El siglo XIX se caracterizará por la heterogeneidad en las artes plásticas, y lógicamente, la arquitectura no iba a ser una excepción. En esta se comenzó recurriendo a los ejemplos del pasado para finalizar con una exaltación de los nuevos materiales sin tener en cuenta las referencias historicistas. De esta manera se pondrían las bases para lo que habría de ser la arquitectura del siglo XX. Ésta, por primera vez, dejó de ser la expresión y el instrumento del poder político para atender a las nuevas necesidades de la población surgidas con la Revolución industrial. Además, el hombre del siglo XIX tomó conciencia de que había heredado un importante patrimonio artístico que debía preservar. De esta manera se iniciaron las primeras restauraciones y, por otro lado, la arquitectura descubrió e incorporó a su vocabulario artístico un mundo prácticamente desconocido hasta entonces gracias al colonialismo.
John Nash: Royal Pavillion. Sussex, Brighton
1. ALGUNOS ASPECTOS SOBRE LA ARQUITECTURA DEL SIGLO XIX
La arquitectura neoclásica fue indiscutible protagonista del primer tercio del siglo XIX, pero aún había mucho que construir y muchas ideas que desarrollar. Durante este siglo se van a poner las bases sobre las que habrá de crecer la arquitectura del siglo XX.
En un principio aparecerán los revivas, es decir, la resurrección de estilos ya desaparecidos, como solución adoptada por el arquitecto del momento que se encuentra ante el gran dilema de hallar una forma apropiada a todos los cambios que se habían producido. La mentalidad romántica vuelve los ojos al pasado, pero este caso, el punto de referencia no va a ser el mundo clásico, sino la Edad Media.
Barry y Pugin: Parlamento de Londres
A esto hay que unir los mundos lejanos y exóticos que se conocieron gracias al colonialismo. El reparto de África y Asia por parte de las potencias europeas tuvo, indudablemente, aspectos más que cuestionables, cuando no claramente negativos, aunque sirvió para dar a conocer culturas absolutamente ignoradas hasta entonces. Lo exótico para el hombre romántico representa lo pintoresco, un concepto que se manejará con bastante frecuencia.
Más tarde hará su irrupción la arquitectura de los nuevos materiales, que tiene su primera expresión en Estados Unidos.
La exaltación nacionalista es otro de los motivos por los que el arquitecto del siglo XIX ahonda en el pasado para encontrar el estilo que mejor caracteriza a un pueblo: el modelo nacional. Así es como surgen el Neogótico, el Neorrománico o el Neomudéjar, entre otros muchos estilos. Esto supuso una investigación y una reflexión sobre los mismos, la verdadera valoración de estilos que hasta el momento habían sido prácticamente ignorados y despreciados.
Junto al revival debemos hablar de eclecticismo, consistente en mezclar diferentes períodos artísticos en una misma obra en un intento de fusionar lo mejor o lo más representativo de cada uno de ellos.
Las nuevas necesidades de la sociedad hacen que se construyan nuevos tipos de edificios. Se producirá una reorganización de las ciudades, que atraen hacia sí la mayor parte de la población dado el importante crecimiento que ésta experimentó con la Revolución industrial. Los edificios se adaptan a las nuevas necesidades y costumbres de esta sociedad. Se construyen espacios destinados a albergar las Exposiciones Universales, estaciones de ferrocarril (éste se utiliza en Inglaterra desde 1825), puentes, fábricas, bibliotecas, museos y grandes mercados.
Estación d'Orsay, actualmente convertida en museo. París
La Revolución industrial trajo consigo diferentes elementos que contribuyeron a dar un giro a la arquitectura: uno de ellos fue el descubrimiento de los nuevos materiales. Las principales aportaciones fueron el hierro colado, el vidrio y el cemento armado. Se crean arcos más amplios y los muros tradicionales son sustituidos por el vidrio, lo que permite construir espacios más amplios y claros que se adecuan mejor a la función que debe cumplir un museo o una biblioteca, donde la luz es un elemento esencial.
