martes, 26 de abril de 2016

El Modernismo

El paso arquitectónico del siglo XIX al XX está representado por la arquitectura modernista. Ésta encarna a la perfección las ideas de personajes que, como Morris o Ruskin, pedían una transformación de las artes. La clave de tal regeneración podía estar en la Edad Media y en el regreso a un arte bello y personalizado, alejado de las producciones industriales vulgares, deshumanizadas y poco refinadas. Esto no significó un rechazo ante las aportaciones de los nuevos materiales y técnicas, sino que condicionaron un cambio en los criterios y en la actitud estética.

La arquitectura modernista supuso, además, la liberación estilística. Los arquitectos no desean seguir mirando al pasado y buscar edificios libres de referencias historicistas. En este sentido, se preludia algo que culminará, con grandes esfuerzos, en la arquitectura del siglo XX.

Wagner: Casa de las Mayólicas. Viena


1. ¿QUÉ ES EL MODERNISMO?

Con el término Modernismo se designa un movimiento surgido entre finales del siglo XIX y principios del XX en Europa y en los Estados Unidos, que afectó especialmente a la arquitectura y a las artes decorativas.

Los orígenes y las causas de la aparición de este movimiento se encuentran en la Revolución Industrial, contra la que reaccionaron ardientemente personajes como William Morris _muy vinculado al movimiento prerrafaelita_. Morris creó el Arts and Drafts (Artes y Oficios) puesto que él, dada su adhesión al pensamiento Socialista utópico (recordemos a Saint Simon, a Fourier o a Robert Owen), estaba convencido de la necesidad de un profundo cambio social. El regreso al trabajo artesano era, para él, la mejor manera de combatir la alienación del trabajo capitalista. Los productos que salían de la industria eran feos e impersonales. Estas afirmaciones no suponían que rechazase la máquina, pero sí que se debatiese sobre el enfrentamiento arte-industria.

La consecuencia lógica de la producción artesanal de los objetos y de las obras de arte fue un notable encarecimiento de sus precios, siendo estos inaccesibles para la mayor parte de la población. El Modernismo se convierte, así, en el arte de la burguesía urbana y cosmopolita, lejos del alcance de la mayor parte de las clases populares.

El Modernismo busca la belleza aplicada a todos los órdenes de la vida. Este planteamiento afectó, no sólo a la arquitectura, escultura y pintura, sino que también se realizaron bellísimos diseños de objetos que forman parte de la vida cotidiana como el papel pintado que decoraría las casas, las vajillas, el mobiliario, jarrones, joyas y ropa.

Paul Nicolas: Jarrón. Casa Lis. Salamanca

Se buscaba, como ya se haba hecho en momentos anteriores, el arte total, la unificación de todas las manifestaciones artísticas, y que éstas quedasen englobadas bajo la arquitectura, en la que no se renunció al empleo de los nuevos materiales que la Revolución industrial había aportado. De esta manera, los modernistas, más que un enfrentamiento entre el arte y la industria, lo que perseguían era una alianza entre ambos, una unión que permitiese alcanzar la belleza en todos los ámbitos de la vida. La arquitectura modernista nunca enmascara los elementos estructurales, sino que aparecen al descubierto, como ya se ha hecho y como se seguirá haciendo a lo largo de todo el siglo XX.

El Modernismo reacciona además contra la arquitectura que se va imponiendo como mayoritaria en el siglo XIX, que se caracterizaba por una constante búsqueda de la inspiración en el pasado. Asimismo, se interesa por la naturaleza y sus formas, de las que acentúan el carácter metamórfico y las grandes posibilidades decorativas que estas ofrecen. Determinados animales (libélulas, cisnes, mariposas, etc.) y las flores son los motivos decorativos preferidos por los modernistas.

Gallé: Jarrón. Casa Lis. Salamanca

En la arquitectura modernista cabe destacar la presencia de dos tendencias. Por un lado, surge una arquitectura más expresiva, en la que se prefiere la línea curva y las formas ondulantes (Bélgica y Francia), mientras que existe una segunda vertiente en la que se opta por la línea recta, la simplificación y la geometrización que la aproximan a la arquitectura racionalista, de la que nos ocuparemos más adelante (Gran Bretaña y Austria).

