Interior de la sacristía de la Cartuja. Granada
1. INTRODUCCIÓN A LA ESPAÑA BARROCA
Ya hemos visto que el Barroco se desarrolló en Europa en medio de un clima de guerras y conflictos religiosos. En España la situación no va a ser más fácil puesto que, en el siglo XVII, confluyen una serie de aspectos que nos permiten hablar de una situación verdaderamente crítica:
- Los últimos Austrias
La figura del rey que gobierna eficazmente desaparece en favor de los validos, nobles amigos del rey que se encargan de garantizar la coordinación entre las instituciones. Los más importantes fueron el duque de Lerma, valido de Felipe III, y el conde-duque de Olivares, de Felipe IV. Los Austrias llamados “menores” (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) coincidieron en su carácter melancólico y un tanto abúlico que les llevó a desentenderse de las cuestiones de gobierno.
- La crisis política y económica
El conde-duque de Olivares se encargó de llevar a cabo importantes reformas de carácter político que ocasionaron múltiples levantamientos y enfrentamientos. La situación económica de España tras el esplendor de los primeros monarcas de la casa de los Austrias era realmente dramática. Se produjo un descenso de la población activa, el pueblo fue castigado por la peste en 1600 y en una segunda ocasión durante el reinado de Felipe IV. Además se produjo una intensa crisis agraria y un agotamiento demográfico especialmente intenso en Castilla. A esta evidente decadencia habría que añadir que el final del siglo XVII y el comienzo del XVIII harían de España un campo de batalla, al morir Carlos II sin descendencia y pugnar todas las potencias europeas por “colocar” un rey en España acorde con sus intereses. Esta guerra, llamada de Sucesión (1700-1714), se resolvería finalmente con el ascenso al poder del Borbón Felipe de Anjou (Felipe V) y, por lo tanto, el final de la dinastía Habsburgo en la Corona española.
- La ciencia. La literatura
La ciencia, al igual que había sucedido durante el siglo XVI, no tuvo un especial desarrollo en nuestro país. En cambio, la literatura gozó de una época de esplendor que se conoce como Siglo de Oro. Ésta representó muy bien la realidad social de la España del momento. Aparecen grandes escritores como Góngora, Quevedo, Calderón de la Barca, Lope de Vega, Tirso de Molina, etc.
José de Churriguera: Retablo mayor de la iglesia de San Esteban. Salamanca
2. ARQUITECTURA BARROCA ESPAÑOLA
2.1. La arquitectura barroca en Madrid durante el siglo XVII
Durante el siglo XVII la orden de los Carmelitas experimentó una gran difusión que hizo que se realizaran muchos conventos e iglesias. Tal es el caso del Convento de la Encarnación de Fray Alberto de la Madre de Dios, financiado con dinero donado por la realeza. Se trata de un edificio de planta de cruz latina, nave única y cúpula en el crucero. La fachada se repetirá incansablemente en la iglesias carmelitas. Ésta tiende a la verticalidad y los únicos elementos decorativos que nos encontramos son dos escudos con el Toisón de oro y un relieve. Está coronada por un frontón triangular.
Fray Alberto de la Madre de Dios: Convento de la Encarnación. Madrid
El arquitecto más representativo de la corte madrileña es, indudablemente, Juan Gómez de Mora (1586-1648). Uno de sus primeros proyectos fue la Clerecía de Salamanca (1617), perteneciente a la Compañía de Jesús, que contó con el apoyo económico de la reina Margarita de Austria. La fachada de la iglesia fue finalizada por Pedro Mato, mientras que la parte inferior pertenece a Gómez de Mora. En su realización se empleó piedra de Villamayor. La planta es típicamente jesuítica: cruz latina cubierta con bóveda de cañón con lunetos y cúpula para la parte del crucero.