Las primeras iniciativas sobre la restauración de edificios antiguos es otro de los aspectos que caracterizaron este siglo XIX. Aparecen figuras como Ruskin o Viollet-le-Duc que aportan teorías y criterios de restauración que perviven hasta nuestros días.
2. LOS ARQUITECTOS HISTORICISTAS Y SUS PRINCIPALES OBRAS
El historicismo es la corriente que se desarrolló en Europa durante gran parte del siglo XIX. En ella se tendía a una revalorización de estilos del pasado, especialmente medievales, hasta tal punto que se tomarán como punto de partida en la nueva arquitectura.
Entre los arquitectos historicistas, el estilo que más aceptación tuvo fue el Gótico, especialmente en Inglaterra. El intento por rescatar este estilo se debe fundamentalmente a que los pueblos habían comenzado a sentir la necesidad de buscar sus raíces en el curso de la Historia, de buscar el momento en que se configuran como nación.
John Nash (1752-1835) demostrará su interés, no sólo por la arquitectura gótica, sino también por la india, sobre todo tras la colonización de este país por parte de los ingleses, e incluso la china. Él será uno de los más importantes defensores del concepto de lo pintoresco. En la realización de su ingente obra, disfrutó de la libertad propia de lo pintoresco a la hora de combinar elementos pertenecientes a diferentes estilos. Una de sus obras más importantes es el Royal Pavillion (1815-1823), edificio que puede ser definido como un extraordinario conjunto oriental en el que se funden elementos bizantinos, góticos, chinos e islámicos. Realizó, además, un buen número de edificios públicos en el centro de Londres.
James Wyatt (1747-1813) se formó en Italia. Demostró, al igual que Nash, su fascinación por el arte oriental al construir una réplica de la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla en Londres: el Panteón de Regent Street (hoy destruido). La fama que alcanzó esta obra hizo que recibiese muchos más encargos. Sus obras neogóticas están dotadas de una delicadeza que pocas veces se llegó a alcanzar, este es el caso de la abadía de Fonthill (1795-1807). También intervino en la restauración de algunas catedrales inglesas, lo que le valió el apelativo de "Wyatt el destructor".
Augustus Welby Pugin (1812-1852) era de origen francés pero se trasladó a Inglaterra con su padre, con el que colaboró en la restauración del Castillo de Windsor. Comenzó a trabajar como delineante en el taller de Nash y más tarde se convirtió en un amplio ilustrador de libros de arquitectura gótica, sobre la que escribió un importante número de ensayos. Uno de los grandes obstáculos a los que se enfrentó su arquitectura era la carencia material.
Augustus Welby Pugin: Restauración del Castillo de Windsor. Condado de Berks
Sus magníficos edificios, dotados de una gran creatividad, carecieron de medios para poder materializarse adecuadamente. Trabajó en las Casas del Parlamento junto con sir Charles Barry.
John Ruskin (1819-1900) no llevó a cabo ninguna obra arquitectónica pero, a través de su teoría sobre este campo artístico, aportó grandes ideas a la Arquitectura y, más concretamente, a la restauración de edificios. Su obra Las siete lámparas de la arquitectura (1949), que escribió tras su estancia en Venecia, es una apología de los materiales de buena calidad, de los volúmenes limpios y poderosos y de la belleza como algo que está inspirado en la naturaleza. Ruskin consideraba que el edificio es como un ser humano, que se va deteriorando con el paso del tiempo, y que el hombre no debe intervenir en este proceso como lo hacía Viollet-le-Duc, es decir, falseando la identidad del mismo. Fue uno de los primeros que dio valor a la ruina como materialización de lo pintoresco. No le interesaba demasiado el mundo que había nacido a partir de la Revolución industrial, ya que trató de revalorizar la labor de los hombres como hombres, el trabajo manual frente al mecánico.