Modernismo es el término que se ha establecido para hablar genéricamente de este movimiento, puesto que es el nombre que recibió en España, pero lo cierto es que adoptó diferentes nombres según el país en el que se manifestara. En Francia se le llamó Art Nouveau, en Bélgica el Velde Stile, en Italia Liberty o Estilo floral, en Gran Bretaña Modern Style, en Alemania Jugendstil y en Austria Sezessionstil.

El Modernismo se difundió, en gran medida, a través de las Exposiciones Universales, en este sentido, una de las más importantes fue la de Turín de 1902. 


2 . MODERNISMO ONDULANTE: FRANCIA Y BÉLGICA

Analizaremos conjuntamente el Modernismo en Francia y en Bélgica, puesto que en ambos casos se produce un predominio de la línea curva y una exaltación de los valores expresivos sobre cualquier otra cosa. Esta manera de interpretar la arquitectura será recuperada por los expresionistas, por Wright y por Le Corbusier en algunas de sus obras.

Victor Horta (1861-1947) es quien mejor encarna el Modernismo en Bélgica. Aunque era de origen belga, realizó sus primeros estudios en París. En 1892 ejecutó la que es su obra más emblemática, la Casa Tassel en Bruselas. Dentro del mismo podemos admirar su bella escalera de hierro visto que decoró con elementos vegetales del mismo material que, con un ritmo ondulante, recorren las superficies. Esta obra se convirtió en el punto de referencia obligado para muchos arquitectos modernistas. Su siguiente obra es la Casa Solvay (1895-1900) y, más tarde, la que es considerada su obra maestra, la Casa del Pueblo (1896-1899), realizada para albergar las oficinas del sindicato socialista y que, desgraciadamente, fue destruida años más tarde. En ella, Horta consiguió algo que buscaron otros muchos arquitectos modernistas, transmitir al exterior la forma y los volúmenes del interior del edificio, poner de manifiesto la estructura del mismo. Modificó el sentido del muro tradicional, no sólo por el empleo masivo del vidrio y el hierro que venían a sustituir a materiales que se habían utilizado de una manera sistemática a lo largo de la Historia de la arquitectura, sino también por las ondulaciones de la fachada, que introducen el dinamismo como pieza clave de este arte. Además, consiguió que este nuevo edificio no fuese discordante en su entorno, realizado muchos años antes.

Victor Horta: Casa del arquitecto. Bruselas

El otro gran arquitecto del Modernismo en Bélgica fue Henri van de Velde (1863-1957) que sobresalió como arquitecto y diseñador. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Amberes y más tarde en París, donde conoció a un buen número de pintores impresionistas y simbolistas y a Gauguin, quien causó gran impacto en él. Siguió fervientemente las teorías de Ruskin y, especialmente, las de William Morris. A diferencia de éste, consideraba que la máquina era una pieza clave en el arte que podía ayudar notablemente a una regeneración del mismo. En 1896 realizó su primera creación arquitectónica: la Casa Bloemenwerf (1896), para la que también diseñó el mobiliario. Dos exposiciones, en París y Dresde, contribuyeron a difundir su fama. En 1898 fundó su propio taller de artes aplicadas.  

Hector Guimard (1867-1927) es el arquitecto más interesante del Art Nouveau francés. En París construyó el Castel Béranger (1897-1898), un complejo de casas de alquiler que recuerdan a las obras de Victor Horta (1902) y las entradas del metro parisino.

Guimard: Boca del metro. París


3. MODERNISMO "RACIONALISTA": GRAN BRETAÑA Y AUSTRIA

Tanto en Gran Bretaña como en Austria, el Modernismo se decanta por el predominio de la línea recta que anuncia la arquitectura racionalista de los años veinte y treinta.

