Lena y cuya identidad
se desconoce. Lo único que podemos decir de él es que era un arquitecto
realmente excepcional.
Santa María del Naranco
parte de un esquema
bastante simple: la Cámara Santa de
Oviedo e incluso el martirium de la
Alberca de Murcia. Ambos son edificios de planta rectangular con dos pisos de
los que el inferior está abovedado. Pero, en este caso, se magnifica el ejemplo
consiguiendo unos resultados más grandilocuentes. Aquí no sólo se aboveda la
parte baja, además se cubre de este modo la parte superior. Tanto en una como
en otra se emplea la bóveda de cañón con arcos fajones, mientras que en el
exterior aparecen contrafuertes estriados que refuerzan toda la estructura. El
piso superior es el doble de alto que el inferior y en él aparecen dos grandes
balcones de arcos peraltados que permiten que el paisaje irrumpa en el interior
de la arquitectura. Este piso debió de cumplir la función de ser un gran salón
de reuniones y festejos, aunque esta idea no está documentada. Mientras que el
piso inferior pudo ser un oratorio o incluso unos baños, puesto que se han
encontrado canalizaciones de agua.
A lo largo de los muros encontramos diversos motivos
decorativos: discos o medallones con los bordes sogueados, lo mismo que los
fustes de las columnas adosadas, con representaciones de animales afrontados
inspirados en tejidos de procedencia oriental o en relieves irlandeses. La
presencia de imágenes animalísticas no es de extrañar si pensamos que el
edificio pudo cumplir la función de pabellón de caza. También hay figurillas
humanas con un cayado en las manos cuyo significado se desconoce. De las cruces
que encontramos penden el alfa y el omega igual que en la de los Ángeles, que se había convertido en símbolo de la
monarquía asturiana, lo cual ratifica el carácter áulico del lugar.
Como ya hemos visto San
Miguel de Lillo se construyó sobre un edificio anterior de la época de
Alfonso II que estaba también bajo la advocación de san Miguel. De él se
conserva tan sólo un tercio de su totalidad correspondiente a la parte de los
pies. La iglesia tenía tres naves separadas por columnas y tres capillas en la
cabecera, cuadradas tanto en el exterior como en el interior. Estaba cubierta
con bóvedas de cañón, unas perpendiculares a otras de tal modo que se iban
contrarrestando los empujes. Sorprende el ingenio de la solución y la gran
capacidad para jugar con los volúmenes que tiene el arquitecto. En los pies
encontramos la tribuna regia a la que se accede a través de una escalera
lateral. En esta zona se han hallado, en mal estado de conservación, restos de
decoración mural. Uno de ellos luce una representación humana cuyo significado
se desconoce: un personaje sentado, sobre fondo rojo, que lleva una túnica
amarilla y en sus manos algo que parece un instrumento musical. No falta la
decoración relivaria presente en las jambas. Estas aparecen divididas en
cuadrados decorados con escenas circenses: un domador con un león y otra más
solemne en la que hay un personaje entronizado rodeado por dos hombres. Ambas
están inspiradas en el díptico de
Aerobindo, realizado en el año 506. Esta iconografía resulta un tanto
extraña dentro del espacio religioso, aunque puede entenderse si recordamos que
el conjunto palaciego tenía un cierto carácter lúdico.
Estos edificios produjeron gran admiración incluso en su
misma época. Alfonso III escribe de los edificios del Naranco lo siguiente:
“Abovedada con varios arcos, construida solamente de cal y piedra; si alguien
quisiera ver un edificio similar a éste, no lo hallaría en España”.
Partiendo de elementos conocidos, se consigue, a través de su
amalgama, un resultado absolutamente original y con ello se sientan las bases
de lo que será el primer estilo internacional: el Románico.
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