Eugène-Emanuel Viollet-le-Duc (1814-1879) se negó a asistir a la Academia de Bellas Artes y prefirió, sin embargo, ir a Italia para estudiar de forma individualizada determinados edifcicios. Era amigo personal de Prosper de Mérimée (autor de la novela de ambiente español Carmen y director de la Comisión de Monumentos Históricos) y del escritor Víctor Hugo. Desde muy pronto se dedicó a la restauración de edificios con unos criterios bien diferentes a los de Ruskin.
Los conocimientos de Viollet-le-Duc sobre la arquitectura gótica eran verdaderamente asombrosos. Se planteaba la arquitectura de este período como algo plenamente racional, con estructuras comparables a las que habían surgido en el siglo XIX gracias a las aportaciones de la Revolución industrial. Todo su saber quedó condensado en una obra titulada El diccionario razonado de la arquitectura (1854-1868). Las restauraciones que llevó a cabo Viollet-le-Duc son reconstrucciones ideales de los edificios, generalmente góticos, que no respetan demasiado las aportaciones o anexiones que se les hayan hecho con el paso del tiempo. Apenas realizó obras de nueva planta, mientras que trabajó en numerosas restauraciones como la de La Magdalena de Vézelay y Notre-Dame de París.
3. LA ARQUITECTURA DE LOS NUEVOS MATERIALES. EL NACIMIENTO DE LAS NUEVAS TIPOLOGÍAS ARQUITECTÓNICAS
La población en el siglo XIX había crecido considerablemente y requería que la arquitectura, mediante el empleo de nuevos materiales, solventara las necesidades que había acarreado la Revolución industrial y el enorme desarrollo de las ciudades. Se crearon estaciones de ferrocarril, mercados, nuevas viviendas, puentes, etc. Este tipo de construcciones arquitectónicas pueden ser consideradas racionalistas, dado que la forma se ha de identificar con la función. Las principales aportaciones materiales de este siglo XIX son el hierro fundido, el vidrio y aparece el cemento armado. Las ventajas que suponía su utilización eran las siguientes:
- Se producían en grandes cantidades y a bajo costo.
- Eran fácilmente transportables en forma de módulos prefabricados. Desde la fábrica iban directamente al lugar de la obra donde tan sólo había que montarlos.
- Son recuperables. Si en algún caso el edificio se desmonta, los elementos se pueden reutilizar.
- Se podían cubrir amplios espacios con menos puntos de apoyo. Esto da lugar a formas más atrevidas y arcos considerablemente más amplios.
Se construyó un buen número de puentes de luces cada vez mayores caracterizados por la simplicidad y la eficacia. Se podía hacer un puente de 200 metros con tan sólo dos puntos de apoyo de escaso grosor. Entre los más importantes se encuentran el de Coalbrookdale en Shronpshire de Farnolls Pritchard y los llevados a cabo por Thomas Telford (1757-1834), arquitecto e ingeniero británico en cuyo haber figuran proyectos como el London Bridge (1801).
Brunel: Puente Clifton sobre el río Avon. Bristol
Otro tipo de construcción frecuentemente repetido es el de los invernaderos, algunos de ellos realmente bellos por la simplicidad de sus formas. En la mayor parte de los casos se rehusa el empleo de elementos decorativos y se exalta la simplicidad de las formas. Tal es el caso del invernadero realizado por Charles Rohault de Fleury en el Jardin des plantes de París, el Palm Stove de Decimus Burton o los del arquitecto británico sir Joseph Paxton. Se trata de esqueletos de metal que se separan del exterior a través de grandes placas de vidrio. Las estaciones de ferrocarril son otro ejemplo frecuente de la arquitectura del momento. De la primera que se hizo, la de Crown Street de Liverpool, no queda nada, aunque debemos suponer que se trataba de una modesta estructura que pudo inspirar modelos más complejos como la de Temple Mids en Bristol, de Brunel, la Estación del Norte de París o la Station de Derby de Robert Stephenson.