El mejor representante del Modern Style es Charles Rennie Macintosh (1868-1928) quien, contradiciendo la voluntad de su padre, decidió estudiar arquitectura en la Academia de Arte de Glasgow. En 1896 ganó el concurso para la realización del nuevo edificio de la escuela de Arte de esta ciudad. Ejecutó una obra de líneas puras y limpias en la que el predominio de la geometría es total, sin que ello suponga un detrimento de la creatividad. La planta es rectangular y compacta, los materiales autores y simples y los volúmenes netos. Estaba influido por los castillos y las casas solariegas escocesas. Sus diseños de muebles eran conocidos entre los arquitectos europeos del momento como Hoffman y Olbrich. 

En Austria el Modernismo, conocido con el nombre de Sezession, estuvo representado por un nutrido número de arquitectos entre los que sobresale Otto Wagner (1841-1918) quien estudió en Viena y Berlín, pero siempre en ambientes estrictamente académicos. En 1894 llegó a ser profesor de la Academia de Viena, en donde pronunció un discurso de ingreso que reflejaba cuáles eran sus ideas con respecto a la arquitectura: ésta debía ser racional, adecuarse a la función para la que es concebida y, al mismo tiempo, separase de todo lo hecho hasta este momento, romper con la tradición. Era muy amigo de Olbrich, con quien trabajó durante casi cinco años. En 1889 construyó la Casa de las Mayólicas.

Wagner: Casa de las Mayólicas. Viena

Joseph Maria Olbrich (1867-1908) fue un estrecho colaborador de Wagner. Ambos compartían muchas ideas sobre la arquitectura. Estudió en la Academia de Viena y años más tarde ganó el premio de Roma, de donde regresó para trabajar al lado de Wagner. Olbrich realizó en 1897 el edificio de la Sezession. Con él colaboraron un grupo de jóvenes artistas integrado, entre otros, por el pintor Klimt y el arquitecto Hoffman. Se trataba de un edificio de planta cuadrada cubierto por una cúpula calada y dorada hecha de láminas metálicas, un espacio de formas limpias que le granjeó gran fama y a resultas del cual le comenzaron a hacer muchos encargos como el monumento fúnebre de la familia Von Klarwill (1898).

Olbrich: Edificio de la Sezession. Viena

El tercer gran representante de la arquitectura modernista austriaca es Joseph Hoffman (1870-1956). Se formó como discípulo de Wagner. Se le conoce como arquitecto, además de ilustrador y decorador. Como arquitecto demostró gran interés por las formas geométricas y el contraste entre el blanco y el negro. Además de colaborar en la construcción del edificio de la Sezession, realizó el Palacio Stocklet de Bruselas, su obra más conocida. En ella empleó mármoles blancos, ventanas sin molduras, elementos que, en general, pueden ser calificados como de máxima modernidad. El interior está decorado con mosaicos de Klimt del que hablaremos a continuación.


4. GUSTAV KLIMT Y OTROS PINTORES PRÓXIMOS AL MODERNISMO

El pintor Gustav Klimt estuvo a lo largo de su vida bastante vinculado al Modernismo en Austria, no en vano fue el primer presidente de la Sezession y, aunque es bastante difícil pretender etiquetar su obra, es, quizá, está corriente estética a la que más se aproxima.

Gustav Klimt (1862-1918) era hijo de un orfebre y grabador. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Viena y, hasta 1879, participó con su hermano en diversos trabajos de decoración.

Durante cierto tiempo, tras abandonar la pequeña empresa familiar, su obra pictórica fue escasa, hasta que, en 1897, volvió a entrar en contacto con el arte formando, junto a otros artistas de los que ya hemos tenido ocasión de hablar, la Sezession vienesa, de la que fue uno de los miembros más destacados.

Viajó por gran parte de Europa; en Italia, más concretamente en Rávena, aprendió la técnica del mosaico. Uno de sus encargos más importantes es el de los murales para la Universidad de Viena, conjunto en que representó los ciclos decorativos de la Filosofía, la Medicina y la Jurisprudencia y El friso de Beethoven para la exposición de la Sezession de 1902. En este último podemos apreciar las influencias de la obra de Mackintosh.