En Madrid se desenvolvió la mayor parte del trabajo de Gómez de Mora. La Plaza Mayor, en la que se ubicaba la Casa de Panadería, es una obra suya realizada hacia 1617, que fue modificada posteriormente. Su antecedente más claro es la Plaza Mayor de Valladolid. La Plaza Mayor de Madrid tiene planta rectangular con pórticos de pilastras adinteladas y cinco pisos de balcones. Para su realización hubo que nivelar el terreno. En 1672 sufrió un grave incendio que obligó a reconstruirla. Otra obra de gran interés de este arquitecto en Madrid es la Cárcel de Corte (en la actualidad Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores). En planta podemos apreciar un doble patio y en los ángulos torres que producen una sensación de fortaleza. En el Palacio del Buen Retiro (1637-1638), construido en la mayor parte de ladrillo, colaboró con otra de las grandes figuras de la arquitectura barroca madrileña: Alonso Carbonell, activo entre 1620 y 1660. Debido a sucesivos incendios tan sólo se conserva de ella el Casón del Buen Retiro y una de las alas que hoy alberga el Museo del Ejército. Se cree que el Palacio del Buen Retiro debió de estar muy influido por El Escorial, símbolo por excelencia del rey Felipe II, que encarna un período esplendoroso de nuestra Historia que se pretenderá emular precisamente ahora.
Juan Gómez de Mora: Plaza Mayor. Madrid
Juan Gómez de Mora: Cárcel de Corte. Madrid
A principios del siglo XVII se inicia, en una céntrica zona de Madrid, la construcción de la iglesia de San Isidro (a partir de 1629), perteneciente a la Compañía de Jesús. Las trazas son de Pedro Sánchez (1569-1633), pero la terminará Francisco Bautista (1594-1679) según el modelo jesuítico antes descrito. La fachada de la iglesia sigue los dictámenes de la tratadística de Fray Lorenzo de San Nicolás.
En Alcalá de Henares, Sebastián de la Plaza se ocupa del Convento de las Bernardas, de un enorme interés por los innovadores elementos que utiliza. Es una obra realizada en la segunda mitad del siglo XVII. En primer lugar, la planta longitudinal se sustituye por la central, más concretamente por la elíptica. En la fachada emplea ladrillo y piedra y los elementos decorativos (frontones curvos partidos, hornacinas, óculos, etc.) son más movidos y abundantes y, en este sentido, se hallan más cerca del espíritu barroco que otras obras del mismo momento.
2.2. El Barroco andaluz
El Barroco es uno de los períodos artísticos más esplendorosos dentro del arte andaluz. Un arte que exalta la sensualidad y el colorismo, quizá como fruto de muchos años de presencia islámica y que demuestra que Andalucía posee un concepto de la vida radicalmente diferente al de otros pueblos como Castilla o Galicia. Los materiales son pobres pero la decoración, rica y exuberante, se encargan de enmascarar la pobreza constructiva.
Leonardo de Figueroa (1650-1730), uno de los grandes arquitectos del Barroco andaluz, es el autor del Hospital de los Venerables, que expone de qué manera ha evolucionado el modelo de hospital iniciado en el período de los Reyes Católicos. También es obra de este artista la iglesia del Salavador (a partir de 1696), pero indudablemente lo más interesante de su producción artística es el Palacio de San Telmo (1724-1734), lugar en el que vivían los huérfanos de los marineros que habían muerto en América. La fachada representa el ejemplo más claro de Barroco decorativo ya que toda su superficie está engalanada con todo tipo de elementos que producen una sensación generalizada de abigarramiento. El balcón está sostenido por atlantes. La Fábrica de Tabacos (1726-1757), lo mismo que el Palacio de San Telmo, fue construido en el siglo XVIII y es testimonio de la evolución del Barroco, desde una primera influencia renacentista hasta convertirse en un estilo independiente. La Fábrica de Tabacos de Sevilla fue realizada por Diego Bordick y Sebastian van der Boch.