El paradigma de utilización de los nuevos materiales con grandes dosis de creatividad es Henri Laboraste (1801-1875). Labrouste ganó el Grand Prix de Roma y estuvo en esta ciudad durante seis años, en los que tuvo tiempo para estudiar la arquitectura romana y proyectar restauraciones, algunas de ellas muy interesantes. Entre 1843 y 1850 trabajó en la Biblioteca de Santa Genoveva de París, pero su obra maestra es la sala de lectura de la Biblioteca Nacional (París), iniciada en 1868 y terminada después de su muerte. En ella, las livianas cúpulas de cristal se alzan sobre arcos y columnas metálicas muy finas que proyectan una sombra mínima. Desde la sala de lectura se pueden ver los depósitos con capacidad para 900.000 volúmenes, a través de una pared de cristal. El resultado es un espacio dilatado y con gran abundancia de luz, elementos ambos indispensables en una biblioteca. La luz es también pieza clave del museo, de tal modo que bajo esta premisa se construyó el Museo de la Ciencia de Oxford (de Deane y Woodward) que, además de incorporar nuevos materiales, puede ser etiquetado como una arquitectura ecléctica en la que conviven elementos que van desde lo islámico a lo gótico. Las esbeltas columnas de hierro sostienen la cubierta de vidrio sobre un enrejado de hierro.
Labrouste: Interior de la Biblioteca de Santa Genoveva. París
Labrouste: Sala de lectura de la Biblioteca Nacional. París
También se levantaron en esta época algunos teatros y óperas entre las que sobresale por su belleza la Ópera de París que realizó Charles Garnier y que se finalizó en 1875. Garnier supo organizar los espacios magistralmente. Uno de los puntos más hermosos del edificio es la escalera, que supera en barroquismo a otros edificios puramente barrocos. La Ópera de París (1861-1875) inspiró la creación de otros edificios como El Casino de Montecarlo (1878).
Garnier: La Ópera. París
4. LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES
Las Exposiciones Universales tenían la finalidad de mostrar periódicamente al mundo los adelantos tecnológicos, industriales e incluso artísticos que se habían producido. Las primeras Exposiciones eran de ámbito nacional y resultaban un mecanismo para proteger la economía de cada país y presentar los productos propios frente a los llegados de fuera. Más tarde, a partir de 1850, se hacen internacionales, de tal modo que entra en juego la comparación entre los productos propios y los llegados de otros lugares del mundo. Para la realización de estas Exposiciones se construyen arquitecturas efímeras, es decir, que duran el tiempo que dura la Exposición y una vez finalizada ésta se desmontan. Esta fugacidad imposibilita la conservación de alguna obra que pudiera ilustrar la concepción arquitectónica del momento.
Paxton: Palacio de Cristal. Londres
Para la Exposición Universal que se celebró en 1851 sir Joseph Paxton (1801-1865), presentó un proyecto que consistía en un palacio de hierro y cristal (Crystal Palace) del que se podían recuperar algunos elementos una vez que la Exposición se clausurase. Éstos eran prefabricados y se montaban directamente sobre el terreno. Era un edificio de 600 m de largo, realizado íntegramente con cristal y hierro, dotado de una gran amplitud y luminosidad gracias a la incorporación de galerías a diversas alturas.
En 1855 se celebra en París otra Exposición Universal promovida por Napoleón III. Para ello se diseña un edificio que tenga unos muros "tradicionales" pero que emplee el hierro y el vidrio en la cubierta. Era el llamado Palacio de la Industria, que se utilizó durante algún tiempo después y que fue definitivamente demolido en 1900. En 1889 se volvió a elegir París como escenario de la Exposición Universal para conmemorar el centenario de la Revolución Francesa. Para esta fecha se construyeron una serie de edificios en el Campo de Marte. El palacio, en forma de U, fue llevado a cabo por Contamin y Dutert. Se cubría con arcos con tres articulaciones que permitían abarcar un espacio vastísimo sin necesidad de recurrir a un apoyo intermedio. Se instalaron dos puentes móviles que fueron derribados en 1910.