La cumbre de su estilo es, quizá, la decoración del Palacio Stocklet de Bruselas para la que realizó El árbol de la vida. De 1905 es su obra Las tres edades de la mujer que exhibió en la Exposición de Arte de 1908 junto a El beso en la que emplea materiales muy ricos que cuida con esmero y en la que los elementos decorativos ocupan un lugar preponderante.

Klimt: Las tres edades de la mujer. Galería Nacional. Roma

Klimt: El beso. Österreichische Galerie. Viena

Pintó algunos paisajes que se caracterizan por un fuerte sentido de lo geométrico y retratos de enorme belleza, especialmente los femeninos, de entre los que sobresale el de Judith.

Klimt: Judith I. Österreichische Galerie. Viena

Klimt conocía e intercambiaba experiencias artísticas con otros artistas como Oskar Kokoschka y Egon Schiele (1890-1918). Este último es un pintor bastante próximo a Klimt desde el punto de vista estilístico. En los personajes de sus obras se refleja la angustia y la desesperación, sensaciones capturadas por un vigoroso dibujo. También destacó como paisajista. 



5. EL MODERNISMO ESPAÑOL

5.1. Aspectos y autores del Modernismo español

En nuestro país convivieron las dos tendencias del Modernismo que hemos visto en otros países. Dentro del panorama artístico español de este momento brilla con particular protagonismo la figura de Antoni Gaudí. Cataluña es el lugar en el que el Modernismo alcanzó una mayor fuerza e interés, aunque esto no quiere decir que no aparezcan relevantes ejemplos modernistas en otros lugares.

Lluís Domènech i Montaner (1850-1923) estudió arquitectura en Barcelona. Entre sus primeros trabajos se encuentran, por un lado, una serie de edificios en el ensanche barcelonés y, por otro, la participación en varios concursos. En 1888, con motivo de la Exposición Universal celebrada en Barcelona, hizo el café-restaurante El Castells des Tres Dragons, hoy museo de Zoología. El edificio está dentro de un estilo claramente neogótico pero bastante racionalista y severo, en el que predominan las líneas rectas. En 1905 recibe el encargo de construir la Casa Lleó-Morera y en 1905-1908, la que es considerada su obra maestra: El Palacio de la Música, espacio en el que pretendió reflejar la esencia cultural de Cataluña. Está decorado con elementos vegetales que recuerdan al Modernismo de Horta. Juega con la curva y la contracurva, con las posibilidades expresivas de los nuevos materiales como el hierro y el vidrio, que no se molesta en ocultar. Exalta la riqueza de las tradiciones y de los objetos realizados artesanalmente. Las vidrieras son obra de la firma Rigalt, Granell & Cía., las esculturas de Eusebi Arnau y los bustos interiores de Clavé. Beethoven y un grupo de walkirias pertenecen al escultor Pablo Gargallo. 

Domenech i Montaner: Casa Lleó-Morera. Barcelona

Domenech i Montaner: El Palacio de la Música. Barcelona

Josep María Puig i Cadafalch (1867-1956) era un gran conocedor de la tradición arquitectónica de nuestro país que combinó, en una misma arquitectura, el Románico, el Mudéjar, el Barroco, el Plateresco y el Gótico. No en vano sobresalió como historiador del arte, en calidad de lo cual nos dejó su obra La arquitectura románica en Cataluña, obra que, aún hoy, es considerada referencia fundamental para conocer la arquitectura catalana del citado estilo. Entre sus más importantes obras se encuentra la Casa Amatller (1899), con una fachada extremadamente plana y alejada de la arquitectura de Gaudí, más voluminosa y dinámica.

Puig i Cadafalch: Casa Amatller. Barcelona

Joan Martorell i Montells (1833-1906) y Jujol i Gibert (1879-1949) formaron parte de este brillante grupo de arquitectos modernistas catalanes. Martorell conoció muy bien las ideas de Viollet-le-Duc, lo que le valió ser uno de los grandes representantes del Neogótico en Cataluña. Jujol colaboró estrechamente con Gaudí cuidando con detalle todos los elementos decorativos de sus edificios. Entre su producción destaca la fachada de la Casa Batlló (1907) y las barandillas de la Casa Milá. También intervino en algunos proyectos de restauración como el del Monasterio de Pedralbes.