Leonardo de Figueroa: Palacio de San Telmo. Sevilla
Diego Bordick, Sebastian van der Boch: Antigua Fábrica de Tabacos. Sevilla
En Granada sobresalió Alonso Cano (1601-1667), un hombre verdaderamente polifacético, autor de la fachada de la Catedral de Granada (1667), obra, como ya hemos visto, iniciada durante el siglo XVI. Los grandes vanos estrellados, que son el elemento más sobresaliente de la fachada, caracterizarán también la arquitectura barroca mejicana. Francisco Hurtado Izquierdo (1669-1725) es el autor de la Sacristía de la Cartuja de Granada (1702-1720), un espacio rectangular con una cúpula en el centro por la que penetra la luz, y en el que conviven la escultura, la pintura y la arquitectura en una perfecta y, al mismo tiempo, excesiva, simbiosis. En él encontramos un sinfín de curvas y contracurvas, pilastras, columnas salomónicas y rocalla que configuran una decoración plenamente barroca. Se trata de un espacio muy similar al de la Sacristía del monasterio de Guadalupe, en Cáceres, que está decorada con pinturas de Zurbarán y esculturas de Alonso Cano.
Francisco Hurtado Izquierdo: Sacristía del monasterio de Guadalupe. Cáceres
2.3. Arquitectura barroca en Galicia
Galicia es uno de los puntos de España con más personalidad artística durante el Barroco. Es, además, uno de los lugares de nuestro país que no se vieron afectados por la escasez de piedra. Abundó, sobre todo, el granito, un material duro que presenta grandes dificultades a la hora de ser trabajado, por ello los motivos decorativos no son de formas suaves y ondulantes como sucedía en Andalucía, sino de una gran rigidez y fuertemente geometrizados.
La luz de Galicia es diferente a la de otras regiones, más fría en comparación con la dorada luz que envuelve las construcciones de Levante o Andalucía, y esto se aprecia en su arquitectura.
Una de las obras más significativas del Barroco gallego es la Fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago de Compostela (1738-1747), en la que se respetó el Pórtico de la Gloria contra las disparatadas opiniones que proponían derribarlo. Los autores de esta fachada son Fernando de Casas Novoa (1700-1749) y Domingo Antonio de Andrade (1639-1712).
En ella se logra el fin que se persigue: impactar y capturar la atención del espectador. Las dos torres y la gran altura que se ha conseguido nos invitan a levantar la mirada. En el centro, se recorta contra el cielo, la imagen del apóstol lo que introduce una dosis de color, de modo parecido a lo que se hizo en San Telmo, en Sevilla. Los elementos que la constituyen pretenden, en gran medida, trasladar el esquema de una portada románica al lenguaje barroco.
Entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, Fernández Lechuga realizó la fachada y el claustro de la iglesia de San Martín Pinario. En éste último emplea un friso con triglifos y motopas y columnas pareadas de origen gigante.
Fernández Lechuga: Fachada de San Martín Pinario. Santiago de Compostela
Ya dentro del siglo XVIII, Simón Rodríguez hace la iglesia de Santa Clara, en Santiago de Compostela, en cuya fachada pueden contemplarse volutas, hornacinas y, en definitiva, elementos decorativos muy geometrizados que sobresalen potentemente de la superficie.
Simón Rodríguez: Fachada de la iglesia de Santa Clara. Santiago de Compostela
2.4. El Barroco levantino
Para muchos autores, como es el caso de Kubler, la mayor parte de los edificios realizados en esta área geográfica a finales del siglo XVII y principios del XVIII, entran dentro del Rococó por el excesivo sentido decorativo del que hacen gala.