Gustave Eiffel (1832-1923) levantó la famosísima Torre Eiffel en pleno centro de la ciudad de París para la Exposición de 1889. Se trata de una estructura de 330 m de altura que, hasta que se construyó el Edificio Chrysler era el edificio más alto del mundo. Está realizada con hierro forjado y colado y no se revistió con ningún otro material. Se sustenta sobre grandes arcos parabólicos y carece de funcionalidad alguna (en la actualidad está coronada por una antena de comunicaciones) por lo que debemos interpretar esta obra como una exaltación de la nueva arquitectura, del progreso y un intento por extraer todas las cualidades estéticas posibles de un material como el hierro. Estamos ante la expresión de una mentalidad claramente progresista.
Eiffel: Torre Eiffel. París
5. LA ESCUELA DE CHICAGO
Se trata de la primera vanguardia americana, surgida hacia 1871 a raíz de la destrucción por un incendio de la ciudad de Chicago. Dentro de su planteamiento estético se cuestionan los métodos de la arquitectura tradicional y se propone incorporar los nuevos materiales de construcción. Chicago, ciudad de poco más de 300.000 habitantes, verá durante los años posteriores a su reconstrucción aumentar vertiginosamente su población gracias al fuerte desarrollo que experimentó su industria. Sobre los restos de la ciudad se comienzan a construir viviendas, edificios comerciales, hoteles y oficinas en los que se ensayaban los nuevos sistemas constructivos. El trazado urbanístico era el de cuadrícula, es decir, el mismo que existía antes del siniestro.
El creador de esta escuela es William Le Baron Jenney (1832-1907). Estudió en París y trabajó como ingeniero durante la guerra civil, decidiéndose en 1868 a abrir un estudio de arquitectura en Chicago. De este estudio salieron los más importantes proyectistas del momento, entre los que destacó Sullivan. Le Baron Jenney aportó una serie de innovaciones técnicas que se van a utilizar durante bastante tiempo y que revolucionan la arquitectura en Estados Unidos. Incorporó a la arquitectura nuevos métodos de cimentación, se comienza a utilizar el cemento armado, los edificios están constituidos por esqueletos de acero que permiten aumentar notablemente la altura y abrir grandes ventanales que preludian la utilización del muro-cortina que tanto empleó Mies van der Rohe, uno de los más grandes arquitectos de nuestro siglo. Otro elemento decisivo que permitió el nacimiento del rascacielos es la aparición del ascensor en 1864, creado por Otis, que en sus orígenes funcionaba a vapor. En 1870 será sustituido por el ascensor hidráulico y en 1887 por el eléctrico.
El edificio más importante de Le Baron Jenney es el Home Insurance Building, en el que se reflejan todas sus aportaciones teóricas al mundo de la arquitectura. El muro está recorrido por una serie de vanos dispuestos de forma reticular. Éste es uno de los aspectos que más va a preocupar a los arquitectos que realicen rascacielos: tratar de romper la monotonía que supone la disposición reticular de los vanos. Para ello varían los ritmos y la dimensión de los mismos incluyendo voladizos, etc.
El edificio más importante de Le Baron Jenney es el Home Insurance Building, en el que se reflejan todas sus aportaciones teóricas al mundo de la arquitectura. El muro está recorrido por una serie de vanos dispuestos de forma reticular. Éste es uno de los aspectos que más va a preocupar a los arquitectos que realicen rascacielos: tratar de romper la monotonía que supone la disposición reticular de los vanos. Para ello varían los ritmos y la dimensión de los mismos incluyendo voladizos, etc.
William Le Baron Jenney: Home Insurance Building. Chicago
Henry Hobson Richardson (1838-1886) estudió arquitectura en París. Luego regresó a su país y ganó una serie de concursos para realizar diversos edificios. A partir de este momento, parece ser que empezó a gozar de consideración como arquitecto creativo. Estaba interesado en diferentes estilos, entre ellos el Románico, que conoció tras viajar por Francia y España, pero valoró sobre todas las cosas en la arquitectura, la funcionalidad. Siempre pretendió que el edificio se adaptase a la función para la que había sido concebido. Su obra más importante es Los almacenes Marshall (Chicago), una obra que impactó a otros muchos arquitectos del momento. Se trata de un edificio de ocho pisos, agrupados en cuatro zonas diferentes mediante arcos de medio punto y para los que emplea el almohadillado rústico.