En Madrid se conserva un bellísimo ejemplo de lo que fue el Modernismo fuera de Cataluña: el Palacio Longoria (actual sede de la Sociedad General de Autores), de José Grases Riera

Grases Riera: Palacio Longoria. Madrid


5.2. Antoni Gaudí

Gaudí (1852-1926) es el más original y, también, el más importante de los arquitectos modernistas de nuestro país. Su creatividad ha rebasado nuestras fronteras convirtiéndolo en uno de los arquitectos españoles más conocidos. Sus primeros estudios los realiza en las Escuelas Pías de San José de Calasanz (Escolapios). Más tarde se marcha a Barcelona desde Reus, su ciudad natal, para estudiar en la escuela de Arquitectura. Desde un primer momento se interesó por las ideas de Ruskin y Morris, impulsor este último de un arte total, objetivo prioritario, también, de la obra gaudíana.

Las primeras obras de Gaudí se desarrollan bajo la influencia del historicismo y de la arquitectura de Viollet-le-Duc, asimismo manifestó una visión muy personal del Mudéjar y del Gótico. Entre sus primeras creaciones sobresalen la Casa Vicens (1883-1888) _mandada hacer por el fabricante de azulejos Manuel Vicens Montaner, en la que se funden las influencias mudéjares y lo oriental, y se comienza a preocupar por dar a cada material el tratamiento oportuno_, y el Capricho de Comillas, (1883-1885, Cantabria), que recuerda a un minarete musulmán. En 1886 comienza a construir el Palacio Güell, en 1889 el Palacio Episcopal de Astorga (León), de clara inspiración neogótica, y el Colegio de las Teresianas _también en Barcelona_, realizado en piedra y ladrillo. En esta obra, las dificultades y la escasez económica se compensan con la creatividad y la originalidad de los arcos parabólicos y la modernización del lenguaje mudéjar. También es neogótica la Casa Botines, en León, encargada en 1892 por una empresa catalana dedicada al comercio de tejidos. En el exterior, se puede admirar una escultura de san Jorge alanceando al dragón, un tema muy medieval y, al mismo tiempo, muy catalán.

Gaudí: Casa Vicens. Barcelona

Tras un largo período, influido por el Neomedievalismo, decide abandonar este camino y comienza a interesarse por las formas orgánicas. Esto sucedería entre los años 1900 y 1917, el periodo más creativo de su carrera. En estos momentos inicia el Parque Güell (1900-1914). Güell fue para Gaudí una especie de mecenas contemporáneo que le hizo un gran número de encargos, entre ellos el de una colonia urbana que nunca se llegó a finalizar. En la entrada al parque empleó colosales columnas pétreas inclinadas que se disponen unas muy próximas de las otras, como si de una moderna sala hipóstila se tratara. Emplea cubiertas de formas bulbosas y originales chimeneas. En este caso persigue la fusión entre la arquitectura y la naturaleza que le inspira. Construyó la Casa Batlló entre 1904 y 1906. Esta obra no es íntegramente suya sino que es la reforma de una casa ya existente en el paseo de Gracia que Enric Batlló, industrial textil y dueño del inmueble, encomendó a Gaudí. Hizo algunas modificaciones en la distribución interior de la misma y recubrió la fachada con trenzados, para lo que contó con la inestimable ayuda de Jujol, con el que colaboró en múltiples ocasiones. En 1906 se enfrentó a la realización de la Casa Milá, también conocida como la Pedrera por los barceloneses, nombre originalmente despectivo que reflejaba que no era muy del agrado del público, aunque hoy sea considerada una de sus obras más geniales. En ella se ensayaron soluciones constructivas de una gran originalidad: se cambiaron los muros de carga por el entramado metálico, elementos ambos que permiten crear una planta libre de formas ondulantes. En la parte superior se situaron chimeneas de formas bulbosas. Igualmente ingeniosa es la iglesia de la colonia Güell, que podría ser tomada como obra perteneciente a la arquitectura expresionista o incluso al Brutalismo por la exaltación del material que Gaudí hace en ella. Las vastas columnas monolíticas, que recuerdan al arte prehistórico, confieren al conjunto un aspecto global de rusticidad. 