Una de las primeras obras que se proyectan en la zona levantina es la fachada de la Catedral de Valencia (1703), en la que trabajan Corrado Rudolfo, arquitecto de origen alemán, y Francisco Vergara. En ella se juega con las formas cóncavas y convexas que demuestran que Rudolfo se había formado en Roma y que conocía muy bien la obra de Bernini y Borromini, pero especialmente la de Guarino Guarini y más concretamente aún la iglesia de San Lorenzo de Turín. También se tiene la certeza de que estuvo en Viena y de que el Barroco que allí se desarrolló le interesó e influyó notablemente.
En Valencia se conserva uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura española del siglo XVIII: el Palacio del marqués de Dos Aguas (1740). En su fachada destaca la portada realizada por Ignacio Vergara. En la parte inferior podemos admirar la personificación de los dos ríos de Valencia, el Turia y el Júcar, de anatomías rotundas de influencia miguelangelesca. En la parte superior la Virgen con el Niño en una hornacina es rodeada de otros motivos decorativos realizados por Luis Domingo e Ignacio de Vergara.
Ignacio Vergara: Palacio del marqués de Dos Aguas. Valencia
Jaime Bort (?-1754) es el artífice de la fachada de la Catedral de Murcia, realizada en 1740. En ella la combinación de formas cóncavas y convexas rompe la sensación de frontalidad. Está recubierta por una abundante y refinada decoración.
Jaime Bort: Fachada de la Catedral de Murcia
3. GRANDES ARQUITECTOS DEL SIGLO XVIII: NARCISO TOMÉ, PEDRO DE RIBERA Y LOS HERMANOS CHURRIGUERA
Narciso Tomé (1696-1742) participa de las características del pleno Barroco. Destacó como retratista y decorador. Su obra más representativa es el Transparente de la Catedral de Toledo (1732), que demuestra la importancia que había comenzado a adquirir el culto al Santísimo Sacramento en esta ciudad. En el centro de la girola de una catedral gótica, como es la de Toledo, abrió una ventana por la que penetra un haz de luz. La superficie de ésta se decora con pintura mural y con esculturas de mármol. La introducción de este elemento comportó complicadas intervenciones de carácter arquitectónico. Se quiere que el fiel que se encuentra en este espacio tenga la sensación de estar próximo a la Gloria. Con esta finalidad se sirve de todas las artes para llegar, de algún modo, al arte total. Existe, una vez más, una gran conexión entre el teatro y el resto de las manifestaciones artísticas durante el Barroco.
Narciso Tomé: Transparente de la catedral de Toledo
Pedro de Ribera (1683-1742) es el arquitecto más interesante de Madrid durante la primera mitad del siglo XVIII y uno de los más criticados por los neoclásicos dada su desbordante fantasía arquitectónica. Es autor de diversas obras de ingeniería como el Puente de Toledo, que cruza el río Manzanares, sustentado por arcos de medio punto. En el centro levanta dos templetes de piedra con las imágenes de san Isidro y de santa María de la Cabeza que se recortan dentro de las hornacinas que las enmarcan. La Fuente de la Fama está coronada por un ángel junto a otras figuras que llevan cuernos de la abundancia, todo ello sobre delfines. Su obra más célebre es el Antiguo Hospicio de Madrid que se realizó durante el primer cuarto del siglo XVIII. Está construida con ladrillo, pero la puerta es de piedra. En la fachada se introducen los drapeados y los cortinajes, óculos, frontones partidos, así como las estípites.