Louis Henry Sullivan (1856-1924) trabajó durante cierto tiempo con Jenney. Más tarde fue a París y de nuevo regresó a los Estados Unidos para establecerse en Chicago. Allí construyó uno de los edificios más importantes de la ciudad: El auditorio con capacidad para más de 4.000 personas. En él juega con las posibilidades expresivas de los materiales e introduce elementos decorativos que le aproximan al Art Nouveau. A partir de 1890 se dedicará a los rascacielos: Guaranty Building de Buffalo y los Almacenes Carson. Para la Exposición de Chicago de 1893 diseñó el Transportation Building. Uno de sus más ilustres alumnos fue Wright, arquitecto clave en el panorama del siglo XX.
Sullivan: Almacenes Carson. Chicago
REACCIÓN A LA CONSTRUCCIÓN DE LA TORRE EIFFEL
"Nosotros, escritores, pintores, escultores, arquitectos, apasionados amantes de la belleza de París, hasta ahora intacta, protestamos enérgicamente en nombre del gustó francés, con el cual no se ha contado, contra la erección, en pleno corazón de nuestra capital, de la inútil y monstruosa Torre Eiffel, que el público maligno, inspirado a menudo por el sentido común y el espíritu de justicia, ha bautizado ya con el nombre de Torre de Babel. ¿Seguirá asociándose la ciudad de París a la imaginación barroca y mercantil de una construcción (o de un constructor) de máquinas, para ensuciarse irremediablemente y deshonrarse? Porque la Torre Eiffel, que no desearía para sí ni siquiera la comercial América, es la deshonra de París, no lo dudéis. Es necesario para poderse dar cuenta de lo que se nos prepara, figurarse por un instante una torre vertiginosa y ridícula que domine París, como una gigantesca y oscura chimenea de fábrica; todos nuestros monumentos humillados, todas nuestras arquitecturas disminuidas hasta desaparecer en este sueño estupefaciente".
MEISSONNIER y otros. Carta de protesta al comisario de la Exposición de París, 1889)
A FONDO
EL PARLAMENTO DE LONDRES
BARRY Y PUGIN
En el año 1834 se produce el incendio del Palacio de Westminster, lo que plantea la necesidad de construir un nuevo edificio que lo sustituya. Desde un primer momento se especificó que el estilo para llevar a cabo su levantamiento sería el Gótico: una arquitectura que representa a Inglaterra, que es su emblema. Con esta finalidad se convocó un concurso del que salieron elegidos dos arquitectos: Charles Barry y August Welby Pugin. Los dos eran grandes conocedores del Gótico, el estilo que mejor podía definir y caracterizar a este país, especialmente Pugin que era hijo de uno de los arquitectos que más obras neogóticas construyó en Inglaterra: Auguste Charles Pugin, con el que colaboró en la restauración del Castillo de Windsor. Para él la arquitectura gótica era el ideal supremo de la verdad estética y la coherencia constructiva. En Inglaterra la arquitectura gótica, no sólo fue de una excelente calidad, sino que además pervivió durante más tiempo que en el resto de los países de Europa, donde pronto éste fue reemplazado por el Renacimiento. La única parte del primitivo edificio que se conservó tras el devastador incendio fue el Great Hall, que quedó perfectamente integrado dentro del nuevo proyecto concebido por estos dos artistas.
La estructura y la distribución del nuevo edificio fue idea de Barry, mientras que la decoración y los detalles ornamentales correrían a cargo de Pugin quien, en ese sentido, defendió la sobriedad al afirmar que no estaba interesado en los excesos decorativos que pudiesen enmascarar la belleza de las formas góticas. La Revolución industrial trajo consigo grandes aportaciones, no sólo materiales, sino también en la manera de construir: guías móviles, andamios, etc, que se emplearon en esta obra. Además, se analizaron en profundidad algunas construcciones góticas y sus soluciones constructivas para que la fidelidad con este estilo fuese la mayor posible y se garantizase en esta nueva arquitectura la misma perdurabilidad de aquellas.