La Sagrada Familia fue un encargo de la asociación de devotos de san José después de que, en 1908, Francisco de Paula y Villar decidiese abandonar la obra que, en principio, le había sido encomendada. Hoy está inacabada puesto que Gaudí sólo llegó a construir una pequeña parte de la misma. Las influencias del Gótico son innegables, pero también es muy cierto que ha sido revisada bajo el personal estilo de Gaudí. 

Gaudí: La Sagrada Familia. Barcelona



LA OBRA DE GUIMARD

"El mayor exponente de todos ellos fue Hector Guimard (1867-1942), diseñando las entradas para el sistema de metro de París, así como un gran número de casas destacadas. Su Castel Béranger, acabado en 1898, desarrollaba motivos florales que recordaban a Horta y, de hecho, era posterior a una visita a Bélgica. A pesar de ello, Guimard trabajaba con hierro fundido y también con hierro forjado, a diferencia de Horta: éste había facilitado el material básico para las numerosas entradas de metro y las taquillas que Guimard diseñaría a partir de 1900. Las entradas constituían inspirados trabajos de fantasía, consistentes en una abertura sobre la que pendía el signo metropolitano y a cada lado, unos tubos gigantes acabados en lámparas florales. El contraste que dichos trabajos suponían con la dignidad histórica de los edificios situados enfrente enfurecía a muchos". 

(GARRET, A. Introducción a la arquitectura del siglo XX, 1989)




A FONDO

EL PARQUE GÜELL... BARCELONA
ANTONIO GAUDÍ

El Parque Güell es una de las obras maestras de este genial catalán. En este caso, Gaudí crea una nueva arquitectura que se aparta definitivamente de todo lo que había hecho con anterioridad. Rompe con las referencias historicistas para sumergirse de lleno en un estilo muchísimo más personal y creativo que marcará un hito.

Este jardín fue mandado construir por Eusebi Güell, que desempeñó el papel de mecenas en la vida de Gaudí. Es posible que Güell conociese el concepto de ciudad-jardín durante uno de sus viajes por Inglaterra y trató de que Gaudí lo recrease en el Parque Güell. Esta idea de la ciudad-jardín es muy característica de las ciudades en las que la Revolución industrial había alcanzado un importante desarrollo. En estos casos se planteaba la necesidad de humanizar las ciudades, de revalorizar la vida en el campo. Así, Robert Owen impulsó la idea de crear comunidades en las que se pudiese disfrutar de las ventajas tanto del campo como de la ciudad, comunidades que fuesen autosuficientes pero manteniendo siempre una relación armónica con la naturaleza. En Francia, estas ideas cristalizan en la aparición de jardins ouvriers, mientras que en España el ejemplo más significativo es el Parque Güell.

En el año 1899, el industrial catalán compró unos terrenos en el término de Gràcia y en 1902 adquirió otra finca de 15 hectáreas en la que, con anterioridad, había existido un monasterio medieval. Allí planeó la revalorización de una ciudad-jardín cerrada por un muro perimetral, a la que se podía acceder por una puerta principal y otras tres secundarias. El espacio estaba dividido en sesenta parcelas que albergarían a idéntico número de familias. Finalmente, tan sólo Güell, Gaudí y Martín Trías llegaron a establecerse aquí. En 1925, el ayuntamiento de Barcelona compró el parque para destinarlo a jardín público de la ciudad de Barcelona.

Para la realización del parque se contó con la colaboración de Francesc Berenguer y de Josep Jujol, que trabajaban de manera habitual con Gaudí.

Todo el espacio está rodeado por un muro aparejado con piedra y revestido con cerámica. En él es posible ver medallones en los que se lee "Park Güell", en inglés, por sugerencia de Eusebi Güell. La entrada está flanqueada por dos pabellones diferentes entre sí pero con tratamiento similar, uno para los guardeses y otro para la administración, los teléfonos y la sala de espera. De aquí se pasa a una gran escalinata con doble entrada que se adapta a la irregularidad del terreno y que nos lleva a la sala hipóstila. En el centro de la escalera hay una fuente decorada con fragmentos cerámicos irregulares y de intensos colores culminada por un dragón, pieza clave de la iconografía medieval catalana. 