Pedro de Ribera: Fuente de la Fama. Madrid
Pedro de Ribera: Antiguo Hospicio hoy Museo Municipal. Madrid
Los hermanos Churriguera: José Benito (1650-1723), Joaquín (1674-1724) y Alberto (1676-1740) constituyen parte de una de las familias más fecundas de la Historia del Arte español. Trabajarán a lo largo de toda nuestra geografía, pero especialmente en el área salmantina. Ellos dan origen a un personal modo de entender la arquitectura que se va a denominar Churriguerismo, caracterizado por los excesos decorativos. El Churrigueresco será duramente criticado por los neoclásicos e injustamente minusvalorado durante largo tiempo. La Plaza Mayor de Salamanca (1728-1735) fue trazada por Alberto Churriguera, mientras que el ayuntamiento (1750) que se encuentra allí es obra de García de Quiñones. José Benito de Churriguera es el artífice del Retablo de la iglesia de San Esteban (Salamanca), uno de los retablos barrocos que mejor representan lo que fue este estilo en España. En él proliferan las columnas salomónicas, que emergen del mismo cubiertas de decoración, los entablamentos sobresalen notablemente y se emplean estípites; se trata de una pequeña arquitectura dentro de la arquitectura en la que destacan la custodia y el cuadro de La lapidación de san Esteban en la parte superior, obra de Claudio Coello.
Alberto Churriguera: Plaza Mayor. Salamanca
4. LOS PALACIOS ESPAÑOLES
Durante la primera mitad del siglo XVIII se construirán en España importantes palacios vinculados directamente a la monarquía de los Borbones. Con este fin vinieron a España muchos artistas extranjeros, especialmente italianos y franceses. Uno de los más sobresalientes es Filippo Juvara (1678-1736), del que ya hemos tenido ocasión de hablar en la arquitectura barroca italiana. Fue llamado a Madrid en 1735, invitado por Felipe V. Él fue quien realizó los proyectos del Palacio Real de Madrid en colaboración con su discípulo Giovanni Battista Sachetti (1759-1829). Fue precisamente éste quien se encargó de finalizar las obras que quedaron inconclusas a la muerte de su maestro. En el palacio de Aranjuez trabajaron Santiago Bonavia (1700-1760) y Francesco Sabatini (1722-1797), éste último discípulo de Vanvitelli, que también intervino en el Palacio del Pardo.
Fachada del Palacio Real de Madrid
El Palacio de la Granja de san Ildefonso, uno de los ejemplos más admirables de la arquitectura palaciega del momento, es fruto del trabajo conjunto de Filippo Juvara y Teodoro Ardemans (1664-1726). Los jardines de este palacio son unos de los más bellos que se conservan en España.
Teodoro Ardemans: Palacio de la Granja. Segovia
EL BARROCO ESPAÑOL
"Sin embargo, los artistas más destacados de este momento gracias a su innovador trabajo, en el sentido del gran aporte ornamental en la profusa utilización de la línea curva, así como en constituirse como los maestros indiscutibles del resto de arquitectos de la época, son los miembros de la familia Churriguera. Activos, tanto en la zona salmantina como en la madrileña, han dejado involuntariamente su apellido como expresión de un estilo propio y caracterizado del barroco español: el churriguerismo, que no se refiere precisamente a la generalidad del barroco, sino a un estilo muy personal dentro del propio barroco. Como consecuencia de su forma de hacer, se acuña así en el siglo XVIII el término churrigueresco, en alusión despectiva al barroco que se da en el primer cuarto de esta centuria y luego referida a la decoración abundante y movida que manejan todos los arquitectos pertenecientes a esta dinastía. Esta idea despectiva en torno al barroco y a su especial denominación de churrigueresco está muy presente en las mentalidades hasta mucho más adelante".
(ANGUITA HERRADOR, R. El arte barroco español, 2005)
A FONDO
FACHADA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
FERNANDO DE CASAS Y NOVOA
Entre los años 1738 y 1750 se acomete la obra de la fachada oeste del edificio más emblemático del Románico español: la Catedral de Santiago de Compostela, magnífico ejemplo de templo de peregrinación del que ya nos hemos ocupado. Entre las propuestas que se barajaron existía una, absolutamente disparatada, que proponía derribar el Pórtico de la Gloria y construir en su lugar una nueva fachada. Esta idea fue totalmente desechada por los arquitectos que finalmente se encargaron de la realización de este proyecto: Fernando Casas y Novoa y, su sucesor, Domingo Antonio de Andrade. La decisión definitiva consistió en superponer una fachada, marcadamente barroca, a la que en origen tenía la catedral románica.