El Parlamento se extiende sobre una plataforma de hormigón a lo largo de casi 3 hectáreas al borde del río Támesis. Los muros son de ladrillo y piedra, materiales bastante tradicionales que se aliaron con otros más nuevos, como el hierro fundido del que estaban hechas algunas columnas necesarias para sustentar algunas columnas necesarias para sustentar las cubiertas cuando los espacios a cubrir eran demasiado amplios. Las cubiertas también se realizaron con nuevos materiales como el hierro fundido. Esto tenía una intención evidente: aligerar el peso de las mismas, así como hacerlas más resistentes al fuego y evitar, de este modo, que un nuevo incendio pudiese destruir El Parlamento.
La primera impresión que se obtiene cuando uno observa el edificio es la de estar ante una obra de una tremenda horizontalidad que tan sólo se interrumpe por la presencia de las torres. Los elementos se repiten ordenada y rítmicamente, al tiempo que mantienen su fidelidad al estilo Gótico.
Una de las torres más importantes es la de la Victoria que mide algo más de 100 metros. En el medio se erige la torre central que sirve para ventilar el edificio y, por último, la Torre del Reloj o Big Ben, nombre que recibe popularmente. Esta última es la que más profusamente se ha decorado de todas ellas.
En el interior del edificio, además de otras muchas estancias, se encuentran las dos cámaras parlamentarias, la de los Lores y la de los Comunes.
El Parlamento de Pugin y Barry se ha convertido ya en todo un símbolo de la ciudad, con su elegante y digna silueta recortándose entre la niebla londinense a orillas del Támesis. Encarna la perfecta unión entre la función y la forma más representativa de esta función. En este caso, ¿qué mejor estilo que el Gótico, durante cuyos siglos se gestó el Parlamentarismo, para un edificio como las Casas del Parlamento? La Inglaterra victoriana, temerosa por la posible pérdida de su poder, se aferra a uno de los momentos más esplendorosos de su historia.
CITAS
"Si comparamos las obras arquitectónicas de los últimos tres siglos con las medievales, la maravillosa superioridad de las últimas conmueve inevitablemente al observador atento, y la mente es conducida a reflexionar sobre las causas que determinaron este importante cambio".
Pugin
En el pensamiento de Ruskin subyace la teoría de William Morris, creador del Arts and Crafts, que pretendió volver a un trabajo artesanal y dejar a un lado las aportaciones de la Revolución industrial en lo que a materia artística se refiere.
"El estilo adecuado para una iglesia no lo sería para una habitación privada: es el estilo relativo; pero una casa permite ver la huella de una expresión del arte (igual que un templo o un cuartel) independientemente del objeto y perteneciendo al artista o, mejor, al principio que se ha tomado como generador de este estilo.
Violet-le-Duc
GLOSARIO
Pintoresco
En un principio este término se aplicó a un paisaje o edificio que recordará a una pintura del estilo de Claudio de Lorena o de Poussin. Más tarde se precisó su significado y se definió como una cualidad estética entre lo sublime y lo hermoso. En la arquitectura estaba representado por una interesante disposición asimétrica de las formas y gran variedad de texturas.
Hierro fundido
Más tarde será sustituido por el hierro forjado y, finalmente, por el acero. Sir Henry Bessemer inventa un método para producir acero en cantidad de tal manera que se pueda emplear para elementos grandes de la construcción. Antes del acero se empleaba el hierro fundido, también denominado colado, que contiene gran cantidad de carbono y por eso pesa menos. El hierro forjado es hierro dulce trabajado a forma.
Cemento armado
Este material constructivo se consigue tras mezclar cal apagada y arcilla previamente calcinadas en el horno y machacadas. Se refuerza con varillas de hierro, de ahí su denominación de armado.
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