La sala hipóstila rinde un tributo a Güell, apasionado de la arquitectura clásica que será revisada desde el particular punto de vista gaudíano. Sobre las toscas columnas se sitúa el mirador, limitado por un banco corrido que describe una línea ondulante, "un golpe de látigo" en el que se juega con la curva y la contracurva, recubierto con fragmentos cerámicos que van desde los colores fríos a los cálidos. El color y la integración de la obra arquitectónica en el entorno natural son las preocupaciones esenciales de Gaudí en este conjunto.

En algunas partes del parque es posible percibir, no sólo la ruptura con el pasado que supone la independencia con respecto a la tradición clásica, sino el anuncio de nuevas maneras de entender la arquitectura. La fuerte exaltación matérica nos habla de la proximidad del Brutalismo y la simbiosis perfecta entre naturaleza y arquitectura, la voluntad de no querer alterar las formas caprichosas del entorno natural, sino de conocerlas y respetarlas, nos permite relacionar esta obra con el Organicismo de Wright.





CITAS 

"Observo los movimientos corporales de las montañas, el agua, los árboles y las flores. Todo evoca movimientos similares a los del cuerpo humano, parecidos a las alegrías y las penas en las plantas".
Schiele



GLOSARIO

Louis Comfort Tiffany
Fue un diseñador estadounidense que creó piezas de vidrio, especialmente lámparas y joyas de una gran belleza que han pasado a la Historia del Arte y que, en la actualidad, son muy cotizadas en el mundo de los anticuarios. Están inspiradas en las formas caprichosas de la naturaleza y poseen una extraordinaria creatividad.

Las entradas del metro parisino
Son algunas de las obras que más fama han dado a este arquitecto. De ellas sobresalen las balaustradas y los apoyos de las lámparas, que adquieren formas vegetales y animales muy imaginativas y caprichosas. No fueron diseñadas como simples elementos decorativos, sino que desempeñan un papel estructural. Son muy similares a las que podemos encontrar en la Casa Tassel de Victor Horta.

Mayólica
Es un tipo de cerámica recubierta de un esmalte hecho a base de estaño. Es posible que el término hace referencia a la isla de Mallorca desde donde salían los barcos que iban a Italia con cerámicas realizadas, probablemente, en Valencia. 

Las tres edades de la mujer
En esta obra de Klimt se contrapone la maternidad con la idea de la decrepitud física. Este tema es afrontado por el pintor en otras obras como Esperanza, el desnudo de una mujer gestante.

El beso
Es una de las obras más conocidas y, al mismo tiempo, más bellas de Klimt. El dorado se apodera de los fondos y sobre él, los colores relucen como piedras preciosas. En el centro de la composición un hombre sujeta el rostro de una mujer al tiempo que la besa. Ambos forman un todo de líneas ondulantes, un mosaico de colores, en el que es difícil delimitar el cuerpo de cada uno.

El ensanche de Barcelona
Se lleva a cabo a finales del siglo XIX y es la consecuencia del crecimiento natural de esta ciudad. Su autor fue el ingeniero Ildefons Cerdá. Tras derribarse las antiguas murallas, se amplió la ciudad para lo que se realizaron cuadrículas de manzanas con edificios achaflanados en los ángulos. Se podía construir en dos de los lados de cada manzana, en los otros dos se llevaron a cabo jardines.

Trencadís
Técnica que consiste en emplear fragmentos rotos de cerámica para disponerlos libremente sobre una superficie con la finalidad de obtener efectos decorativos. Se trata de una labor de carácter artesanal a la que frecuentemente recurrió Gaudí.

Casa Milá
La Casa Milá es el tercero, el último y posiblemente el más genial de los edificios de viviendas construidas por Gaudí. Su apariencia insólita no fue del agrado de los barceloneses, que le pusieron el mote despectivo de La Pedrera y dio lugar numerosos a chistes (...)
Cristina y Eduardo Mendoza  

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