El material constructivo empleado es el granito de un color gris muy particular, abundante en Galicia, y que será empleado en la mayoría de las construcciones barrocas de esa región, lo que condicionó notablemente la ejecución de los motivos decorativos, mucho más geométricos y anquilosados que los que se encuentran en otros edificios barrocos de nuestro país.
La fachada está dividida en dos cuerpos y flanqueada por dos torres campanario, que se ubican allí de forma premeditada, con el fin de rememorar las torres medievales que debió de tener la catedral en el siglo XI, y de las que da buena cuenta el Codex Calixtinus. Los elementos estructurales de la fachada, sin ser ni mucho menos una recreación de la arquitectura románica, tratan de no discordar con el templo al que serán sobrepuestos. De esta manera, el vano de ingreso recuerda a una portada románica: se recurre al arco de medio punto, se delimita un espacio que recuerda a un tímpano y se mantiene el parteluz.
Toda la superficie de la fachada está recubierta de variados elementos decorativos que la aproximan a las obras y al estilo recargado y artificioso de los hermanos Churriguera, las columnas sobresalen potentemente de la fachada generando una sensación de claroscuro, desafiando las normas clásicas y creando un gran dinamismo. Aparecen los motivos heráldicos, las grandes volutas que pierden su flexibilidad por el rigor del material empleado, etc. En el nicho superior se encuentra la imagen del santo bajo cuya advocación se encuentra el templo: Santiago apóstol.
Su silueta se recorta sobre el cielo, introduciéndose de esta manera una nota de color en todo el conjunto, de la misma forma que se hace en la fachada del Hospicio de Madrid, obra de Pedro de Ribera. Otro de los elementos singulares que presenta esta fachada es la peculiar escalera mediante la que se accede al interior del templo, homenaje a otra de las grandes obras de nuestra arquitectura, la Escalera Dorada de Diego de Siloé, de similar estructura, que se encuentra en la Catedral de Burgos.
La obra es de dimensiones colosales, lo que unido a su recargada decoración y al contraste con la desnudez de la plaza, genera en el peregrino que ve finalizado su periplo un sentimiento en el que se entremezclan la sensación de sobrecogimiento con la de alivio al ver finalizado su camino.
GLOSARIO
El Toisón de oro
Desde Carlos I y hasta nuestros días, esta "medalla" que representa a un carnero, es el símbolo de la monarquía española y la máxima distinción que puede otorgarse. El origen se encuentra en la mitología clásica, el Toisón es el vellocino perseguido por Jasón y los argonautas.
La Plaza Mayor
Es uno de los lugares más importantes y, a la vez, más significativos de la ciudad española durante el Barroco. Posee un fuerte sentido popular puesto que era el lugar en que se celebraba el mercado, la fiesta de los toros e, incluso, las representaciones teatrales. En ella se convocaba al pueblo en momentos determinantes.
Atlantes
Son figuras masculinas que sujetan sobre su cabeza un entablamento. Uno de los primeros autores que hacen referencia a ellos es Pausanias.
Fama
Era la mensajera de Júpiter. Aunque existen iconografía muy diversas de este personaje, lo más frecuente es que aparezca con una trompeta predicando la verdad a los cuatro vientos.
Estípite
Se trata de una pilastra en forma de tronco de pirámide invertido que puede servir como soporte o que también puede tener una función meramente decorativa.
El Palacio Real de Madrid
Se asienta sobre un espacio en el que mucho antes existieron otros edificios. Se cree que allí hubo un castro romano, una fortaleza musulmana que los reyes cristianos transformaron según sus necesidades y, por último, el Alcázar que hizo Felipe II y que se destruyó en 1734 a causa de un incendio.
CITAS
"¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son".
La vida es sueño
Calderón de la Barca
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